Las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro son llevadas de regreso a la Catedral
tras la renovación del Pacto de Fidelidad. (Foto/Agensur.info)
Salta - “En nuestra querida Argentina se profundiza un enfrentamiento peligroso que, suavizado bajo la palabra grieta, sólo alimenta los odios y rivalidades mientras esconde una lucha despiadada por conservar o alcanzar el poder”, dijo el arzobispo de Salta, Mario Cargnello,, en su mensaje por el Pacto de Fidelidad al Señor y la Virgen del Milagro.
La festividad religiosa, que se reinició luego de dos años de pandemia, reunió a unas 680 mil personas de distintos puntos del país y del extranjero, según informó la Policía de la Provincia que dispuso de 5.000 efectivos de esa fuerza para la seguridad en toda la zona. El mismo informe policial señaló que llegaron 89 mil peregrinos del interior salteño y de provincias vecinas como Jujuy y Catamarca.
Luego de la procesión con las imágenes de los Patronos de Salta hasta el Monumento 20 de Febrero, el arzobispo Cargnello dijo un extenso mensaje para renovar el Pacto de Fidelidad. En ese mensaje, Cargnello expresó que “el Milagro nos permite descubrir esta dimensión de la vida con especial claridad en el regalo inmenso que el Señor nos brinda en nuestros queridísimos hermanos peregrinos que marcan nuestra fiesta con un color y una fuerza especial. Como Jesús, ellos caminan juntos, rompen diferencias, tienden puentes de fraternidad, de ayuda mutua, de cercanía. Los une la esperanza de encontrarse con el Señor y con la Virgen del Milagro, los une la experiencia de sentirse Pueblo de Dios que camina en comunión, de rezar juntos, de enfrentar el frío y el cansancio, la incomodidad y la emoción, juntos”.
Posteriormente, el prelado señaló que “dispuestos a celebrar el Pacto de Fidelidad que marca la cultura y la historia de esta Iglesia de Salta y de la provincia toda comprometámonos a vivir esta dimensión de caminantes en comunión, en nuestras familias, en nuestra sociedad toda. Comprometámonos, como cristianos a ser, en el seno de nuestra patria, levadura de fraternidad. Apostemos por una patria de hermanos”.
Agregó que “la humanidad toda acusa el impacto de una pandemia que ha paralizado pueblos y naciones. Se cobró vidas, afectó economías, impactó en familias, hirió nuestras reservas psicológicas. Muchos creímos que la experiencia de nuestra fragilidad vulnerable y vulnerada nos ayudaría a madurar como familia humana. Los hechos nos dicen que no ocurrió lo que creímos. La guerra nacida de la invasión a Ucrania de parte de Rusia sumada a otros conflictos que llevan al Papa Francisco a afirmar que nos encontramos en una tercera guerra mundial pone en riesgo al mundo entero”.
Cargnello dijo, posteriormente, que “ientras, en nuestra querida Argentina se profundiza un enfrentamiento peligroso que, suavizado bajo la palabra grieta, sólo alimenta los odios y rivalidades mientras esconde una lucha despiadada por conservar o alcanzar el poder creyendo que una sola persona o grupo tendría una especie de misión mesiánica capaz de construir el bien común de los argentinos” y añadió que “la política no puede ser la prolongación disimulada de un estado de guerra sino la superación de la misma en un clima de paz y de diálogo que se debe alimentar cada día sabiendo sacrificar egolatrías, mistificaciones, y soberbias absurdas”.
El purpurado finalizó su mensaje indicando que “el Papa Francisco, por su parte, nos invita a favorecer la cultura del encuentro, que se alimenta con la amistad social. Esto supone establecer un pacto que implica aceptar la posibilidad de ceder algo por el bien común. Ninguno podrá tener toda la verdad ni satisfacer la totalidad de sus deseos… Una falsa tolerancia tiene que ceder paso al realismo dialogante… Es el auténtico reconocimiento del otro, que sólo el amor hace posible, y que significa colocarse en el lugar del otro para descubrir lo que hay de auténtico, o al menos de comprensible. En ese espíritu Francisco nos invita a ser amables. Tengámoslo en cuenta”.
Informe: Agensur.info
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