La "Virgen del Cerro", la clave de un conflicto entre el Arzobispado salteño y
las carmelitas del Convento de San Bernardo. (Foto/Javier Corbalán/La Nación)
A pocos meses de asumir el papado, Francisco subrayó que “la Virgen no es la jefa de Correos que envía mensajes todos los días”. De esa manera, intentaba advertir sobre las supuestas “apariciones” que suelen trascender en diferentes lugares del mundo y que, en la mayoría de los casos, no son aceptadas por la Iglesia. Una de las últimas reconocidas está en la Argentina. Se trata de las de la Virgen del Rosario de San Nicolás de los Arroyos. En cambio, no tiene el mismo rango, las vinculadas a la “Virgen del Cerro”, en Salta, que quedó en medio de la grieta abierta entre el arzobispado de esa provincia y las monjas carmelitas descalzas del convento San Bernardo.
Las religiosas denunciaron al arzobispo Mario Cargnello por supuesta violencia de género y económica y, en paralelo a la causa abierta en el Juzgado de Violencia Familiar y de Género, hay otra investigación preliminar de las finanzas del convento y de la fundación Yo soy la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús y Yo soy el Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús, encargada de la administración de todo lo relacionado a la “Virgen del Cerro”, cuyas “visiones” dijo tener María Livia Galliano, pero que no fueron aceptadas por la Iglesia.
Para eso, el Derecho Canónico establece una serie de pasos que deben cumplirse en todos los casos, sin excepciones. Estos son válidos para las “apariciones” de la Virgen en Fátima, Portugal, (la vieron tres chicos pastores el 13 de mayo de 1917, a los que les reveló tres secretos); de Lourdes (en 18 ocasiones Bernardita Soubirous, de 14 años, vio a María entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858); de San Nicolás de los Arroyos, en la provincia de Buenos Aires, o de Los Tres Cerritos, en Salta.
LA NACION consultó a tres especialistas en derecho canónico respecto a este proceso y a las diferencias entre los dos casos argentinos más notorios. Los expertos coincidieron en señalar que ningún católico tiene la “obligación” de creer en las revelaciones “privadas”, pero quien quiera puede hacerlo. De esa manera, la distinguen de la fe “pública oficial”, que abarca todo lo que está en la Biblia y que sí es obligatoria para los católicos.
Cuando una persona o un grupo dice haber recibido una “revelación” o tener “apariciones” sobrenaturales la Iglesia inicia un proceso de discernimiento que incluye tres etapas. La institución analiza el mensaje para determinar si está o no “en consonancia” con los Evangelios y la tradición eclesiástica. En segundo lugar, evalúa la condición psíquica del o los individuos a través del trabajo de peritos y, finalmente, estudia el fenómeno pastoral para determinar cómo se debe atender el hecho. Completados todos los escalones, la Iglesia puede establecer o no que “consta la sobrenaturalidad”.
La responsabilidad del proceso recae en la autoridad de la diócesis. Así, en el caso de San Nicolás de los Arroyos el decreto de reconocimiento lo firmó, en 2016, el entonces obispo Héctor Cardelli. En Salta, donde el proceso está interrumpido porque no se entregaron las pericias psíquicas, debería hacerlo Cargnello.
Los especialistas señalaron que, de tratarse de una situación “muy compleja”, interviene la Santa Sede, pero remarcaron que quien dice tener las “revelaciones” debe “obedecer” a las autoridades eclesiásticas y “someterse a los estudios de discernimiento”. Y agregaron: “Normalmente se espera a que terminen las revelaciones. Son temas que se manejan con prudencia”.
San Nicolás
Gladys Quiroga de Motta, una vecina de San Nicolás de los Arroyos, el 25 de septiembre de 1983, dijo haber comenzado a recibir “mensajes” de la Virgen. Ese día vio que el rosario que tenía colgado en una pared de su habitación se iluminaba. Frente a eso, empezó a rezar y, después de un hormigueo en el cuerpo, vio la imagen de María.
Siempre contó que, en esa oportunidad, no lo dijo porque temió ser tildada de “loca”. El 5 de octubre, tuvo otra “aparición” —la Virgen le mostró una iglesia— y el 15 de noviembre se le presentó para indicarle: “Soy patrona de esta región. Haced valer mis derechos”.
Quiroga de Motta reconoció que la imagen que se le “aparecía” era similar a una que estaba en un depósito de la Catedral de San Nicolás de Bari; era de fines del siglo XIX y le faltaba la mano y el rosario. “Me tienen olvidada, pero he resurgido. Ponedme allí, porque me ves tal cual soy”, relató que le refirió la Virgen en otra “revelación”.
El 24 de noviembre de 1983, cuando Motta y un grupo buscaban un lugar para un nuevo templo, un “rayo de luz se hundió” y les marcó dónde. Ella ya le había contado de sus experiencias al presbítero Carlos Pérez y al entonces obispo de San Nicolás y aceptó someterse a todos los estudios psicológicos pedidos por la Iglesia.
En 1985, cuando todavía había pericias en marcha, se publicó un libro con 1887 mensajes que, según Quiroga de Motta, le había dejado la Virgen y, ese mismo año, el municipio donó a la Iglesia el lugar para levantar el santuario. Este se inauguró en 2014 y, el 22 de mayo de 2016, se publicó el decreto del obispo Cardelli, en el que se declaró que “las apariciones ocurridas en San Nicolás serían de carácter sobrenatural”.
En una entrevista que dio en 2013, el papa Francisco definió a Quiroga de Motta como “humilde y obediente”. “El obispo le dijo: ´si tiene más mensajes, me los pasa a mí, no hable más´ y esa mujer no habló nunca más”, precisó.
En marzo de 2017, el obispo de San Nicolás de los Arroyos, Hugo Santiago, decidió “poner fin de manera definitiva a la difusión de los mensajes de la señora Gladys de Motta referidos a la Virgen María”. Lo hizo después de consultar con el Vaticano y explicó que era para que “el acontecimiento mariano de San Nicolás siga siendo digno de fe”.
Salta
En 1990, María Livia Galliano de Obeid indicó que tenía las primeras “apariciones” de la Virgen. Según publica la web oficial de la fundación, un día escuchó una “voz interior que le habla; esta voz es extraordinariamente hermosa y sobrenatural, e inmediatamente produce un cambio en su corazón”. Señaló que los “coloquios” se suceden “con frecuencia” y que la voz “se presenta como la ‘Madre de Dios’”. Al comienzo Galliano de Obeid no le contó a nadie.
“Poco tiempo después, movida por un gran deseo de compartir esta dicha y felicidad, siente la necesidad de confiarse a su esposo y a su hija mayor, y lo comparte también con su pequeño entorno familiar, padres y hermanos”, se agregó, y Galliano de Obeid describió una serie de preguntas que la Virgen le había realizado.
El relato precisó que, en 1995, la Virgen le pidió que se dirigiera al convento San Bernardo con un “mensaje” para las carmelitas: “Que sean transmisoras de mis mensajes, convertíos en voceros míos, y para que esto sea efectivo acompañad esto con mucha oración”. Y se añadió que “a partir de allí la comunidad de carmelitas adopta espiritualmente a María Livia”.
También en el texto del sitio se lee que se solicitó al arzobispo Moisés Julio Blanchoud “autorización para publicar el libro con los mensajes recibidos”. Esta fue dada el 30 de octubre de 1997. El religioso renunció, por tener 75 años, en 1999 y lo sucedió Cargnello.
El 1° de mayo del 2001 se colocó en el cerro una cruz y en agosto, se construyó la capilla. El terreno fue donado por Eduardo Garat y está a nombre de las carmelitas, quienes lo cedieron a la fundación por 30 años.
En 2003 se conformó una comisión integrada por 70 sacerdotes para investigar las “apariciones” y en ese marco se le pidieron pericias psicodiagnósticas a Galliano. Desde el Arzobispado, ratificaron a este medio que la mujer confirmó a Cargnello que se las hizo, pero que “nunca” recibieron los resultados.
El 23 de junio de 2006, la Iglesia salteña publicó un documento que señalaba que, desde 2003, se han “estudiado en repetidas ocasiones” lo relacionado a la “Virgen del Cerro”; se escucharon “relatos y testimonios de sus protagonistas, tanto de quienes realizan la convocatoria como de asistentes de ella. Algunos sacerdotes también han asistido”.
Definición de la Iglesia
“Sobre la base de los elementos disponibles a la fecha no podemos avalar como verdad objetiva los acontecimientos extraordinarios que son presentados como originantes de la convocatoria ni de aquellos que se relatan como ocurridos en ella”, planteó y aclaró que “la convocatoria, los mensajes que allí se imparten y todo el desarrollo de la misma están fuera de la conducción pastoral. Por ello no podemos avalar ni estimular la concurrencia de ella”.
Calificó la actividad como “iniciativa particular en el marco de una organización civil, sin reconocimiento ni inserción en la actividad orgánica y oficial de la Iglesia Católica en Salta” y advirtió que las observaciones “nada juzgan sobre las intenciones ni la vida interior de las personas convocantes ni de las asistentes”.
En una entrevista con LA NACION en 2007, Cargnello afirmó: “Nuestro pedido es que para que aparezca el protagonismo de la Virgen del Cerro debe disminuir el protagonismo de quien hace de mediadora. De eso no hemos logrado convencerlos”. Sobre los mensajes que Galliano sostiene que recibe, aclaró que no había problemas, pero que se había resuelto dejar de difundirlos “para evitar la reiteración de las cosas”.
El Papa Francisco, así como habló de Quiroga de Motta y de San Nicolás, se refirió a Galliano en 2019, pero marcó diferencias. “En cambio, en Salta la vidente protagoniza, si te acercás te hace así [N.de la R.: gesto de imposición de manos] y vos te caés de espaldas. Feo es que protagoniza y no deja de protagonizar. Y le dice al obispo que la Virgen se lo pide”.
© La Nación
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