Por Manuel Vicent |
No obstante, estas consignas en apariencia tan blandas sostuvieron el peso de la
resistencia pasiva con la que Gandhi consiguió derrotar al Imperio Británico.
Pese a que hoy en política se lleva la lengua de navaja, habrá que recordar que para ser moderado hay que tener mucho coraje, lo mismo que para ser equidistante se necesita
ser muy audaz, sentirse muy fuerte y equilibrado por dentro y tener además la piel de elefante para recibir los agravios de ambos bandos. El diálogo es un combate muy duro, pero vivimos tiempos tan deplorables
que hoy el diálogo convierte a cualquier político en un elemento subversivo.
Los líderes débiles e inseguros suelen ser los más agresivos, de modo que si te recomiendan que lleves una pistola en el bolsillo es porque piensan que tienes miedo
y en el fondo te están llamando cobarde. En política gritar e insultar al adversario es siempre una forma soterrada de pedir auxilio.
Un imperio comienza a decaer cuando levanta muros en lugar de construir puentes. En Creta el legendario rey Minos instauró una paz que duró mil años. Ninguna de
las ciudades cretenses tenía murallas. Se sentían tan seguras que para defenderse les bastaba la potencia de su cultura llevada por sus naves hasta los puertos más alejados.
Cuidado, pues, con los mansos y con los limpios de corazón porque hoy la ética puede actuar como un violento explosivo.
© El País (España)
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