Carlos Melconian
Por Fernando Laborda
Es vox populi entre no pocos dirigentes de Juntos por el Cambio que la confianza depositada por Patricia Bullrich en Carlos Melconian para nominarlo como su ministro de Economía si accede a la presidencia de la Nación no solo reside en sus condiciones de economista, sino también en sus habilidades en materia comunicacional, un campo en el que Javier Milei, guste o disguste su estilo confrontativo, les ha venido sacando ventajas a sus contendientes.
Lo cierto es que Melconian salió a la cancha. Durante los primeros minutos, luego de que Bullrich hiciera sonar el silbato y habilitara su ingreso, el economista de la Fundación Mediterránea no optó por jugar con los tapones de punta. Pero mostró un entusiasmo no exento de experiencia y prudencia, al tiempo que exhibió vocación tanto para marcar en zona a Milei, si fuera necesario, como para soltarse en busca del gol en el arco rival.
Las declaraciones públicas que salieron ayer de boca de Melconian pusieron de manifiesto que, aunque no lo mencione personalmente, su objetivo inicial es contrarrestar algunas ideas del líder de La Libertad Avanza. Cuando fue consultado acerca de si hay que prenderle fuego al Banco Central, como sugiere Milei, recurrió a una explicación tan insólita como didáctica. “Es como cuando vos subís al colectivo y siempre viene lleno. Pensás cómo puedo hacer para que me den el asiento y te cortás una gamba. Entonces subís al colectivo y te dan el asiento porque te falta una gamba. ¡Sos un boludo!”, reflexionó.
“Si el problema es que al Banco Central se lo fuman, lo que hay que impedir es que se lo fumen, no cerrarlo”, señaló, tras puntualizar que si en el mundo hay 180 países que tienen bancos centrales y en ninguno lo cerraron no debería haber motivos para hacer eso en la Argentina.
Fuera de esa definición y de la decisión de avanzar hacia un bimonetarismo en lugar de hacia una dolarización de la economía, el hipotético ministro de Economía de Bullrich se preocupó especialmente por garantizar que su plan es “realista y realizable”, que es “implementable, práctico y no dogmático” y que representa “una luz al final del túnel y no un salto al vacío”.
Se trata de una clara apuesta por llevar previsibilidad frente a las dudas que merecen en distintos sectores empresarios y de la sociedad las drásticas reformas que propone Milei, en cuanto a su aplicabilidad.
¿Se estará convirtiendo “la fuerza del cambio” de la que Bullrich hablaba antes de las PASO en “el cambio posible”? Lo cierto es que el propio Melconian habló de “un plan disruptivo, pero dentro del sistema”, entendiendo por esto la necesidad de “institucionalizar los cambios, no solo dentro de la democracia, sino en un esquema transparente, ético y moral”.
Por un lado, las palabras del economista buscarían contribuir a calmar las aguas dentro de la coalición opositora, tendiendo fundamentalmente un puente hacia dirigentes del radicalismo que no serían tan partidarios de propuestas más afines a la ortodoxia liberal. Por otro lado, apuntarían a situar a Bullrich y su equipo en el centro ideológico del escenario político.
Del mismo modo, marcaron diferencias con la propuesta de Milei. “El punto no es cerrar el Conicet o Aerolíneas Argentinas –explicó Melconian–, sino sacar a los ñoquis, administrarlos bien y no gastar más de lo que entra.” Y advirtió, en una elíptica referencia al líder libertario: “Ojo con los que venden espejitos de colores y chapucería barata para llegar”.
El analista de opinión pública Lucas Romero, director de la consultora Synopsis, sostiene que “Melconian puede explicar el qué, pero al público en general hay que explicarle cómo se va a hacer, y ahí Juntos por el Cambio tiene el activo de la gobernabilidad”. En su opinión, ese es un factor clave, porque una parte del electorado opositor se muestra descreído de la política, no les cree a los políticos tradicionales y piensa que para resolver ese problema hay que oprimir el botón de “reset” del sistema, y ese botón es Milei.
De todas maneras, el desafío para Juntos por el Cambio y su postulante presidencial pasa por el gran activo que exhibe hoy Milei y que no es otro que haber dejado de ser visto como un candidato marginal para transformarse, después de las PASO, en un candidato con serias chances de ganar. El antídoto frente al crecimiento del candidato libertario difícilmente pueda pasar solo por Melconian. Será imprescindible mostrar una coalición unida bajo un nuevo liderazgo político.
© La Nación
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