Por Renato Salas Peña (*)
Siendo sincero y autobiográfico, decidí entrar en cuarentena social-callejera hace ya más de 4 o 5 años (salvo salidas de emergencia social). A esto, sumen que hace dos años trabajo en una Universidad en la modalidad virtual, que resume mis días a estar en algún lugar de mi departamentito conectado a mi laptop o móvil. Ante mi confesión, como podrán dilucidar, la cuarentena, aislamiento social, toque de queda y cualquier otro epíteto que vaya sumándose en la ruta no me ha afectado del todo, ya venía preparado para este pre apocalipsis social, para esta pandemia siglo XXI que intenta tumbar, o tal vez, solo cachetear nuestra estupidez humana.
Ya nos acercamos al medio millón de personas contagiadas en el mundo y a casi 20000 muertos que terminan en cremación envueltos en la soledad del dolor; sin embargo, aun seguimos sacándole la vuelta a las normas, evadiendo los consejos que pueden, de cierta manera, disminuir la posibilidad de más contagios, pero, ya había hablado de la estupidez humana, cierto. Y aunque no lo crean, me envuelvo de optimismo, sé que saldremos de esta: pestes antoninas, justinianas, viruelas japonesas, pestes negras, cóleras, gripes españolas, gripes rusas, fiebres amarillas, fiebres asiáticas, sida, ébola, gripe porcina, dengue, y, aun nos mantenemos tercos aquí, tratando de ser un poquito felices.
Entonces, la pregunta es, cómo continuamos, cómo desde este encierro podemos seguir generando nuestros tercermundistas sueldos, nuestras monedas que se ganan día a día para gastarse ese día, cuánta población es capaz de quedarse en casa “sin salir” y poder sobrevivir, los subsidios de los gobiernos de turno (aquí en Perú es de 108 dólares para las familias vulnerables) llegarán a todos?, y cuántas veces podrá ser repartido; es cierto que el futuro no sabe tan bien, que a diario miramos alarmados esa curva estadística, y sin saber estadística, entendemos que las cosas no andan bien, que todavía estamos perdiendo, que este virus se está coronando vencedor.
Mi enclenque optimismo me lleva a plantear diferentes escenarios, en el fondo soy un trágico de la escuela esquiliana: habrá muertes, muchas muertes ya que hay varias venganzas por cobrar pero al final nos sentaremos reconciliados con nosotros mismos, con la humanidad; eso es lo que quiero creer, a eso es lo que debemos apuntar, a una reconciliación generalizada: uno mismo, familia, sociedad, patria, continente, mundo, animales, naturaleza. Y mientras tanto, ver las opciones, las posibilidades que se tienen en este mundo de banda ancha, en este nuevo e learning que se nos impone, en esta nueva manera de aprendernos todos, este homeschooling obligatorio u obligado al que estamos a punto de entrar.
Lo que viene sucediendo en el mundo ha obligado a los ministerios de educación a plantear soluciones, tal vez, algo apresuradas, pero entendibles en situaciones de emergencia como la que atravesamos. En esencia se resumen al uso de la internet para facilitar el aprendizaje de los jóvenes (me refiero a escuelas y universidades), pero entendamos algo, tan solo el 20 % de instituciones educativas estaba preparada, a cabalidad, para esta nueva manera de educar, y el 80 % improvisará sobre la marcha, adecuará sus plataformas inexistentes a los cursos, los docentes (por más capacitaciones en la que estuvo) se enfrentará por primera vez a este tipo de dictado, y también sus alumnos, en Perú, de cada 10 familias solo 6 son las que cuentan con una computadora y ni hablar de la calidad del internet. Pero, revisemos las propuestas de esta nueva manera de aprender en tiempos de coronavirus.
Hace unos días salió el ministro de Educación de nuestro país a dar el anuncio que desde este fin de semana se aplicará la estrategia denominada “Aprendo en casa” una iniciativa que apunta a combinar todos los medios digitales existentes: televisión, radio, internet, etc e incluso dirigido en 10 lenguas originarias de nuestra patria y la de señas. De verdad, estamos preparados para esta propuesta tan ambiciosa? No sería mejor, tal vez, esperar la primera semana de abril o tal vez la segunda, para un retorno a las aulas, no digo con esto que no se planee o haga nada, solo que los apuros innecesarios generan errores, fallas, que de por sí, nuestro sistema educativo las tiene.
Soy testigo en línea como algunos colegios entienden la educación virtual y colman barrocamente a sus estudiantes de tareas, proyectos, ensayos, lecturas, temas que a juicio o encuesta previa jamás habrían avanzado en el aula real acompañados por ese omnisciente docente que desde su encierro intenta justificar el sueldo que recibirá a fin de mes o tal vez esas dictatoriales direcciones que en su alucinada ignorancia alucinan que un cuaderno lleno y un docente embutido de correcciones y papeleos es el parangón más eficaz para asegurar el éxito estudiantil, o peor aun, el padre de familia que hoy entiende, o quizás no, que la convivencia con su hijo es más difícil de lo que creía teniéndolo en casa esas casi 8 horas que eran destinadas a la escuela.
Una educación 100 % virtual en nuestro país (y en los demás países) es, simplemente, una utopía, una locura de amantes adolescentes que creen que con solo su amor todo es posible, y disculpen la franqueza, pero no es así: en nuestra patria esa virtualidad fracasaría, qué tal si vamos planeando una modalidad blended (presencial y virtual) que esa virtualidad ocupe los vacíos generados por la pandemia y complemente las dudas que se generen en el aula física. Además, el material es inexistente (o me equivoco) un aula virtual no significa subir el libro en formato PDF y hacer unas PPT de esos conceptos, preparen desde hoy esa Plataforma virtual que complemente el trabajo en aula, no solo lo trasladen.
En estos días donde la humanidad mira preocupada por el mañana, en estos días donde nos encerramos temerosos y tan humanos, en estos días en los que de verdad empezamos a extrañarnos; es en estos días donde debemos entender que seguimos aprendiendo, que este preocuparte por los demás, que ver horrorizados como sube la cifra de contagios y muertes, que aprendes a convivir con tu propia familia: ese es nuestro verdadero aprendizaje, el otro, estoy seguro, va a llegar, presencial o virtual, pero va a llegar.
(Ciudad de Palomino, día 10 de encierro por el coronavirus)
(*) Lima-Perú 1971 - Docente universitario, Licenciado en Educación con especialidad en Lengua y Literatura, asimismo llevó una Maestría en Docencia a Nivel Superior y Gestión Educativa y actualmente un Doctorado en Humanidades.
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