jueves, 9 de septiembre de 2021

Anochecer de una campaña agitada


Por Carlos Fara

Estamos transitando las últimas horas de campaña entre cumbias, traps, videos sugerentes sobre que estamos todos calientes, cartas astrológicas, etc. Era de esperar que hubiera más de un desatino dando vuelta: el médico se para frente al paciente; le golpea una rodilla con el martillo para ver sus reacciones vitales; el paciente no reacciona; el médico vuelve a golpear más fuerte; y así sucesivamente.

Ya sabíamos que al paciente le iba a costar reaccionar frente al fragor de las campañas. Por eso el método del martillo iba a ser 1) poco útil, o 2) generar fastidio. Ambas cosas están sucediendo lamentablemente.

¿Por qué no hay propuestas? Sí, hay propuestas. Pueden gustar más o menos, pero las hay. La reforma laboral, de Randazzo. Los $ 100.000 de sueldo mínimo, de Castañeira. Endurecer las penas del código penal contra los narcos, de Santilli. No aumentar impuestos, de Milei. ¿Pero por qué entonces da la sensación de que no las hay? Al respecto hay por lo menos 4 razones:

1- El electorado, en su apatía, no tiene los oídos abiertos a propuestas commodities (muchas campañas han dicho casi lo mismo);

2- Lo impactante desplaza a lo importante: el garche y los escotes atraen la morbosidad; las propuestas son aburridas como los suizos;

3- Los medios de comunicación, obviamente, se hacen más eco de la polémica que de los temas de fondo; y

4- Todavía quedan dos meses más de campaña y las ideas no alcanzan para cubrir tanto tiempo.

Con ese combo iba a ser muy difícil que las campañas se lucieran por su brillantez. Todo lo contrario: iban a navegar entre la indiferencia y el escándalo. Ninguna de las dos cosas ayuda. La pregunta central es: ¿servirán para algo los dislates disruptivos? Arriesgo una respuesta, antes de este domingo 12: lo más probable es que no. Algunos equipos de campaña funcionan como el bunker de Hitler –salvando las distancias- en las escenas de la película “La Caída”: el führer les cuenta a sus invitados una estrategia en base a ejércitos que ya no existen.

¿Qué sucede entonces cuando las campañas no funcionan? Ese escenario privilegia a los:

-más conocidos;

-que tienen más trayectoria;

-que tiene un piso electoral más alto;

-que tiene más estructura; o

-que cuidan bien su auto sin irse al pasto para llegar en condiciones al final de la carrera. Luego habrá disruptivos que hagan su negocio… de nicho. No son para ganar elecciones.

Aunque parezca mentira, lo importante de la campaña está por venir, de modo que presten mucha atención a lo que sucede en las redes sociales post jueves. Cuando se apaga la música –diría The Doors, “When the music´s over”- empezará a caerle la ficha a much@s ciudadan@s. Lo que realmente va a pasar, vamos a estar en condiciones de saberlo el próximo sábado. “Y eso qué sentido tiene?”. Mucho, teniendo en cuenta que este es solo el primer tiempo y se pueden sacar muchas conclusiones para la segunda etapa.

Si tuviese que resumir sensaciones de estos últimos días, diría que:

-Va a ir a votar menos gente que en otras PASO legislativas –el dato de referencia es 78 %- pero seguramente más que lo que imaginábamos la semana pasada (es imposible de predecir con encuestas, aclaro);

-Aumentará el voto en blanco –el dato de referencia es el 5 %- sobre todo si una mayor participación no premia a ninguna fuerza política;

-No se ve un triunfo cómodo de nadie en la PBA, gane quien gane;

-No es un escenario para outsiders: tal como lo vinimos previendo hace 4 meses, pese al fastidio, la mayoría cree que este lío solo lo pueden arreglar políticos;

-Se va a despolarizar comparado con 2019, pero no respecto a las PASO de 2017.

La pregunta del millón: ¿puede haber sorpresas? Lógicamente sí en el medio de esta “bruma de Riachuelo”. En todo caso, cabría definir qué es una sorpresa. Algunas novedades ya están sobre la mesa en CABA y PBA: las probables buenas elecciones de Milei, López Murphy y Espert; puede crecer la izquierda respecto a 2019; Randazzo vuelve a escena. Fuera de eso no hay mucho más espacio para sorpresas. El gobierno va perder bastante apoyo respecto a dos años atrás, pero eso en sí mismo no sería una gran novedad. Claro que si pierde será un shock descomunal (pero eso está en algunas hipótesis)

Unos últimos comentarios sobre la necesidad de las PASO (y con estos comentarios no voy a ganar amigos). Todos los sistemas tienen ventajas y desventajas. De todos los costos posibles prefiero un sistema de partidos relativamente acotado, donde no sea mejor negocio romper e irse que competir adentro. Mucho más en la era de las grandes coaliciones y ya no la de los grandes partidos. El Estado puede hacer cosas por evitar la fragmentación en un sistema presidencialista, y esta es una. Dicho esto creo que: 1) no deben estar obligados a presentarse las fuerzas que no tengan competencia interna y 2) hay que pasar urgente a la boleta única en papel para bajar costos. Luego es más compleja la discusión respecto a la obligatoriedad del voto.

No importa lo que le parezcan las PASO, el gobierno de turno, las campañas o los candidatos. ¡Vayan a votar! Pueden votar contra la política, contra los políticos, sin necesidad de votar contra la democracia.

© 7 Miradas

0 comments :

Publicar un comentario