Por Félix V. Lonigro
El próximo 10 de diciembre asumirá el presidente constitucional N° 42 de la Argentina, desde que el 5 de marzo de 1854 hizo lo propio el entrerriano Justo José de Urquiza. Si a quienes ejercieron la presidencia en más de una oportunidad los contamos solo una vez (Julio Argentino Roca, Hipólito Yrigoyen, Juan Domingo Perón, Carlos Menem y Cristina Kirchner), Milei será el presidente numero treinta y seis.
Asimismo el presidente electo será el duodécimo mandatario que gobernará en este período de democracia recuperada -de la cual se cumplirán justamente, el 10 de diciembre, cuarenta años-, e iniciará el décimo período presidencial desde 1983.
Por otra parte Milei será el primer presidente de profesión economista y el décimo primero nacido en la Capital Federal, el ámbito territorial en el que más cantidad de primeros mandatarios nacieron (el 30% del total)
La Constitución Nacional prevé que el presidente de la Nación debe prestar juramento en el Congreso, ante las dos Cámaras juntas (lo que se denomina “Asamblea Legislativa”), que también se unen cuando los 1° de marzo de cada año el Presidente hace la apertura de las sesiones ordinarias, o cuando en función de lo dispuesto en la ley de acefalía, la Asamblea Legislativa debe elegir a un primer mandatario por ausencia definitiva de presidente y vice.
El juramento que deben prestar el presidente y el vicepresidente, según sus respectivas creencias religiosas, de “desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo, y de observar y hacer observar fielmente la Constitución de la Nación Argentina”, es el que marca el momento mismo a partir del cual quedan investidos en sus cargos.
Luego sobreviene el acto formal de la colocación de la banda y la entrega del bastón presidencial, que tradicionalmente se desarrolla en la Casa Rosada, siendo el presidente saliente el que hace entrega de los referidos atributos de mando, pero que muchas veces se realiza en el Congreso mismo, inmediatamente después de prestado el juramento de rigor.
Desde la recuperación de la democracia, la ceremonia tradicional, según la cual los presidentes reciben la banda y el bastón en la Casa de Gobierno, se desarrolló cuando asumieron Alfonsín, Menem, De la Rúa y Duhalde. En cambio, recibieron la banda y el bastón en el mismo Congreso, después de jurar, Rodríguez Saa, Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Mauricio Macri (a quien, como recordamos, la presidente saliente se negó mezquinamente a entregarle la banda y el bastón) y Alberto Fernández.
La banda presidencial, el bastón de mando y la marcha de Ituzaingó, constituyen los símbolos del poder de mando que el pueblo delega al presidente a través del sufragio. Tanto la banda como el bastón fueron utilizados por primera vez, en las Provincias Unidas del Río de la Plata, por el Director Supremo Gervasio Antonio Posadas en 1814. Se trataba de una banda con tres franjas (celestes en los costados y blanca en el centro), tal como lo había dispuesto el Rey de España, Carlos III, en 1776, al crear la Real y Distinguida Orden con la que se premiaban servicios a la Corona. De allí nacieron los colores de la escarapela creada por el Primer Triunvirato a pedido de Manuel Belgrano, el 18 de febrero de 1812, y la posterior bandera creada por éste nueve días más tarde.
Cuando en 1816 el Congreso reunido en Tucumán declaró la independencia, confirmó la práctica de la utilización de la banda y el bastón, y a propuesta de quien en ese momento era el director supremo (Juan Martín de Pueyrredón), se le agregó a la banda, en la parte que cruza el pecho, un sol bordado en hilos de oro.
Hasta 1880 cada presidente hizo diseñar la banda de acuerdo a su gusto: Urquiza utilizó una con dos franjas (una celeste y otra blanca); Sarmiento usaba indistintamente una banda con dos y otra con tres franjas, al igual que Avellaneda; y desde la presidencia de Roca todos los presidentes utilizan la banda tradicional de tres franjas. Finalmente, en el año 1944, se definieron formalmente las características que debe tener la banda presidencial.
En cuanto al bastón, también fue utilizado por primera vez por Gervasio Posadas en 1814; y como no hay reglamentación alguna que indique cómo debe ser el mismo, cada presidente tiene el propio, que diseña, a medida, desde 1983, el orfebre Juan Carlos Pallarols. Actualmente el bastón es elaborado con madera de urunday, típica de las provincias de Chaco y Formosa, que se caracteriza por no sufrir los efectos de la corrosión.
Es de esperar que esa misma fortaleza, sea la que tenga el próximo mandatario para superar las enormes dificultades que le esperan a la hora de reconstruir un país devastado por veinte años de populismo.
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