Por Luis Tonelli
¿Quién ganará las elecciones? ¿La fuerza política que saque más votos? Tarea complicada separar la paja del trigo cuando tenemos una plaga de coaliciones electorales multinivel, como reza la jerga politológica. Eso quiere decir que partidos que están asociados a nivel nacional, se enfrentan a nivel provincial, y quizás presentando otra coalición a nivel local.
Si bien los diputados representan a la Nación ellos son elegidos sobre distritos provinciales, aunque podría darse otra forma de trazar los distritos (reforma de la constitución mediante), lo que hace gravitar a los gobernadores poderosamente sobre su elección.
Ese proceso se llama desnacionalización partidaria, y ha contribuido a que en la ausencia de herramientas de coordinación política para poner en fila a los patitos de la política, mande el “poniendo estaba la gansa”, del Negro Olmedo. O sea, el dinero que siempre fue un instrumento clave para todo, ahora lo es más, terminando toda la política subvertida girando alrededor de la lógica del manoteo, público, privado y mixto.
¿Y de dónde extrae la plata el Estado?: pues de los mismos. Los animalitos víctimas de la cacería en el zoológico.
Volvamos al punto, porque pese a decir que iba al grano, me fui por las ramas como Tarzán. Y con los Intendentes pasa algo similar. Las crisis no son una oportunidad. Las crisis son una porquería que demuelen las instituciones y hacen que la política repte por el territorio, ya que ahí tiene que funcionar la contención social, y las actividades delictivas que asume el Lado B del Estado: no el Estado ausente, sino uno muy presente que es un verdadero Estado Inverso, porque brinda mayormente Males públicos y no bienes públicos. Los funcionarios estatales aparecen usufructuando su poder institucional para hacer dinero. Como dijo un político cínicamente “abandone la actividad privada para sacrificar todo es pos de los ideales públicos y hacerme rico”. Encima Néstor Kirchner, bypaseó a Felipe Solá y a Scioli empoderó a los Barones del Conurbano dirigiéndoles partidas de dinero directamente a ellos.
Entonces, tenemos desde el vamos un problema de identificación del ADN en la sumatoria simple de todos los votos que juntó una sigla política determinada. También tenemos el problema de la comparación de las diferentes cifras con que nos bombardearan especialistas y legos la noche de las P.A.S.O (todavía más difíciles de tabular que las generales). A quien ungiremos como ganadores, ¿a los que tengan más bancas que el otro, a pesar de que quizás pierdan alguna.? ¿Los que ganen más bancas que los otros, cuando sabemos que el Congreso al renovarse por mitades, se pone al mejor postor de votos las bancas que se obtuvo en las elecciones de cuatro años atrás, en la muy buena elección que hizo Cambiemos en el 2017, poniendo en juego 60 bancas de las 115 con las que cuenta en Diputados? Mientras tanto el Frente de Todos renueva 51 bancas.
Pero las bancas son distribuidas por el sistema D´Hondt, que se lo denomina proporcional, pero solo se acerca a funcionar especialmente en la provincia de Buenos Aires con 35 diputados -y tendría que tener más-), e imperfectamente en los otros distritos en los llamados grandes. Ergo sumar votos en vez de bancas tampoco es algo riguroso para proclamar ganador, En los distritos chicos que renuevan tres bancas o solo dos, teniendo cinco en total, la representatividad se lograría solo con una sierra circular del carnicero, repartiendo extremidades, tronco y cabeza. (tiene la enorme ventaja esta división que evita que los diputados digan estupideces, pero tiene como correlato que no pueden votar)
Entonces, ante la avidez futbolera de salir a festejar al Obelisco y al resto de plazas en provincias necesitamos una victoria concreta. Y el peronismo ha logrado imponer su casi-bastión electoral, la Provincia de Buenos Aires, con su Heartland, el Conurbano, como la “Madre de todas las Batallas”,
Es que allí el Peronismo puede decir últimamente que “el peronismo unido jamás fue vencido”. Solo perdió cuando su fuerza fue diezmada en las elecciones de renovación parlamentarias por una tercera fuerza encabezada por un peronista, digamos, Metrosexual: el Sr de Narváez o el Sr Massa. Hasta ahora, el intento conmovedor de Florencio Randazzo no ha ganado las tapas de los diarios, ni siquiera Clarín donde un presupone que su coterráneo chivilcosense Héctor Magnetto podría darle una mano.
La estrategia de CFK es clarísima: atraer al enemigo a su guarida, para desde allí, La Matanza, La Plata, o la Rosada misma proclamar a los cuatro vientos que no ganó la madre de todas las batallas, sino la madre de Toda la Guerra. El peronismo exhibe una constancia electoral impresionante en la PBA, solo alterada por las escisiones internas. La oposición busca pescar votos del peronismo, pero su mensaje de que esa fuerza es la peor lacra del mundo y también sus votantes, planeros, vagos y mal entretenidos no logra constituirse como un mensaje suficientemente atractivo (jaja) para el pueblo peroncho.
La pregunta natural es ¿Qué pasará si CFK gana las elecciones? Bueno, les recuerdo que 7 Miradas sale todas las semanas, y su legendario Director me ha asegurado que seguiré escribiendo, al menos unos cuantos números. ¿Por qué entonces debería hacer el trabajo hoy, si puedo dejarlo para un tiempito más adelante?
© 7 Miradas
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