Por Fernando Laborda
La estrategia electoral para conseguir la reelección de Mauricio Macri divide no solo a los socios de Cambiemos, sino que también desata diferencias entre algunos de los
principales dirigentes del Pro.
Las principales dudas surgen a la hora de captar al votante de clase media baja, que en 2015 fue decisivo para el triunfo macrista ante Daniel Scioli y que hoy está sufriendo como nadie
los contratiempos económicos: es que ese votante se ha visto afectado por el aumento de las tarifas y, mayormente, no recibe subsidios ni beneficios de planes sociales, además de verse acuciado por la caída
de su poder adquisitivo frente a la inflación y por el temor a perder su empleo.
Entre importantes funcionarios del gobierno porteño y de la gobernación bonaerense, hay coincidencia en que a ese votante no se lo puede asustar fácilmente con el
regreso del cuco kirchnerista. "Ese electorado ni siquiera sabe quién es Víctor Manzanares (el excontador de la familia Kirchner que con su declaración judicial ha develado no pocos escándalos
de corrupción de la expresidenta). Pero sí cree que con el kirchnerismo comía mejor y pagaba menos tarifas", señala no sin cierta desazón un allegado al jefe de gobierno porteño,
Horacio Rodríguez Larreta .
Su análisis desnuda algo que las encuestas le vienen transmitiendo al gobierno nacional desde hace algún tiempo: la situación económica, con su secuela de
inflación y caída del consumo, preocupa más a la opinión pública que otras cuestiones institucionales y la lucha contra la corrupción.
El desafío de Macri y sus primeras espadas es mayúsculo: explicarle a la sociedad, y en particular a las porciones menos informadas de la población, que no habrá
crecimiento económico si no se enfrenta con decisión la corrupción pública, o que estamos como estamos a raíz de años de irresponsable despilfarro y de saqueo del Estado no es tan
sencillo. Hubiera sido más sencillo hacerlo en las primeras semanas de la gestión presidencial iniciada en diciembre de 2015, pero no ahora.
De los frecuentes contactos que han tenido los integrantes del comando electoral del macrismo, al que se han sumado Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal , y de los más
recientes encuentros con los gobernadores radicales, surgieron varios dilemas. El primero es si a aquellos sectores de clase media baja no habría que mostrarles otro camino, más asociado con la economía
de la que el Gobierno no quisiera hablar. Otro dilema es si, para Macri, la única opción es morir con las botas puestas, esto es, penando para alcanzar el déficit fiscal cero y prometiendo un futuro más
venturoso a partir del ajuste, o hacer algo más para ganar las elecciones, léase inyectar fondos para incentivar el consumo.
Las conversaciones van avanzando hacia la búsqueda de alguna fórmula mixta, donde no se pierda de vista el cumplimiento de las metas comprometidas ante nuestro prestamista
de última instancia, que es el FMI , pero donde también se busquen alternativas para favorecer el consumo y hacer que la inflación castigue menos a los bolsillos de los argentinos. ¿Será posible?
El ala económica del Gobierno, con Nicolás Dujovne a la cabeza, intenta llevar esperanza al resto de los funcionarios. Admiten que todos los indicadores de la economía
son desastrosos si se miden en forma interanual, pero no tanto si se analizan contra el mes inmediatamente anterior. Por ejemplo, de acuerdo con los números del Indec , el Indice de Producción Manufacturero de
febrero de este año ha caído el 8,5% respecto de igual mes del año anterior; pero si se mide la variación desestacionalizada en febrero respecto de enero último, ésta ha mejorado en
un 2,4 por ciento.
Aun así, subsisten las dudas en el propio oficialismo de que los números de la economía puedan mejorar lo suficiente cuando los argentinos nos aproximemos a las
urnas. De ahí que gane terreno, con un guiño de los gobernadores del radicalismo Alfredo Cornejo , Gerardo Morales y Gustavo Valdés, y con otro guiño de Vidal y Rodríguez Larreta, la idea
de una serie de medidas tendientes morigerar el impacto de la inflación y potenciar el consumo.
La ampliación del Plan Ahora 12 y de los Precios Cuidados , la posibilidad de algún acuerdo de precios, líneas de créditos más ágiles para el
consumo de electrodomésticos y para la adquisición de viviendas, más préstamos de la Anses para jubilados y pensionados y la alternativa de pagar las tarifas de servicios públicos en cuotas,
son algunas de las medidas que se estudian. Paralelamente, el Poder Ejecutivo intentará volver a impulsar el debate en el Congreso sobre el blanqueo laboral , con la idea de que las empresas puedan regularizar la situación
de trabajadores en negro y, además, contratar a nuevos empleados con una reducción de aportes y contribuciones por dos años.
En cualquier caso, la duda latente pasaría por cómo conciliar la necesaria inyección de recursos públicos que implicarían algunas de esas propuestas
con las metas fiscales comprometidas con el FMI, organismo con el cual en las próximas horas se desarrollarán nuevas conversaciones.
© La Nación
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