Por Analía Argento
Alberto Fernández se bajó de un acto en Ituzaingó y Axel Kicillof suspendió otro con 36 intendentes que estaba organizado en el Salón Dorado de la Casa de Gobierno. Los convenios bonaerenses se firmaron pero no hubo transmisión oficial después del paro y la furia de los choferes de colectivo del Conurbano contra Sergio Berni por el asesinato de Daniel Barrientos en en La Matanza.
La contundencia de las imágenes de la agresión contra Berni -y de un policía de la Ciudad golpeando fuertemente con su escudo a un manifestante- tuvieron un alto impacto político en el Frente de Todos. Sorprendió la violencia, pero no que el ministro de Seguridad volviera a ser protagonista de un escándalo. El malestar fue compartido tanto a nivel nacional como en la provincia de Buenos Aires y hasta el jefe de gabinete Agustín Rossi se comunicó con Kicillof para analizar la situación.
Otra vez, como en distintos episodios de inseguridad, como en la represión de la Bonaerense en el Estadio Único de La Plata o el alzamiento de policías que intimidaron al Presidente al rodear la quinta de Olivos un par de años atrás, en la gobernación tuvieron que respaldarlo. El mismo Berni se auto-ratificó en el cargo al retirarse del hospital Churruca donde lo atendieron por los golpes en la cabeza. "¿Por qué tengo que renunciar?", volvió a preguntar y habló de "infiltrados".
Aunque el asesinado del colectivero ocurrió en Virrey del Pino terminó impactando en la Casa Rosada. En cambio pareció tener menos costo mediático la intervención de la Ciudad. De hecho desde la gestión de Horacio Rodríguez Larreta hubo quejas contra Berni a quien se cuestionó por meterse en la protesta de los trabajadores sin avisar y en territorio gobernado por Juntos por el Cambio. También se quejó Aníbal Fernández en un nuevo cruce con Berni. La interna política agravó el ya conmocionante asesinato de un trabajador que estaba a punto de jubilarse.
En distintos despachos apuntaban ayer que Berni subestimó el malestar por el crimen. Pero él deslindó responsabilidades con el argumento de que hubo "algo raro". Su sospecha es que no se trató de un simple hecho de inseguridad o de un asalto más. Con ánimo de poner el cuerpo, fiel a un estilo que defendió, apareció en el corte de General Paz y Ruta 3. O no midió la indignación de los compañeros de trabajo del chofer asesinado o confió demasiado en que alcanzaría su presencia para calmar los ánimos. En distintos despachos oficiales volvieron a señalarlo como un funcionario ‘indomable' (recuérdense sus duras declaraciones contra el propio Presidente al que comparó con ‘un tío borracho') y le apuntaron el daño que propinan a todo el Gobierno las fuertes imágenes de su cara con sangre, señal de la furia y malestar social.
Cruce entre Berni y Fernández
"Mentir es muy, muy malo", respondió al ministro Aníbal Fernández y volvió a acusarlo de no coordinar el envío de gendarmes al Conurbano. "Nadie de la Provincia me pidió nunca un gendarme", había señalado el ministro nacional. Berni aseguró que él mismo se lo pidió al Presidente. Aníbal Fernández habló por un tuit: "Los enviados del ministro Berni, porque el ministro jamás apareció, jamás solicitaron ni 1 solo efectivo", aclaró y compartió un artículo sobre el tema.
Si algo le faltaba al Gobierno -nacional y provincial- era un hecho de tamaña violencia que se sume a la inflación y las recientes cifras de pobreza. En ese contexto el nuevo cruce de ambos ministros en un tema tan sensible y con una víctima fatal vuelve a evidenciar la falta de conducción política.
En La Plata trataron de acotar el daño político causado, justo en medio de un plan de reelección con una estrategia meticulosamente armada para mostrar dinamismo y gestión. Por eso el propio Axel Kicillof se puso al frente de la crisis sin mostrarse públicamente y convocó a una reunión a Berni, al ministro de Transporte Jorge D' Onofrio y al titular de la UTA, Roberto Fernández. Apenas sucedida la agresión el titular de Transporte, el massista D' Onofrio, intentó quedar al frente de la comunicación hasta que Berni se cruzó con su par nacional.
D'Onofrio -que ya venía hablando con la UTA por este tema- tomó la voz cantante para hacer corresponsables a las empresas del área por la falta de medidas preventivas. Primero se solidarizó con la familia del hombre asesinado y luego anunció que por pedido del gobernador se conformó una comisión de seguimiento entre Buenos Aires y el gremio para que las empresas de transporte terminen de poner cámaras en los colectivos. También prometió que pronto estará listo un centro de monitoreo y recordó que su ministerio ya había intimado a las cámaras de transporte después de haberles otorgado subsidios por $ 2500 millones. Las cámaras todavía no se pusieron. "No es ninguna excusa", aclaró y asumió la responsabilidad de trabajar para llevar soluciones.
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