Sergio Massa, cuando arremetía contra todos. |
"Con el camión en marcha se acomodan los melones".
(Dicho popular.)
Al nene le dio mucha bronca el chiste que le hizo el tío. "¿Qué toma la vaca, Manuel?", le preguntó. "Leche", respondió Manuelito.
"No. Agua", le retrucó el grandulón festejando haberle hecho pisar el palito y llevarlo a sospechar de la letra de "Señora vaca", la canción infantil que reza: "Nos da la
leche/ el dulce de leche / la manteca que siempre pongo al pan / también el queso que es tan sano y un yogur para mi hermano".
Si uno mira las plataformas electorales de 2011 y 2015 cuando se eligió presidente de la Nación, llega a la conclusión de que, como a Manuelito, unos tíos
pretendían ponernos a prueba a ver si estábamos atentos.
Por ejemplo: en 2011, cuando Cristina Kirchner aspiraba a seguir gobernando el país, una escuálida plataforma de nueve páginas prometía "el sostenimiento de un tipo de cambio competitivo". Y ¿qué pasó?
Apenas conseguida la reelección, se vino el cepo al dólar, un corset para poder pagar vencimientos de deuda y una asfixia de verdes inédita para los pequeños ahorristas amarretes.
Auguraba también la ampliación de las obras de infraestructura energética. ¿Y qué pasó? Una bruta falta de inversión, un monstruoso
crecimiento de los subsidios empresariales y apagones para todos y todas. Ni qué decir del rezo laico electoral que determinaba que "las cuentas públicas deben mostrar una solidez y un equilibrio sostenible
en el tiempo?". Mejor no preguntar qué pasó.
En 2015, la palabra inflación ni aparecía en la plataforma del FPV, que postulaba a Scioli como candidato a presidente. Tampoco la política exterior. Y se evocaba
como logro de la gestión anterior "la democratización del Poder Judicial", que justo había sido declarada inconstitucional por la Corte. Chiste, chiste, diría el tío de Manuelito.
Para ese año, la plataforma de Cambiemos, que postulaba a Macri como candidato a presidente, calificaba de "inaceptable" la pobreza y prometía fortalecer
el crédito hipotecario, bajar los impuestos distorsivos, y un acuerdo social con empresarios y sindicatos. Resultados, a la vista.
Pero si hay un caso que desbanca el chiste del tío de Manuelito, es el de Sergio Massa. En su plataforma de hace cuatro años, cuando se presentaba como candidato a
presidente y le pegaba con ganas al kirchnerismo, ofrecía un liderazgo "fuerte, pero democrático" e instaba a la "imprescriptibilidad de la acción penal en los delitos contra la administración
pública". ¿Y qué pasó? Se alió con Cristina.
© La Nación
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