Mundo - Se inicia la cuenta atrás para conocer este martes quién ocupará la Casa Blanca, una vez más Donald Trump o el candidato demócrata, Joe Biden. Donald Trump sale a escena con promesas muy potentes. Prosperidad, bajada de impuestos, “la mayor en la historia del país”, asegura, teniendo claro que su mayor defensa es la gestión de la economía.
Por otra parte, Trump no ha conseguido gestionar la pandemia originada por el coronavirus, hecho que está siendo aprovechado por su rival, Biden, durante la campaña electoral. El heredero de Obama ha hecho campaña para arañar el voto latino y ha potenciado su perfil moderado con la mujer que representa la fuerza de las minorías. Kamala Harris, con muchas papeletas para ser la primera vicepresidenta del país.
Los candidatos siguen a un ritmo desenfrenado para tratar de convencer a los pocos indecisos que puedan quedar y movilizar a las urnas al mayor número de votantes posible en un ciclo electoral que puede romper cifras de participación. Hasta este lunes, ya han votado más de 95 millones de estadounidenses, más del 68% de los que votaron en total en 2016.
Culmina así, una campaña presidencial atípica marcada por la pandemia y se pone fin a un ciclo electoral en el que la polarización ha alcanzado niveles inéditos en los últimos tiempos en EE UU. Mientras, algunas ciudades refuerzan la seguridad ante el temor de posibles disturbios en la noche electoral y el presidente continúa azuzando el fantasma del fraude y preparando el terreno para contestar el recuento de votos, si este no les es favorable. El domingo, insistió en su cuenta de Twitter en que la elección debería “resolverse el 3 de noviembre”, algo muy poco probable en un año en el que ha habido una participación anticipada récord. Los republicanos, que confían en que la mayoría de sus votantes depositen su papeleta el martes, como es tradicional, coquetean con el peligroso juego de proclamar ganador a su candidato una vez concluya el recuento ese mismo día.
El candidato demócrata, Joe Biden, respondió este lunes a las declaraciones del presidente en la noche del domingo en Miami en las que dijo que se planteaba despedir al doctor Anthony Fauci, el epidemiólogo clave en la estrategia contra el coronavirus de su Administración y con el que el mandatario ha tenido enfrentamientos. “Tengo una idea mejor", dijo el exvicepresidente en Ohio. "Elíjanme y voy a contratar al doctor Fauci. Y vamos a despedir a Donald Trump”. Biden es favorito. No obstante, Trump, que hace su ‘sprint final’ con cinco eventos en Wisconsin, Michigan, Carolina del Norte y Pensilvania, conserva una opción entre seis de ganar.
Últimas encuestas
El exvicepresidente Joe Biden aventaja al presidente Donald Trump por 7,2 puntos porcentuales en la intención de voto a nivel nacional, según la media de distintos sondeos elaborada por la web de noticias políticas estadounidense Real Clear Politics. La ventaja del candidato demócrata se mantiene en esta recta final de la campaña, con los dos aspirantes apurando las últimas horas de campaña en el puñado de estados que decidirán las eleccciones.
Las fuentes utilizadas para hacer la media, de forma individual, constatan la ventaja del que fuera vicepresidente con oscilaciones entre los 3 puntos porcentuales y 11 puntos.
En los últimos meses, Biden, de 77 años, ha superado fácilmente a Trump, de 74, en la media de intención de voto y en las últimas semanas la ha aumentado. La controvertida gestión que el presidente ha hecho de su contagio del virus del Covid-19, lejos de beneficiarle, mantiene las distancias a favor de su contrincante.
En las anteriores elecciones, en el 2016, las encuestas eran mucho más ajustadas y los contrincantes, el republicano Donald Trump y la demócrata Hillay Clinton apenas estaban separados por un par de puntos poco antes del día de las elecciones.
Cómo es el sistema electoral
A diferencia de la mayoría de las democracias, en Estados Unidos el voto popular no determina al ganador, este es determinado por el Colegio Electoral.
Entonces, para que un candidato gane la presidencia, es necesario que obtenga la mayoría de los votos electorales. Sin embargo, el Colegio Electoral emite sus votos hasta el mes de diciembre y todos los votos se cuentan hasta enero.
De acuerdo con el gobierno de Estado Unidos, el país creó el Colegio Electoral para “encontrar un punto medio entre un voto popular ciudadano y una votación en el Congreso.” Por lo tanto, el Colegio Electoral está conformado por 538 electores.
Para poder ganar la elección presidencial, el candidato debe obtener el voto de por los menos 270 electores. Aunque la Constitución estadounidense no obliga a los electores a seguir el voto popular en su estado, es poco común que el elector emita un voto diferente al que se obtuvo durante la elección. Sin embargo, se han dado casos en los que un candidato ha ganado el voto popular pero perdido la elección, los más recientes casos se registraron en el 2016 y el 2000.
En caso de que ninguno de los dos candidatos reciba la mayoría de los votos electorales, la Cámara de Representantes es la encargada de elegir al próximo presidente, mientras que el Senado elige al vicepresidente.
Los movimientos en el Congreso
La oposición demócrata no solo logró movilizar un número inédito de millones de dólares para recuperar la Casa Blanca, sino para castigar, por ejemplo, a su hombre en el Congreso -el jefe de la bancada mayoritaria en el Senado, Mitch McConnell- y a uno de los artífices de su mayor legado (más de 200 confirmaciones de jueces conservadores, tres de ellos en la Corte Suprema), el presidente de la Comisión de Justicia en la misma cámara, Lindsey Graham,
Mientras nadie -excepto Trump- vislumbra la posibilidad de que la oposición demócrata pierda el control de la cámara baja del Congreso, la movilización nacional en torno a varias elecciones senatoriales puso en peligro el dominio republicano de la cámara alta.
Los republicanos poseen hoy una mayoría de 53-47 en el Senado y mañana se pondrán en juego 35 bancas, 23 en manos de ellos y 12, de los demócratas.
El posible avance demócrata que pronostican la mayoría de las encuestas también podría expandirse sobre las legislaturas locales que se renovarán mañana y que, en este año particular, suman un valor extra.
Tras el reciente censo nacional, todos los poderes legislativos de los estados deberán redibujar el año próximo los distritos electorales y ya no es secreto que en muchos casos el trazado beneficia a la mayoría parlamentaria del momento.
El dinero no es ni la única ni la principal señal de que esta elección logró movilizar más a la sociedad estadounidense.
Informe: La Vanguardia, El País, El Periódico, Télam, agencias y Agensur.info
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