Así es. La República está entrando en esa siniestra y sombría zona en la que las cosas parece que son pero no son; y las que no son, parece que son; ese barro en el que un resbalón cualquiera da en la vida y es perdonado con vivas y cantos, y la carrera de los 100 metros llanos la gana el rengo saludando a la multitud.
Vamos, no daré más vueltas: La gestión cuarenténica pandémica salvadora de la Vida y condenatoria de la Economía que valió aplausos hace exactamente un año, hasta este mismo momento en que esto reflexiono, se salda con más de 2 millones de enfermos y 54.300 muertos; y pugnan por protagonizar este párrafo la inflación del 4% proyectada para marzo, el papel moneda travestido en papel pintado diariamente, los alimentos para la omnívora sociedad humana un lujo hasta para hacer una sopa; ni hablar de la constante impresión de papel de figuritas. Las vacunas tan festejadas que desde junio son el versito del jingle para que creamos que los rusos eran Dios, que los Pfizer los demonios, y los Oxford un fantasma, hasta que aparecieron los chinos y la India como ángeles salvadores (pero hasta por ahí nomás). Mientras, la alforja y el poncho no aparecen.
Aquí me quiero detener un poquito y señalar la naturaleza de la invasión de gatos pardos que invadieron la escena, resistentes a las ratas gordas y saludables que los corren. Todo comenzó allá por fines de febrero y mediados de marzo cuando el entonces mandamás de la Salud conjuraba al virus diciendo que no llegaría, y que consideró necesario no controlar la pasarela de de entrada de Ezeiza obligando a la estalinista costumbre de firmar formularios de declaraciones juradas del “vengo de Europa, o de China, pero juro que no soy portador de ningún virus”, y hoy ni sabemos cuántos miles de “Casos 0” se colaron sin necesidad de doble fondo valijero ni contrabando. Cuando avanzó la cosa, la moledora de laburo, de salud, de Educación y de ganas de vivir que es la famosa “cuarentena” (cuyo nombre quedó chiquito el día 41 de los más de 365 que lleva), esa misma picadora de Salud y Economía afilaba sus máquinas. Ginés decidió asistir por fin a la convocatoria del Congreso de la República, y mintió; entre balbuceos y miradas inconsistentes, sin ponerse colorado, hipotetizaba sobre cantidades de vacunas, que de pronto, aparte de estar todo el país vacunado (cosa cierta en sentido figurado, como veremos) en agosto 2021, sobrarían vacunas para tener en casa y regalar a la suegra, a los chicos como una golosina y la paz sea para todos; dios habló. La señora o señorita Carla Vizzotti, la gestora de campo de las horrorosas negociaciones secretas desde Pfizer a los rusos de las que no hay rastro alguno, hoy, luego de comérselo a Ginés ocupa su cargo, y desde que ocupa el Sillón Sanitario del País, ha opinado, contado, relatado y mentido como por ejemplo: Desde “la vacunación está resuelta” para los viejos, los de la trinchera (Médicos, Enfermeros, Kinesiólogos, Gendarmes, Policías, Prefectos, Personal hospitalario de la Higiene, Administrativos, etcétera). Eso, con tres cuatro vuelos carísimos de aviones de carga para traer 300 mil vacunas de Rusia, de las cuales no se sabe cuántas fueron a Bolivia, ni cuántas a los de la categoría “estratégicos”, inventada para la ocasión por Vizzotti, cosa que fue el icono de la sombra horrenda de los gatos pardos y no se sabe cuándo terminará. Otra de Vizzotti: hay vacunas suficientes pero no llegan; “llegan las de China” (hoy mismo, 19 de marzo: “no llegan las de China”); “las Indias llegaron; son Oxford-AstraZéneca llamadas COVID-Shield y se vacunarán por fin los viejos” (cosa que resultó en un 1% a inicios de marzo (70 mil sobre 7 millones en el país); y ahora esos del 1% que tenemos fecha para fines de marzo para la segunda jeringuilla, cortamos clavos por que la ministra anuncia “posiblemente una nueva carga llegará de la India en mayo próximo”. Llegó, Vizzotti a proponer una sola dosis de cualquier vacuna para cada habitante “para que alcance para todos; total es lo mismo”.
Ínterin, el presidente de la República improvisa el 18 de marzo una Cadena Nacional de televisión y radio para anunciar nada, y enredarse en las previsiones, los pronósticos, la realidad (que evidenció desconocer), la fantasía y el consejo: “Cuídense, que la pandemia sigue” (ni los Augures de los Emperadores romanos que indicaban la fecha de invasión o retroceso haciendo humos, tuvieron tan dura la cara).
Pero al final una conclusión. Creo que descubrí la cueva los gatos pardos y la naturaleza de esta horrenda penumbra. Nada se sabe de los detalles de las negociaciones vacuneras desde Pfizer hasta los rusos, ni de ninguna otra. Desde “produciremos vacunas con Pfizer en sociedad con México” hasta “Putin ha garantizado la entrega de decenas de millones de dosis”; “la Sputnik V sirve para vacunar a los veteranos”, mientras con cara de piedra gélida como corresponde a su naturaleza, Putin afirmaba “no está comprobada la Sputnik V para los mayores”, demoliendo las bases de la trama del relato. Fue entonces que comenzó la orfandad: No hay más Sputnik, no está aprobada internacionalmente; ahora sí: La prestigiosa revista informadora científica médica inglesa “The Lancet” detalló que la Sputnik V sirve para los viejos, los chicos, los rengos, los pálidos, los zurdos, etcétera. Eso desató la lujuria de manifestaciones tuiteras de CFK, del mismo Alférdez, de Ginés, de Vizzotti, de La Cámpora & Asociados y los Kicillof. Quedando todo allí nomás, porque, repito el poncho no aparece. Agravado por la presentación al cobro de cientos de millones de pesos de contratción que puso en los buzones de la Justicia la empresa que se hizo cargo de los vuelos a Rusia, aparentemente no abonados.
No se sabe si en La Rosada se firmaron documentos comprometedores de pagos tiki taka aunque no lleguen las vacunas (lo que indicaría porqué no llegan aquí, y sí a otros países, a pesar de las restricciones de la producción por saturación de demanda, mientras Canadá acapara 3 vacunas extra por pera, considerando la vacunación universal de su población); no se sabe tampoco si hay compromisos o no de hipoteca de la Soberanía ante posibles demandas en tribunales extranjeros. Y lo grave es que nuestro país está fuera del horizonte del Programa Covax con que atiende la OMS con cupos de vacunas de cualquier marca para países de restringida economía; no nos consideran como destinatarios urgentes del Programa. ¿Será porque los 44M de dosis anunciados por Alférdez, Ginés, Vizzotti, ameritan quedar afuera? (y el poncho no aparece, Paisanos, y eso es lo preocupante).
Esa es la cueva de los gatos de cualquier pelaje, pero que lucen todos pardos por la horrorosa penumbra maloliente que exhalan las chimeneas del Poder gestionador de la “defensa de la Vida, aunque caiga la Economía”, en la eternidad de la cuarentena cuya cocina les sirve a sus ocupantes para cocinar cuanta porquería se les ocurre y darnos a comer y jugar como perros huesos de goma para ocultar el espeluznante forúnculo que algún día reventará, cuando sea tarde.
Mientras, seguimos jugando con los huesos de goma que nos tiran y todo es ahora nada más que flatus vocis en la TV y en las radios (violencia urbana, secuestros que parece que no son, terribles noticias de destrucción ambiental en la Patagonia; puteadas y empellones de rango ministerial de Seguridad y ninguneo de la dignidad del Pueblo, salvo benditas excepciones que son las campanas de palo de los Sencillos.
En resumidas cuentas la penumbra se fabrica en los centros de Poder para que los gatos sean todos pardos. La confusión es el leit motiv cada vez que alguno del gobierno abre la boca. Mientras, la República agoniza, y para Ella tal vez sea el último lecho de terapia intensiva, cuando el Régimen anuncie: “La Justicia es nuestra” con un Soria relamiéndose con los despojos de la CSJ, los Tribunales Federales y los demás, para dar el asalto final; Máximo ungido Duque del Partido en BA; Ella entronizada en el Unicato, y el pobre Alferdez forcluido para siempre del imaginario popular.
Para entonces, lo mismo que hoy, Minga Piringa de vacunas para nadie más que los Señalados por el Destino Feroz de la venganza hecha realidad.
© Agensur.info
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