Por Ana Iparraguirre
¿Cómo impactará el escándalo por el vacunatorio VIP? ¿Será de aquellos casos que, aún pasado mucho tiempo, siguen grabados en la memoria colectiva? ¿Influirá en la ciudadanía a la hora de emitir el voto, sobre todo en este año electoral?
Aún no lo sabemos, pero sí podemos asegurar que tiene todos los ingredientes para desatar una tormenta perfecta, capaz de dañar los cimientos del Frente de Todos y, más importante aún, puede desatar una ola de resentimiento hacia toda la clase política. Tomando los conceptos que la periodista estadounidense Isabel Wilkerson desarrolla en su libro “Caste”, este caso evidencia la conformación de una casta política que busca la supervivencia de los privilegios de su grupo por sobre los de aquellos que, en teoría, defiende y los de la sociedad en su conjunto.
Hoy en día, las principales preocupaciones de los argentinos tienen más que ver con cuestiones económicas, como el desempleo y la inflación, que con la corrupción. De todos modos, a pesar de que no es el tema más prioritario, la inquietud sobre la corrupción toma más relevancia en la agenda de los ciudadanos cuando se cumplen algunas condiciones.
Por un lado, la aparición de un caso mediático llama inmediatamente la atención de los votantes. Sin lugar a dudas, el vacunatorio VIP montado por el ahora exministro de Salud Ginés González García está en la agenda de los medios y posiblemente permanezca –con todas sus ramificaciones– durante un buen tiempo. El día que estalló el escándalo, más de 20 millones de usuarios de portales online habían recibido información sobre este episodio. Y con casos similares ocurriendo en simultáneo en países de la región, como Perú o Chile, es muy probable que los medios sigan reproduciendo noticias sobre este tema durante algún tiempo.
En paralelo, la corrupción no es para los ciudadanos solamente un problema ético sino también económico. Es decir, los casos de corrupción resuenan más cuando los recursos son escasos y hay que mirar con mayor atención cómo se usan. En este caso, los recursos escasos son las vacunas. En el momento en que se conocía que algunos habían recibido la vacuna por estar cerca del poder político, miles de ciudadanos intentaban ingresar en el sistema de turnos para conseguir –legalmente– un día y horario para aplicarse la vacuna. Este caso no es para los ciudadanos una abstracción lejana y difícil de digerir, como las licitaciones de Odebrecht o las sociedades off shore de los Panama Papers. El caso de las vacunas tiene una traducción directa en la cabeza de los ciudadanos: una vacuna más para ellos es una vacuna menos para mí y mi familia.
Los privilegiados son… ¿quiénes?
El presidente Alberto Fernández y quienes integran el Frente de Todos tienen una ventaja marcada respecto de la oposición como los defensores de los más vulnerables, frente a los ricos y poderosos. Sin ir más lejos, en encuestas realizadas por Dynamis Consulting durante la campaña de 2019, Fernández lograba su mayor ventaja frente a Mauricio Macri en el área de lucha contra la pobreza por sobre todos los demás aspectos.
Con este caso, queda en evidencia que existe una casta superior y que, a la hora de otorgar las vacunas, el Frente de Todos no privilegió a las más vulnerables, sino que defendió a su casta, la casta de la política. Así, los sectores más humildes y trabajadores que apoyan al Frente de Todos por ser el partido que defiende sus intereses podrían empezar a cuestionar ese respaldo dañando directamente los cimiento de su posicionamiento político.
La gran pregunta que queda pendiente es si este escándalo va a afectar exclusivamente al oficialismo o profundizará también la otra grieta, aquélla que existe entre la casta política y los ciudadanos. Hoy uno de cada tres votantes no se identifica con ninguna de las dos fuerzas políticas principales y ese número mostraba una tendencia creciente incluso antes de este escándalo. Si esto se confirmase, de cara a las próximas elecciones, se abre un espacio para la aparición de terceras fuerzas o incluso outsiders que puedan hacer tambalear el sistema político. No nos olvidemos que en nuestro continente han surgido líderes populistas como Jair Bolsonaro, Donald Trump o incluso el mismo Hugo Chávez, como respuesta a sociedades hastiadas del sistema político vigente.
Faltan meses para las elecciones y, aunque todavía no podemos predecir con certeza cuál será el impacto del vacunatorio VIP, lo cierto es que el caso tiene todos los ingredientes para poner en discusión la propia identidad del Frente de Todos, generar grandes nubarrones y desatar una tormenta perfecta que afecte a todo el espectro político. Y, por sobre todas las cosas, dejó de manifiesto la existencia de una nueva casta política dispuesta a defender sus propios intereses por sobre los de los demás.
© La Nación
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