Por S.R.
Tal vez debió imaginarlo. Esa jugada relámpago el día que debían inscribirse las candidaturas presidenciales y el postulante del oficialismo parecía ser sin dudas Eduardo "Wado" De Pedro, pareció a priori, magistral. Se reunió con Cristina Kirchner, la presionó, amenazó con abandonar el ministerio de Economía y dejar que todo estalle por los aires, si no era el candidato único de Unión por la Patria. Y se quedó con todo. Pero a veces, todo y nada, están demasiado cerca.
Sergio Massa fue entonces el candidato del gobierno, con un permiso precario para competir al subestimado Juan Grabois como exclusiva concesión. Pero esas jugadas que no son fruto de una construcción, en un espacio como el peronismo, donde sobran caciques con poder territorial, suelen tener un costo, a veces altísimo.
Rondar a los gobernadores e intendentes más importantes, definir la participación de espacios de poder que, como La Cámpora o el Movimiento Evita, han adquirido un extraordinario peso interno, es un proceso que debe hacerse y que lleva tiempo, para granjearse un candidato viable en el PJ. Y una jugada relámpago como la del ministro de Economía puede resultar en el momento, como ha quedado demostrado, pero genera luego consecuencias complejas.
"El Frente Renovador en la estructura interna es nada, no tiene peso, sus dirigentes no tienen poder territorial, la apoyatura concreta de Sergio no existe y los demás, están haciendo la suya, hay cero compromiso con la candidatura presidencial", explica un armador peronista de alta vigencia.
Massa, iracundo y solo: guiños peronistas a Milei
Por caso, muchos popes sindicales ya hablan con Javier Milei. No porque les guste o le tengan confianza, pero "¿Por qué le tendríamos menos confianza que a Massa? Si sabemos que es un garca, que va a hacer la de él siempre, bueno nosotros también", dice el secretario de organización de un gremio de los más poderosos.
Por su lado, los gobernadores que desdoblaron elecciones, ya ganaron o ya perdieron, y así como se negaron explícitamente a instrumentar el bono que ordenó Massa la semana pasada, tampoco están moviendo un dedo para la campaña del tigrense en la competencia por la presidencia.
Los que perdieron porque pretenden alguna vez, volver y los que ganaron simplemente porque no van a comprometer el financiamiento de la gestión que tienen por delante por un candidato perdedor con el que nunca cerraron ningún acuerdo, que les fue impuesto y con el que no tienen compromiso.
"La negativa al pago del bono es directamente proporcional a la negativa a militar la candidatura, acá no hay nada de Massa presidente, nuestra gente ya laburó, ya militó al gobernador, ya cobró y ya ganó. No tiene nada por perder ni por ganar, que se arregle este muchacho", dice un funcionario de una provincia peronista, con mandato nuevo por delante.
El peso de los intendentes y el poco respaldo al candidato oficialista
Ese es el panorama de Massa también con los intendentes del conurbano bonaerense. Un poderoso intendente que se tomó un resuello estos últimos dos años, aunque dejando a su alfil al frente del municipio, indoblegablemente peronista, y que ahora trabaja su regreso que parece indefectible, explica: "Nosotros vamos a los barrios, llevamos cosas que la gente necesita y un menú. ¿A vos quién te gusta? Le preguntamos a la gente. ¿Te gusta Bullrich? No hay problema amigo el voto es libre, toma las zapatillas y toma una boleta de Patricia cortadita con la mía atrás en un celofán. Si quiere a Milei igual. Y si quiere a Massa también. Lo que guste", explica su receta para asegurarse el regreso y concluye: "mira si yo me voy a suicidar diciéndole ´te doy las zapas si votás a Massa´ las pelotas, eso me saca votos a mí, que despliegue al Frente Renovador si quiere militancia" dice con sonrisa socarrona.
Además, tanto La Cámpora como el Movimiento Evita están trabajando en el mismo sentido, volcaron todos los cañones a militar a sus candidatos a intendentes y, en el mejor de los casos, a empujar la reelección de Axel Kicillof. Si eso, de rebote, le lleva algún voto a Massa fantástico, sino, da lo mismo.
Massa, como en 2015
De esta manera, el candidato presidencial del oficialismo, que forzó su candidatura con una jugada poco convencional el último día, sin tener los acuerdos previos, padece la carencia de uno de los instrumentos que es la base de construcción histórica del peronismo: los aparatos prebendarios de provincias y municipios, los sindicatos y los movimientos sociales, de todo eso, Massa no tiene nada.
"Si vos te fijas, Massa sacó lo mismo que en la elección de 2015 cuando fue candidato por la suya, es su techo, no pasa de ahí. Lo que le agregó al peronismo fue Grabois, ese voto militante, ideológico fuerte, que difícilmente repita y que, según vimos, puede dividirse en tres: un tercio a Sergio, otro a Milei y otro a (Myriam) Bregman", explica en el Instituto Patria, una analista profesional en escenarios electorales.
No estamos en condiciones de analizar la parte prospectiva de su razonamiento, pero es totalmente cierto que Massa repitió su elección de 2015 donde sacó un 21% en la general, parece ser su techo electoral personal hasta aquí, y si solo heredase un tercio del voto a Grabois, no tiene en su expectativa, superar el 23% de los sufragios en octubre.
Sumado a todo eso, tenemos por delante dos índices inflacionarios de dos dígitos, y varios reacomodamientos del precio del dólar, antes de la general, lo que dañaría mucho más cualquier posibilidad.
Todo esto traza un escenario electoral en el que todo depende de Milei. Si consigue (aunque parezca una demasía) llegar al 40% de los votos, podría ganar en primera vuelta, aunque eso requeriría que Patricia Bullrich que obtuvo en la suma de Juntos por el Cambio, más de 28%, no sume casi nada en esta etapa y está visto, los 34 puntos de Mauricio Macri en 2015 y los 40 del mismo ex presidente en 2019, hacen suponer que la segunda vuelta es indefectible. Pero con o sin ballotage, la batalla por la Presidencia parece estar ahí, con Massa como un espectador, viendo solito y solo, tanto el espectáculo político, como la sepultura de su carrera política.
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