Por Carlos Ares (*) |
Visto que llegamos al final de otro año sufrido con la felicidad póstuma de llenar una y otra vez de alegría la Copa del Mundo, sin desconocer la malaria, el maltrato, el saqueo al que nos someten, ante el reclamo, según las encuestas, de una mayoría importante de ciudadanos en estado terminal, dispuestos a liberarse de ladrones, verseros, eslóganes vencidos, consignas repetidas por fanáticos ciegos a la evidencia, a los crímenes, al tendal de muertos, excluidos, humillados, muertos en vida, a la furia, las broncas pendientes por varias causas de delitos de corrupción todavía impunes,
Considerando que el peso del pasado en el cerebro impide abrir la cabeza, pensar, mirar con los propios ojos, ver con más claridad los cambios de contenido, formas, estilos, ideas, de época en definitiva que produce el big-bang tecnológico a la velocidad de la luz, un intercambio inédito de información, imágenes, modas, arte, música, culturas, recurro por ello al derecho humano natural, exijo los mejores deseos que me corresponden, para mí y para todos, al momento de brindar.
Por tales motivos, además de rogar que la Justicia siga dando señales de reparación, acelerando todos los juicios pendientes, condenando o absolviendo a cualquiera que le toque rendir cuentas, abrazado a mis seres queridos, soplando los nubarrones de la miseria que se avecina, en uso parcial de mis facultades mentales alteradas a esta hora de la noche, decreto, sin ningún dato objetivo para ser optimista, que a pesar de todo vienen tiempos mejores.
Anótese la fecha, mes, día, hora, para constatar el año próximo cuántos meses demoramos todavía en dejar de lado la resignación antes de pasar a la acción, a ganarnos la vida sin más fuerzas reunidas que las de la voluntad, la esperanza, las ganas de que algo cambie alguna vez. Dese el texto a lectura de quien quiera opinar en los foros, o chats de las redes sociales, con la intención de añadir observaciones interesantes, comentarios serios, satíricos, resentidos, malvados, insultantes, cínicos, graciosos, vulgares, o pedorros.
Servime otra, que falta la parte protocolar. Ahí va. Comuníquese a quien quiera compartir este poquito de ilusión bien frappe, Mbappé, con la misma Copa a la distancia, publíquese en el espacio de opinar con toda la libertad que sólo concede este periódico, y archívese hasta el final del 2023 para comprobar si el pronóstico se dio, o no. Por último, realícese una lectura final de corrido del decreto en tono portavoz de gobierno, casi sin respirar, como un modo de darle a quien firma la autoridad ejecutiva, la certeza de que se hará lo que dice.
Ahora viene la más jodida. ¿Cómo cumplir, no ya con las altas metas íntimas que uno se propone sin obligación con nadie, sin más juez que la propia conciencia, sino con las mínimas promesas que se hacen en días así? De movida hay que olvidar todas las que se recuerdan del año pasado para estas mismas fechas. En especial las que, por motivos varios, falta de guita, de recursos, de estímulos, se fueron dejando de lado.
Desde las de menor importancia, como ir al dentista, bajar de peso, ser vegetariano, hacer una dieta sana, largar el faso, aprender un idioma, o lo que sea, hasta las que se presentían casi imposibles: renunciar, cambiar de laburo, conseguir uno mejor, separarse, inventar una aplicación, un currito tecnológico para cobrar en dólares, sumar seguidores, ser un boludo influencer de otros boludos, comprar una casa rodante, viajar a dedo, de mochilero, cruzar la cordillera a lomo de mula, vender lo que queda, iniciar un emprendimiento, poner un chiringuito en una playa, irse a ver qué hay, qué pasa en otra ciudad, pueblo, país.
Resuelto el conflicto con el reproche, la demanda interna, la culpa por lo que pudo haber sido y no fue, la Playlist se reorganiza sacando los temas viejos, que ya no dan ni para lamento. A cambio, se agregan nuevos, de moda, que entusiasman, tipo recorrer el camino del Inca, probar ayahuasca, estudiar para bartender, hacer natación, un curso de filosofía, o de jardinería, el que salga más barato. Imposibles también, pero que renuevan el ánimo. Como para seguir ahí, participando.
Hágase cumplir.
(*) Periodista
© Perfil.com
0 comments :
Publicar un comentario