Por Giselle Rumeau |
No confirma ni niega su potencial postulación
presidencial, pero se reúne con dirigentes políticos y sindicales de diferentes
pelajes para analizar la crisis y engordar las especulaciones. Y hasta se da el
gusto de sacarse fotos con algunos de ellos, relajado y vestido a su antojo en
su casa de Cariló.
Desde que las consultoras DAlessio IROL y Berensztein comenzaron a
incluirlo en junio pasado en el Monitor de Humor Social y Político que elaboran
en conjunto, el economista no paró de crecer. Con 49% de imagen positiva
y 35% negativa, arrancó tercero en el ranking de dirigentes con mejor imagen,
detrás de María Eugenia Vidal (57% positiva y 37% negativa) y Elisa Carrió (51%
positiva y 43% negativa). En la última medición de diciembre, ya estaba en la
cima y era el único que registraba un balance positivo de 20 puntos, que surge
del diferencial entre su imagen positiva (52%) y la negativa (32%).
Con su olfato de Lebrel, Eduardo Duhalde fue el primero en fogonear su
postulación cuando estalló la crisis por considerar que el economista es el
único con la experiencia y capacidad suficiente para sacar a la Argentina de
este atolladero.
Ahora es Miguel Ángel Pichetto quien también se ilusiona con que la
figura del ex funcionario de Duhalde, Raúl Alfonsín y Néstor Kirchner logre
superar las viejas antinomias y aglutine al peronismo detrás de su postulación.
Incluso, el senador podría ser el compañero de fórmula que selle el acuerdo,
según una versión echada a rodar el año pasado en base a los buenos números que
arrojaba esa dupla en una encuesta.
Quienes lo conocen bien aseguran que a Lavagna lo complace y lo halaga
esta suerte de renacimiento y valoración de su figura. Ya no piensa que su
tiempo pasó ni en dejarle lugar a las nuevas generaciones, como les decía a sus
hombres de confianza hasta hace pocos meses. Para él, que siempre tuvo
ambiciones presidenciales, llevarse el bronce al final de su carrera política
no sería nada despreciable. Pero no está dispuesto a inmolarse y, sin confirmar
esas aspiraciones, desliza a sus interlocutores las tres condiciones que deben
darse antes de salir a la cancha:
· El economista no quiere aparecer como el candidato del peronismo sino
como la cabeza de una coalición más amplia en la que no esté incluido el
kirchnerismo. Por una cuestión de peso territorial, el espacio propicio sería
Alternativa Federal, integrado por nueve gobernadores peronistas, Sergio Massa
y Pichetto. Pero la idea de Lavagna es que se sumen otras fuerzas como el
socialismo y los radicales desencantados. La reciente reunión en Cariló con el
gobernador de Santa fe, el socialista Miguel Lifschitz, va en esa dirección.
· Pretende también ser el candidato del consenso de un frente político,
sin tener que someterse a la agotadora lucha interna. En este punto, Lavagna no
está dispuesto a competir con Massa en las PASO, con quien integró hasta hace
poco tiempo el Frente Renovador. Con Massa y con nadie.
· Aspira a que la buena imagen que tiene en la opinión pública se traduzca
en intención de votos en las encuestas y espera lograr un piso de al menos 25%
para ser un candidato competitivo, con chances de romper con la polarización
entre Mauricio Macri y Cristina Kirchner.
El último sondeo de Synopsis, la consultora que dirige Lucas Romero,
abrió la puerta a esa posibilidad. "Aparecen indicios claros de que la
polarización pudiera romperse al registrarse por primera vez una mayoría del
electorado que elige la aparición de una nueva alternativa a las dos opciones
dominantes: un triunfo de Cambiemos o un regreso del kirchnerismo",
destaca el informe. Según la encuesta, Macri (29,1%) y Cristina (27,6%)
siguen siendo los dos candidatos con mayor intención de voto. Roberto
Lavagna aparece como el mejor posicionado dentro de Alternativa Federal.
Con un 13,1% casi duplica a Sergio Massa (6,7%) en una eventual primaria del
frente, donde Juan Manuel Urtubey quedaría tercero con 2,8. Así, el espacio
juntaría 22,5% de los votos.
Pero eso no es todo. Según un sondeo de la consultora Oh Panel,
publicado el lunes por El Cronista, el ex ministro sería el único candidato
opositor que le ganaría un ballotage al Presidente.
Pues bien, está claro que la figura de Lavagna creció en los últimos
meses por la caída en la confianza que sufre el Gobierno y la ineficacia del
peronismo para capitalizar ese desgaste. Pero su avance en las encuestas no es
lo único que lo convierte en un candidato atractivo. Los politólogos coinciden
a la hora de destacar sus fortalezas:
·
Candidato transversal: es el único que arrastra votos de varias fuerzas
políticas. Lo votan peronistas, radicales y votantes de Cambiemos que están
decepcionados. Una rareza en tiempos de grietas mundiales.
·
Entiende de economía: fue el ministro que sacó a la Argentina de un
escenario de endeudamiento crucial y de un callejón económico-financiero sin
salida, similar al actual. Tiene un proyecto y un programa propio, con una
visión desarrollista de la economía.
·
Edad para una transición: al peronismo le cierra que el economista que
cumplirá 77 años en marzo sea una suerte de bombero que apague el incendio y se
vaya a su casa. Les daría tiempo así a los caciques peronistas -que en octubre
de 2017 perdieron en las elecciones legislativas locales- a concentrarse en el
armado electoral en sus propios terruños, de cara al 2023.
·
Aprobación del mercado: es el único peronista que hoy inspira confianza
en los mercados, pese a la cercanía y el aval que recibe de algunos dirigentes
políticos y sindicalistas con la imagen por el piso.
Con todo, existe un riesgo que concentra todas las cavilaciones de
Lavagna: que la grieta se lo trague. Estar en el medio en un escenario de tres
tercios, con dos extremos tan pronunciados, como el pronosticado complica las
chances de sobrevivir. Habrá que ver si Lavagna es capaz de romper esa dinámica
de la polarización y generar la anti grieta con un proyecto de unidad nacional.
© 3Días
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