miércoles, 22 de abril de 2020

Cuando los hombres usaban sombrero

Por Guillermo Piro
Cuando uno mira viejas fotos del siglo XIX nota que todos los hombres llevan sombrero. Un accesorio que durante muchos años fue imprescindible, a partir de cierto momento, que se encuentra en el arco marcado por los años 50 y 60, comenzó a usarse cada vez menos hasta desaparecer por completo. Matthew Pomroy, en la revista Esquire, cuenta cuáles fueron las razones.

En el pasado, los sombreros se usaban para distinguirse socialmente y para protegerse de la lluvia, el frío y el sol mientras uno se desplazaba de un lugar a otro, a pie, en carruaje, a caballo o en tren y tranvía. La teoría más aceptada es que las cosas cambiaron con la introducción y la difusión del automóvil. Los techos y las capotas eran demasiado bajos como para poder conducir con el sombrero puesto, de modo que el accesorio se volvió rápidamente incómodo e inútil, y su destino terminó siendo el de toda cosa incómoda e inútil.

Según Pomroy, el abandono del sombrero fue paralelo a la difusión del automóvil, y, al igual que la difusión del automóvil, fue muy lento. En los años 20 menos del 1% de los estadounidenses poseía auto, en 1940 lo tenía una persona de cada cuatro, en 1970 el porcentaje saltó al 55% de la población total. Esta popularidad gradual vino acompañada de la no menos gradual desaparición del sombrero.

Otra razón fue el rechazo de quien había combatido en la Segunda Guerra Mundial: habían llevado sombrero por años como parte del uniforme militar, y la cosa les traía malos recuerdos. Una investigación que en 1947 hizo la Hat Research Foundation (una fundación que investiga todo lo referente a los sombreros) descubrió que el 19% de los hombres no lo llevaba porque “para llevarlo ya estaba el ejército”.

En 1946 la Fundación había tratado de frenar la crisis de ventas con una campaña publicitaria que decía: “Hace falta un sombrero para hacer magia”, lo que a todas luces sigue siendo cierto, pero la cosa no funcionó. Entonces los fabricantes entendieron que era el fin, y que como los viajes y el amor el destino de los sombreros también era terminar.

Así, en 1953 nació en Estados Unidos la Semana Nacional del Sombrero: es sabido que solo se trata de promover lo que está en desuso o moribundo.

Muchos creer que hubo un hecho decisivo que llevó al abandono total del uso de sombreros: el día que John F. Kennedy asumió la presidencia, el 20 de enero de 1961. Hasta ese momento todos los presidentes estadounidenses habían llevado sombrero para la ocasión, ejemplo de formalismo y solemnidad. Kennedy llevaba uno, pero prácticamente no lo usó. Fue su figura carismática e innovadora, considerada por muchos la imagen de la nueva era, la que liberó a los estadounidenses del sombrero.

Robert Krulwich, un periodista hijo de un fabricante de sombreros, opina otra cosa: según él la culpa habría sido de Dwight Eisenhower, predecesor de Kennedy. Eisenhower nunca salía sin sombrero, pero hizo construir un vasto sistema de rutas y autopistas en los Estados Unidos que hicieron que quien podía permitírselo abandonara el tren y el tranvía por los Ford y los Chevrolet disponibles. Así fue como el accesorio se volvió sacrificable.

“Naturalmente podría haber otros motivos –explica Krulwich–, Kennedy tenía un cabello fabuloso; pero si tenemos que encontrar un presidente al que culpar (mi padre lo hacía, porque fue en esos años que empezó a languidecer el negocio), es a Eisenhower”.

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