Por Malú Kikuchi
Argentina, Patria desdichada, allá en sus comienzos fue gobernada por dos triunviratos. El 1º duró desde el 23/9/1811 hasta el 8/10/1812, compuesto por Juan José Paso, Feliciano Chiclana y Manuel de Sarratea. El 2º gobernó desde el 8/10/1812 hasta el 20/2/1813, con Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte.
Tuvieron una ventaja, duraron poco tiempo. Y a partir del 10/12/2019 Argentina soporta un 3º triunvirato no explícito, pero real. El ganador de las elecciones fue el FdT compuesto por Alberto Fernández “el moderado”, Cristina Fernández de Unidad Ciudadana y Sergio Massa del Partido Renovador. Todos peronistas.
El presidente Alberto F. se ha convertido en un decorativo jarrón chino de imitación, Cristina F. es la que realmente ejerce el poder, aprueba o veta y sólo se interesa por sus problemas judiciales, que son graves y muchos. Sergio Massa desde economía, algo que desconoce ya que es abogado, hace lo que puede y puede poco.
El problema es que este triunvirato debe durar los 4 años establecidos por la Constitución Nacional. Y chapoteando en la pobreza del 36%, tapados por la inflación cercana al 100% anual, con 6 chicos de cada 10 (hasta los 14 años) con hambre, sin importaciones y maltratando las exportaciones, sin reservas en el BCRA, todo es casi imposible.
Hay astrofísicos que sostienen la teoría del Big Bang. Dicen que un punto ínfimo concentraba toda la materia y en un momento dado, explotó. Al explotar la materia comenzó a expandirse y enfriarse; al enfriarse (lo sigue haciendo) surgió el caos y del caos nació el universo. Dicen. De ser así todavía hay esperanzas para Argentina.
Por el momento el país está sumido en el caos, la anomia, la confusión, el desorden, el descalabro, el desquicio. Está en pleno caos del que surgirá una nación en serio, si es que los ciudadanos deciden dejar de ser habitantes y ejercer sus derechos. Recordando al General Julio Argentino Roca, un país con “Paz y administración”.
Puede que detrás del caos presente, en la disparatada toma de colegios (el pretexto de las viandas es para darle el negocio a Juan Grabois y sus Cooperativas sin agrotóxicos), estén militantes de la Cámpora. Y padres y funcionarios de la educación militantes y/o permisivos. La toma es un delito que no se puede ni se debe permitir.
Puede que la huelga de los trabajadores del caucho, tema que tiene 5 meses sin resolver, donde al jefe del gremio (sólo 5.000 afiliados), Alejandro Crespo, no se entiende qué pretende. Lo único claro es que 2 de las 3 empresas de neumáticos, 2 se irían del país. Mucha gente se quedaría sin trabajo y no se podría exportar autos.
Puede que Eduardo Beligoni, hombre del Partido Obrero, dueño de la Avenida 9 de Julio, con sus uniformes, costosas, nuevas y perfectas tiendas de campaña, acampe una vez más en la Avenida de todos los argentinos. Piden lo que saben que no van a conseguir. Pero contribuyen al caos generalizado. Una ciudad inviable.
Puede que, en el sur, en el Parque Nacional Nahuel Huapi, en Villa Mascardi, los terroristas que disfrazados de mapuches aterrorizan a los residentes, incendian, hacen huir a los gendarmes, estén militarizados y armados con armas de fuego. Puede que aconsejados por Perdía, Vaca Narvaja, Urien y amparados por el Estado Nacional.
CFK repite que “todo tiene que ver con todo”. Tiene razón. Desde que el fiscal federal Diego Luciani pidió 12 años de prisión para la “Jefa”, Hebe de Bonafini habló de organizar una pueblada. El senador Mayans, jefe del bloque K en el senado dijo: “Si quieren paz social terminen con el juicio de Vialidad”. Y la Cámpora canta, “Si la tocan a Cristina que quilombo* se va a armar”.
Así está la Argentina, en pleno “quilombo”, esperando lo imposible, que el Presidente presida, que la vice no piense sólo en ella y sus hijos, que Massa pueda hacer algo más que emparchar, zurcir y remendar la economía. Que todavía soñar no paga impuestos.
*Quilombo, en Sudamérica: Lío, barullo, gresca, desorden
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