Por Carlos Ares (*) |
Hola a todos, mi nombre es Sergio. Soy adicto a vivir del Estado. Cobrar buenos salarios, viáticos, viajes pagos, invitaciones, auto con chofer, que me traten como si fuera una persona importante. Hasta título de abogado me dieron. En un empleo privado no serviría para nada. Soy capaz de decir y hacer cualquier cosa con tal de estar ahí. Jure en un programa de televisión que nunca más volvería al kirchnerismo, que iba a meter presos a los ñoquis de La Cámpora. Ahora me abrazo a ellos. Estoy al servicio de quien la ponga. Aún cuando sean tipos turbios como Vila o Manzano, el que robaba para la corona. No hago preguntas. Compro, trafico, facilito negocios, consigo cargos, vacunas, para mi mujer, mis familia, mis suegros, no tengo límites.
Gracias por compartir, Sergio. ¿Querés dar tu testimonio, Felipe? Por ahora no, me hago el boludo. ¿Vos, Daniel? .
Hola, soy Daniel. Sergio me recuerda a mí. Me fumé la empresa de electrodomésticos de la familia. Mi viejo era uno de los dueños de canal 9. Transmitían en directo las competencias en lancha donde corría yo solo. Le pagué al capo de un diario para que me sacara en la tapa. Quería ser famoso. No me costó un huevo, pero sí un brazo. Cuando se dan cuenta que sos un busca, que tenés esa ambición por ser más de lo que sos, el primero te lo regalan. Menem me ofreció ser candidato a diputado. Probé y ya no pude parar. Consumí de los más baratos a los más caros. Secretario de Turismo, gobernador, inclusive aspiré a ser presidente de la Nación.
Estaba separado, pero Karina bancó la campaña. Mentí amor, muertos en la inundación de La Plata, título universitario. Me maltrataron, me ningunearon, pero no me importa nada. Agarré de embajador porque no había otra cosa. Pensé que estando lejos, en una de esas podía ir largando de a poco, pero no. Estoy esperando que se olviden de lo que hice para volver a engancharme. Soy capaz de arrastrarme ante los dealers, los que me usaron, me bardearon, con tal de ver si consigo un cargo de los buenos otra vez.
Gracias, Daniel. Hay dos personas nuevas en el grupo. Bienvenidos a Políticos Anónimos. ¿Son pareja? No, no, consumimos juntos nada más. Hola a todos, soy María Eugenia. Le pedi a Mauricio que me acompañara porque los dos necesitamos ayuda. El año pasado tratamos de dejar, de rehabilitarnos, escribimos libros de autoayuda, pero en realidad nos hicimos trampas al solitario. Era pura especulación. Yo traicioné la palabra dada a los bonaerenses. ¿Algo que agregar, Mauricio?
Como dice María Eugenia, hicimos un gran esfuerzo, pero esta claro que con la voluntad no alcanza. Llegué a creer que sí. Hasta grité: “¡No se consume más/ no se consume más!”. Después de mucho tiempo admití mis errores, hice autocrítica. Repudié el vacunatorio vip, compartí la indignación de los ciudadanos. Inclusive dije que no me iba a dar la vacuna hasta que el último de los argentinos de riesgo y de los trabajadores esenciales la hubiera recibido, pero la abstinencia me pudo. Tuve una recaída. Me vacuné en Miami. Otra promesa que no cumplí.
¿Qué pasa, Graciela?
Nada, nada, perdonen, ultimamente lloro por cualquier cosa. Debe ser la edad. Veía a esta parejita y pensaba en mi marido, Luis. Está más enfermo que yo, pero no quiere acompañarme a las reuniones. Después de contar la que todos los meses le depositan, se junta a consumir aportes de trabajadores con los transas de los otros sindicatos. Dice que no le hace mal. Se la inyectan en asados. Escuchan marchas de combate al capital hasta quedar dormidos. Parece que eso los hace soñar sin culpa con paraísos fiscales. ¿Cuándo, porqué, cómo llegamos a convertirnos en esto?
Gracias, Graciela. Esa es la pregunta que ustedes deben responderse.
Si dejan de negar, de mentirse, de encubrirse con discursos, si tienen el valor para rebajarse los salarios, achicar los gastos, limitar los privilegios, si pueden al menos sentir algo del dolor que causan, tal vez, con los años, quienes les sucedan sean mejores personas. Mientras tanto, traten de no hacer más daño. Pidan perdón, no retornos. Hoy no hagan favores que no corresponden, no cobren peajes, no acepten sobornos, no roben vacunas. No consuman más vidas ajenas. Sólo por hoy. Un día a la vez.
Nos vemos la semana que viene.
(*) Periodista
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