Por Guillermo Piro |
Su contenido formó a una nueva generación de lectores y llegó a vender 22 millones de ejemplares. La noticia, la razón de ser de
este recuerdo, es que Baraghini acaba de poner a disposición en el sitio de la editorial el catálogo completo de los Millelire en PDF.
En 1976, Stampa Alternativa publicó un libro, Contro la famiglia. Manuale di autodifesa dei minorenni, que a Baraghini casi le cuesta ir a la cárcel. Mario Tedeschi, del
Movimento Sociale Italiano, un partido neofascista, o mejor dicho post-fascista, atacó públicamente Baraghini, y varias asociaciones católicas (neofascistas, o mejor dicho post-fascistas) juntaron firmas
en las parroquias para conseguir el secuestro de los ejemplares. Stampa Alternativa se disolvió y Baraghini pasó a vivir en la clandestinidad, pero un año después una amnistía le permitió
volver a la vida civil. Poco después se legalizaría en Italia el aborto y la objeción de conciencia.
Pero en 1989, Stampa Alternativa volvió a la vida. Fue entonces que Baraghini tuvo la idea de los Millelire. La crisis editorial ya existía –existió siempre–
pero la intuición de Baraghini y su temeridad dieron sus frutos. La palabras claves eran sorpresa, provocación y calidad. En los Millelire convivían Tacito, Plutarco, Spinoza y Epicuro junto con jóvenes
narradores italianos que entonces eran menores de edad o con Alda Merini, una poeta que en aquellos años nadie conocía. Los Millelire vendieron 300 mil ejemplares de sus poemas y la convirtieron en una poeta
de culto.
Títulos: Los imbéciles, de Giovanni Papini; El desertor, de Boris Vian; La moral anarquista, de Kropotkin; El diario de Adán y Eva, de Mark Twain; Una modesta proposición,
de Jonathan Swift; Diálogo entre un sacerdote y un moribundo, del Marqués de Sade. Autores: Emily Dickinson, Jack Kerouac, Bukowsky, Artaud, Lewis Carroll, Dickens, Eliot, Paul Eluard, Genet, Victor Hugo, Lawrence
de Arabia, Leopardi, Mishima... Se vendían en la calle, en las paradas del tranvía y en los bares.
Rápidamente la propuesta fue imitada: Alianza, en España, dio a luz los Alianza Cien; Fondo de Cultura Económica, en México, los Fondo 2000; Penguin también,
en Reino Unido. Pero, a diferencia de la propuesta de Stampa Alternativa, lo que ellos hacían era revolver en el propio catálogo y desempolvar pequeños fragmentos: un modo de marketing estratégico,
no una propuesta liberadora.
La idea de Baraghini respondía a la convicción de que existía un nuevo tipo de lector, joven e independiente. El 90% de los compradores tenían en promedio
16 años, y el 80% eran mujeres. Libros que se compraban, se trasladaban, se leían, se regalaban. Eran, como dice Baraghini, “libros sin copyright, sin derechos, bozales o correas”. Hablaron de ellos
en el New York Times, en el Herald Tribune, en La Tribune de Francia y en muchos otros diarios. Libros sin confines, confiados a los lectores, protagonistas indiscutidos de este baile sin música.
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