Por Isabel Coixet |
Que esta asociación de prensa extranjera, que cuenta con apenas cien miembros, haya conseguido que sus premios arrastren a la crème de la crème de Hollywood es una prueba más de la vanidad hueca del mundillo de la supuesta meca del cine, esa gente que hoy se viste de negro, mañana
con transparencias y pasado, si hace falta, se encadenará un rato a un koala disecado. A la prensa americana el discurso demoledor de Ricky le ha parecido cínico y sin fundamento; a la prensa inglesa, genial,
mayormente porque cualquier cosa que chinche a los americanos hará relamerse a los británicos. El espectáculo de esa audiencia tuneada hasta las cejas (¡nunca mejor dicho en el caso de Stellan Skarsgård!)
y tragando sapos es algo impagable que el público no podrá agradecerle bastante al autor de The office, Extras y After life, tres grandes series que demuestran que Gervais sí es un creador al que le importan las cosas fundamentales: narrar con humor e ingenio historias extraordinarias
sobre gente normal.
Todas las críticas a Gervais me han hecho pensar en algo que un amable lector me mencionó no hace demasiado: muchas veces doy mucha más importancia a los comentarios
hirientes y negativos que a los positivos y alentadores. Y ahora recuerdo que, junto con las cosas olvidadas en casa –eso es lo que me rondaba por la cabeza–, olvidé agradecer y celebrar como merecen los
textos, comentarios, cartas y mensajes que cada día me llegan de gente que se siente tocada por lo que hago. Así pues, aquí va mi profundo agradecimiento a todos aquellos que expresan, muchas veces con
una elocuencia bellísima que me corta el aliento, hasta qué punto les conmueve mi trabajo. En los momentos de desaliento, quiero tener muy presente todos los testimonios de espectadores que me hacen sentir de
una manera palpable que mis imágenes, mis palabras, mis canciones, mis personajes, mi mundo no son sólo míos, sino que conectan con ellos y les hacen soñar, sentir, vivir. Mi natural derrotista
me hace pasar muchas veces por encima de todo esto y no darle importancia, cuando es un tesoro que no tantos creadores en el mundo consiguen. Gracias a todos los que compartís vuestras vivencias, soledades, aventuras, filias y fobias conmigo. Aunque a veces no lo demuestre y no os pueda contestar, sois el fuel que hace que sienta que lo que hago tiene sentido. Hace años hice una película que se llamó A los que aman. No me he dado cuenta hasta hace poco de que todas mis películas deberían llamarse así. No lo olvidéis. No lo olvidaré.
© XLSemanal
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