Por José Ángel Di Mauro
Imaginaba dar vuelta el partido en el último minuto. Terminar la semana de la mejor manera, revirtiendo con el peso de esa imagen el traspié que horas antes había sufrido en el Senado. No pudo ser: no hubo foto con Donald Trump, ni diálogo con el presidente norteamericano que prefirió retirarse a descansar antes que concurrir a la gala organizada por grupos conservadores, donde lo esperaban cientos de comensales que habían pagado desde 700 a miles de dólares por estar en el salón principal de Mar-a-Lago.
Obviamente tampoco hubo diálogo con su amigo americano y en consecuencia se quedó sin anuncios como los que habían hecho trascender desde el Gobierno sobre un guiño del líder republicano para los aranceles a nuestras exportaciones.
Se retira enojado junto a la comitiva que lo había acompañado en su viaje relámpago a Estados Unidos una vez que se supo que el presidente norteamericano ya no llegaría. Se llevó, eso sí, el premio “Lion of Liberty Award”, el quinto que le dan en el exterior desde que es presidente. También alcanzó a dar un discurso al que los comensales le prestaron poca atención -aunque igual lo ovacionaron-, y se sacó, sí, cientos de selfies con asistentes que se acercaron a conocer en persona al “fenómeno Milei”. Esas imágenes fueron recopiladas por el publicista Santiago Oría, quien lo acompaña a sol y sombra permanentemente, pero sobre todo en sus giras internacionales, para documentar con cámaras todos los pasos que da el mandatario argentino en una suerte de reality libertario.
Las críticas se dirigieron al canciller Gerardo Werthein, quien dicen que le había “casi garantizado” que podría encontrarse con Trump, quien hasta posiblemente sería quien le entregara su ignoto premio. Habrá que ver cuál es el grado de ese enfado, pero no sorprende en el entorno mileísta, donde siempre hay alguien al que responsabilizar cuando las cosas no salen como se espera.
No se le endilgó en cambio la metida de pata del 2 de abril, cuando Milei llamó “malvinenses” a los habitantes de Malvinas y para muchos sentó precedentes negativos para el reclamo argentino por las islas. Está claro que el breve discurso que dio antes de emprender un nuevo viaje a Estados Unidos (el décimo a ese país desde que es presidente) no pasó por el radar de Cancillería. Grave error, pues en ese mundo un punto o una coma mal puestos pueden causar serias complicaciones.
El presidente es así, dirían desde su entorno, de ahí que no tenga empacho en insultarse con colegas de otros países. Pero en la diplomacia, lo que va vuelve: el vituperado Pedro Sánchez se sumó a los países del Fondo que cuestionan el nuevo préstamo a la Argentina. Históricamente España siempre nos respaldó allí, pero hoy no hay relación entre los gobiernos. Pasa lo mismo con Brasil, hoy también muy crítico en el FMI con Argentina. Hay fuertes reparos también allí de China y Holanda.
El acuerdo se dilata y el mundo se complica, a veces los planetas se alinean para mal.
Ya venía con malhumor el presidente, que horas antes había estallado ante la estrepitosa derrota del Gobierno en la sesión del Senado, donde ambos jueces propuestos por él mismo hace un año para completar la Corte fueron rechazados con amplias mayorías en contra. Al punto tal que con solo 20 votos a favor y 51 negativos Manuel García-Mansilla alcanzó los 2/3… pero en contra.
Por eso es que los rumores que en la previa de esa sesión circulaban respecto de que el catedrático no querría quedarse en la Corte Suprema si no era convalidado por el Senado crecieron de manera exponencial esa misma noche, luego de que más del 70% de los senadores lo rechazara. Pero pasó el viernes y García-Mansilla no presentó su renuncia, a pesar de estar dispuesto a eso. Desde la Casa de Gobierno le pidieron que no lo hiciera. Ya lo había anticipado el jefe de Gabinete cuando dijo que si el único de los dos jueces designados por el Gobierno por decreto que había conseguido asumir era rechazado, podía quedarse en su lugar hasta noviembre.
De por sí, fue el propio Gobierno el que lo presionó para aceptar ser designado por decreto aun cuando él mismo había dicho en la Comisión de Acuerdos que, llegado el caso, no lo haría. De ahí que cada vez se alcen más voces cuestionando el nivel de autonomía que podría corresponderle al exrector de la Universidad Austral, siendo tan permeable a quien lo nombró por decreto.
Así las cosas, cada vez más voces de constitucionalistas alertan sobre la falta de legitimidad de García-Mansilla, planteándose el peligro de que todos los fallos que firme vayan a ser judicializados.
Fue un revés más que contundente para el Gobierno. En rigor, una derrota histórica, si se tiene en cuenta que es la primera vez que el Senado rechaza pliegos de jueces para la Corte. No es que todos terminen siendo convalidados por los senadores, sino que nunca se da que alcancen a rechazarlos en el recinto, porque cuando el Gobierno de turno advierte que no conseguirá los avales, procede a retirar los pliegos.
En el pasado reciente, Cristina Kirchner hizo eso con el pliego de Daniel Reposo, entonces titular de la SIGEN y propuesto para la Procuración General de la Nación, luego de que se conociera que había presentado datos falsos en su currículum, e hiciera agua en la Comisión de Acuerdos.
Cuando su sucesora, Alejandra Gils Carbó, renunció en tiempos de Cambiemos, Mauricio Macri propuso para reemplazarla a Inés Weinberg de Roca, quien nunca fue siquiera interrogada en el Senado. Su pliego terminó siendo retirado.
La tercera no fue la vencida, pues cuando Alberto Fernández propuso a Daniel Rafecas para ese puesto, el kirchnerismo frenó su tratamiento durante cuatro años, y su designación se extinguió sin ser considerada nunca en Acuerdos.
En el caso de los jueces, Cristina Kirchner quiso reemplazar a Eugenio Zaffaroni con Roberto Carlés. La oposición anunció que no le convalidaría ninguna designación en su último año de mandato, de ahí que la Presidenta retiró el pliego, para antes de irse mandar otros dos: Eugenio Carlos Sarrabayrouse, para cubrir la vacante de Zaffaroni, y Domingo Juan Sesín, por la vacante que a fines de 2015 dejaría Carlos Fayt al jubilarse. Fueron designaciones testimoniales que el Senado ignoró y el gobierno siguiente retiró.
Una regla no escrita pero cumplida a rajatabla dice que ningún gobierno debe exponerse en el Congreso a una derrota, de ahí que no se entienda que la Rosada haya hecho oídos sordos a la recomendación de los senadores radicales para retirar los pliegos. En ese caso, al menos García-Mansilla hubiera podido cumplir hasta fin de año su gestión sin mayores objeciones. Insólitamente el Gobierno decidió desoír recomendaciones y sufrió este durísimo revés.
Poco después de concluida la sesión, el presidente tuiteó desde Estados Unidos indignado. Y sin nombrarlos, la emprendió contra Cristina Kirchner y Mauricio Macri, acusándolos de haber pactado “para voltear los dos jueces y ficha limpia en la misma sesión”. En la misma línea había salido al ruedo antes de la sesión el senador Luis Juez, que espera que su amistad con Javier Milei le habilite un nuevo intento para ser gobernador de Córdoba, y renunció recientemente como presidente del bloque Pro. El cordobés, que se cansó durante un año de rechazar a Lijo, le apuntó a Macri hablando del “peligroso camino que empezó a transitar”. En rigor, el expresidente venía cuestionando desde hacía al menos 8 meses esa designación, y lo que hizo el jueves fue ordenarles a sus senadores dar quórum, cosa que Juez, en línea con la Rosada, no hizo.
Las presiones estuvieron cerca de rendir fruto, pues muchos de los que habían prometido dar quórum no estaban sentados en sus bancas cuando el mismo se alcanzó. Y hubo un último intento para suspender la reunión por decreto, que no se firmó.
La guerra declarada entre La Libertad Avanza y el Pro ha entrado en un nivel superior y ya involucra a las primeras líneas. Los funcionarios nacionales ya le apuntan directamente a Macri, a quien el jefe de Gabinete responsabilizó el viernes por la derrota del Gobierno. Nada que el líder del Pro no pudiera esperar, desde que dejó de fustigar solo a Santiago Caputo y la emprendió contra Karina Milei. Al momento de nombrar a “el Jefe”, Macri debió saber que ya no había vuelta atrás.
A propósito del súper asesor Caputo, este miembro del “triángulo de hierro” mantiene su poder creciente en el Gobierno, pero está claro que viene de “capa caída”. Desde el caso $Libra, cuando intervino el reportaje de Jonatan Viale a Milei; pasando por el escándalo con Facundo Manes el 1° de marzo; hasta éste que es el traspié más severo de su gestión, pues fue él quien impulsó ambos nombres para la Corte y operó las designaciones en el Senado.
En cuanto a la relación LLA – Pro, cada vez está más lejos la esperanza de que ambas fuerzas confluyan en las próximas elecciones. Alcanza con atender la sinceridad de Sebastián Pareja, operador principal de Karina Milei en territorio bonaerense, que el jueves pasado descartó un acuerdo con el Pro en la Provincia. “Estamos haciendo un acuerdo dirigente por dirigente”, graficó el armador, que admitió que le quieren ganar al kirchnerismo en la Provincia, pero sin alianzas entre partidos, sino cooptación de quienes acepten sumarse. Sin aclarar si les exigirán a los que se sumen afiliarse, como sucedió con los tres diputados porteños que responden a Patricia Bullrich que se pasaron a LLA a fines de enero. Dicho sea de paso, solo uno de ellos fue sumado a las listas que los libertarios presentarán para la Legislatura el 18 de mayo.
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