Por Carlos Ares (*) |
En un país como la gente sería entretenida la previa. El momento en que juran cumplir con las reglas de la Constitución antes de iniciar los apasionantes debates sobre proyectos de ley. El espectáculo podría ser visto como una presentación de la troupe del mítico Titanes en el ring que anticipa el show de pelea con argumentos donde nadie sale herido. Los ataques dialécticos no humillan. Las zancadillas son involuntarias. La puesta de espaldas es una derrota que dura poco. Los golpes de buenas ideas sólo duelen a los que no las tienen.
En ese país como la gente estaríamos entonces atentos al encuentro entre Pepino, “el Payaso” Milei y “El Caballero Rojo” Del Caño. ¿Qué nos tendrán preparados? ¿Con qué nuevas tomas, ensayadas en años de laboratorio, de investigación, probadas en sociedades prósperas, nos van a sorprender estos dos gladidadores de la lucha popular? Por el apretón de manos, el cruce eléctrico de las miradas, podríamos presentir uno de los combates estelares de un año que pinta inmejorable, a pleno, sin necesidades urgentes, con la mayoría de los pibes en el colegio, alimentándose bien, formateados por docentes y profesores capacitados para estimular la creatividad, el pensamiento propio, y el espíritu crítico.
En un país como la gente reemplazar parcialmente los personajes en las cámaras del Congreso cada dos años, debería renovar el interés por el sistema democrático. Las viejas figuritas, ‘El “Yeti” Heller, “Frankestein” Moreau, “Fantasman” Yaski, el “Pirata Morgan” Eduardo Valdéz, “Mister Moto”Santilli, o “El príncipe gitano” Emilio Monzó, aburren con trucos conocidos . La incorporación de mujeres combatientes, como “Garcha” Tolosa Paz o “Heidi” Vidal promete capítulos más interesantes para la nueva temporada.
En un país como la gente los ciudadanos contribuyen haciendo su parte. Trabajar, servir a alguien de alguna manera, pagar impuestos, amarse, desearse los unos a los otros, pagar impuestos, educar a los hijos, cuidar de sus viejos, pagar más impuestos, acudir a los tribunales si acaso hay que resolver conflictos. Los insobornables jueces deberían aportar ganancias para que no queden dudas de que todos somos iguales ante la ley. Con sus altos salarios, más viáticos, asesores, choferes, asistentes, secretarios, pasajes de avión, gastos varios a rendir, los elegidos estarían a nuestro servicio, siempre disponibles. Sin distraerse en robar vacunas, ni abusar de sus privilegios.
En un país como la gente, una vez cumplida la tarea, los sacrificados representantes no tratarían, tipo Daniel Arroyo o Aníbal Fernández, de prenderse como abrojos en cualquier cargo. Si acaso, por la oferta de una coima suculenta, un negocio que supuestamente no le hace mal a nadie, un favorcito a un amigo, sintieran cierta inquietud, un malestar pasajero de la conciencia que les advierte sobre la demanda de “Dios y la Patria”, los codiciosos del dinero ajeno, débiles ante la tentación, deben saber que esa fórmula se pensó, precisamente, para salvar a los que tengan la imprudencia de malversar para sí mismos fondos públicos. Salvo que sean tan corruptos como Boudou, Ricardo Jaime, José López, o Julio De Vido.
En un país como la gente nadie se cree eso de que en el otro barrio algún Dios ejerce la justicia divina. Que andás por ahí, saltando de nube en nube para bajar un poco la panza, o estás tirado rascándote la lira y, de pronto, en “News de la Hostia” meten placa roja: “Urgente, el tribunal integrado por Pedro y Pablo condenó a los ex presidentes argentinos Carlos Menem y Néstor Kirchner a cinco años en el infierno, sin protector solar, por delitos que no fueron juzgados en la tierra”.
En un país como la gente, ¿qué Patria te va a demandar? ¿La Patria chica, en las que saquearon hasta el ánimo de los ciudadanos que mantienen con empleo público o limosnas? ¿En las que acosan, abusan, desprecian, chorean a mansalva? ¿En las que sólo hablan, mandan, opinan, patrones, capataces, matones como Alperovich? ¿En las que tienen al sistema judicial comiendo de la mano ? Si les quedan dudas, miren la foto. El que toma el juramento es Sergio Massa.
En un país como la gente, eso no pasa. Te lo juro por esta.
(*) Periodista
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