Por Carlos Ares (*) |
Vamos viendo lo que se ve. Cómo mienten. Prometieron millones de vacunas que nunca llegaron. Vamos viendo lo que se sabe. Que se quedaron con vacunas para parientes, amigos, militantes. Vamos viendo que no hay imputados. Vamos viendo que, al parecer, nadie va a pagar por el crimen. Por los muertos que dejan afuera. Vamos viendo que Massa, el que iba a meter presos a los ñoquis de La Cámpora, el que firmó, juró, que nunca volvería al kirchnerismo, ni siquiera contesta cuando le preguntan si hizo vacunar a toda su familia.
Vamos viendo que también roban vacunos. Alperovich, acusado por su sobrina de abuso sexual, los tiene en su campo.Vamos viendo lo que cualquiera puede leer. Todos los mensajes escritos por Alberto Fernández publicados en redes sociales donde acusaba a Cristina Kirchner de delitos gravísimos. Vamos viendo que ahora dice que es inocente de todos los cargos por los que fue procesada. Vamos viendo que la Universidad de Buenos Aires invita a exponer al condenado Boudou. Vamos viendo que todos los presos con preventiva por corruptos que estaban adentro, salen. Se van a vivir a casas en countries, o barrios caros. Vamos viendo cómo ahorró el empleado público De Vido para tener ahora una chacra que da al río.
Vamos viendo que a Victoria Donda no le da vergüenza lo que hizo. Que aún no renuncia. Vamos viendo que comen con la boca llena. Lo que hay. Lo que había. Lo que quedó de anoche. Los restos. Las sobras. Las migas. Mastican una y otra vez las mismas palabras. “Pobreza”, “trabajadores”, “pueblo”, “vulnerables”. Hacen pasta base de relato. Vamos viendo qué bien les va a los capos sindicales. Cómo han progresado desde los años 90. Tienen casas, pisos, campos, flota de coches, armas, testaferros, matones, barras, gordos, patovicas, servicios, alcahuetes, lameculos. Vamos viendo cómo extorsionan, amedrentan, amenazan, rascan pedazos, porciones, sobreprecios, peajes, coimas.
Vamos viendo cómo nacen pibes sin futuro. Hijos de padres que querían. Nietos de abuelos que creyeron. Hijos a su vez de padres que sufrieron. Nietos a su vez de abuelos inmigrantes que construyeron. El oleaje de la vida por vivir es incesante. Cuando se retira, la marea deja cuerpos en la playa. Recién llegados. Recién deseados. Vamos viendo cómo crecen. Tienen proyectos que serían razonables en un país posible. Vamos viendo cómo les mentimos que sí, que claro, por supuesto, que cuando pase, que este año no, que el otro tal vez. Vamos viendo cómo nos miran, cómo quedan en pausa, en lista de espera.
Vamos viendo cómo generaciones de jóvenes entusiastas, esperanzados, enérgicos, van cayendo unos sobre otros en el mismo pozo de desánimo. Vamos viendo cómo se hacinan. En conurbanos. En villas. En asentamientos. En el barro. Con el balde. Junto a la canilla. Alrededor de las ollas. De los comedores. De las salitas. De las manos que reparten las bolsas, las cajas, el subsidio, la tarjeta, las monedas, las limosnas. Vamos viendo cómo la desesperación los amasija. Cómo les cuesta asomar la cabeza. Respirar. Hacerse un lugar donde tirar un colchón para dormir.
Vamos viendo desde la ventana el tiempo que hace. En un café. Un bondi casi vacío. En el tren. Asomados al balcón. En la plaza. En el salón del geriátrico. En los umbrales. Vamos viendo al que tira del carro con los perros detrás. Su mujer, sus pibes. Pasan cada vez más seguido. En los contenedores ya no hay basura suficiente para todos. Vamos viendo. De madrugada. De día. Cada tarde. Después de pedir. De dar. En el subte. De regreso. En la casilla. Enrejados en casa. En la puerta. El pasillo. La esquina. Con un mate. Un faso. Un tetrabrik. Una cerveza. Vamos viendo qué decir, qué hacer con esta bruma continua, constante, esta impotencia que se acumula, se carga, pesa.
Sin más que saber que hoy fue ayer, que ayer fue antes de ayer, que antes de ayer fue hace mucho, que cuánto pasó desde entonces, vamos viendo que en una de esas, que quién sabe, que dice la radio, que escuché en la tele, que el año que viene, que por ahí, que ya veremos, que mientras tanto vamos viendo. A golpes de bastón blanco contra la pared de este puto abismo, vamos viendo.
(*) Periodista
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