domingo, 28 de abril de 2019

Ataque de pániko en el círculo rojo

Por Gustavo González
Hace un año se sabía que esto iba a suceder.

Elegir a Cristina Kirchner para profundizar la grieta natural argentina era jugar al todo o nada para ganar la reelección. El Gobierno creía y cree que, si la estrategia sale bien, habrá otros cuatro años de Macri en los que se verán los resultados exitosos de su plan económico.

El error es que, ni aún ganando, la estrategia saldrá bien.

Porque el protagonismo que mantendría una líder votada por millones, le seguirá representando al macrismo la amenaza de que todo pueda volver a cambiar siempre. Además de la gran cantidad de nuevos legisladores K que le complicarán las reformas que pretenda llevar adelante.

Perdón a quienes cansamos desde PERFIL por reiterar hace tanto tiempo sobre los riesgos de cavar la grieta, pero lo que se sospechaba que podía pasar, está pasando.

El problema es político. La consecuencia es económica.

No creyó, no vio o no supo. La posibilidad de que Cristina regrese al poder es una esperanza para muchos, pero coloca a una porción importante de la sociedad al borde de un ataque de pánico.

Bastó en los últimos días que circularan encuestas que la dan ganadora y la aparición de un libro suyo (un hecho que suele anticipar la oficialización de una candidatura), para que los mercados temblaran. A la economía no le hacía falta más para terminar de conmocionarse.

Con un amplio sector de la población que toma a las próximas elecciones como la alternativa de volver al infierno o de permanecer en el purgatorio, nada bueno podía suceder en el mientras tanto.

Este verano se le preguntó a Macri por qué optó por una estrategia tan delicada en lugar de colaborar para que apareciera una oposición que no representara un nuevo giro de 180°. Respondió con sensatez: “Tengo bastante con la interna de Cambiemos como para meterme en la de otros partidos”.

El problema es que un Presidente no debe ser solo un hombre sensato, sino un estadista que intente incidir sobre la realidad cuando esa realidad se convierte en un factor económico que pone en vilo a millones de personas. Y la opción de Cristina ganadora siempre fue un factor económico.

Ahora, el intento de oposición “razonable” que podrían representar Lavagna, Massa, Urtubey, Pichetto, los radicales disidentes y los socialistas, surge de las sombras de un escenario electoral que macristas y kirchneristas habían reservado para ellos.

El Gobierno se encargó de invisibilizar durante los dos últimos años a ese tipo de opositores. Su trabajo fue eficiente: la tercera alternativa nació mal y tarde. Cruzada de internas y de poco tiempo para resolverlas.

Con Cristina primera en las encuestas, Macri segundo y una tercera alternativa, aún tercera cómoda, las semanas que restan hasta las primarias van a tener la intensidad económica de la que pasó.

Dos presidentes. A los errores políticos y económicos del Gobierno se le agrega a esta campaña una situación inédita: la presencia de un grupo opositor que no solo competirá por algún cargo sino por su libertad. Y quienes corren el riesgo de perderla (o de no recuperarla) están dispuestos a jugar fuerte.

Qué podría hacer Cristina para que su hija Florencia no vaya a prisión. Qué harían Samid, Boudou, De Vido, los empresarios y todos los que están presos o en vías de serlo para que Macri pierda y al menos con otro gobierno haya una chance de que los jueces cambien de parecer, otra vez.  

Entre todos conforman un partido filo judicial. No los guía una ideología determinada sino las causas de corrupción. A diferencia del resto de los políticos, para ellos ganar y perder puede marcar la distancia entre estar de un lado u otro de las rejas.

Por eso hay quienes creen que se elegirán dos presidentes. Uno irá a la Rosada y el otro a la cárcel. Los kirchneristas auguran que Macri tampoco está exento de esa posibilidad.

Todo lo que en los próximos meses digan y hagan quienes se encuentran en esa situación de riesgo, estará teñido de tal dramática opción. Los mercados no son ajenos a lo que esos intereses vayan a intentar.

Si vuelve. El efecto “Cristina puede volver” conmueve a todos, pero en especial al círculo rojo.

Los empresarios que hasta no hace tanto elogiaban el estilo macrista en comparación al de su antecesora, se llamaron a silencio. En buena medida por su decepción con Macri, pero sobre todo por el temor a la venganza de ella. Entre tanto, frenaron las inversiones y cuando se los consulta en privado sobre si la hipótesis de Cristina presidenta empieza a formar parte de su plan de negocios 2020, responden con pesar que sí. Esto significa que comenzaron a prever el impacto financiero en las empresas que produciría su eventual regreso.

También los jueces atraviesan esta suerte de ataque de pánico nacional. Ellos, siempre atentos al poder de turno, funcionan como un tester político. Antes, apurando procesos para llevar a la cárcel a ex funcionarios kirchneristas, incluso sin llamarlos a declarar. Hoy, recuperando la lentitud que los caracterizó en el pasado para investigar causas de corrupción.

Otros que sufren la incertidumbre son los gobernadores opositores. La mayoría detesta imaginar el retorno de Cristina, porque recuerdan la extorsión cotidiana que sufrían para conseguir obras y recursos públicos.

De hecho, desdoblaron las elecciones provinciales para no quedar pegados a su candidatura. Pero ya no se refieren a ella despectivamente, ni siquiera en privado: volvieron a mostrarse medidos y a mencionarla como la “señora”.

Hasta presidenciables opositores como Lavagna y Massa se cuidan de declarar sobre ella. El primero porque su estrategia es la antigrieta. El segundo porque, además, deja abierta la puerta para una eventual negociación. Ambos venían fantaseando con la posibilidad de que se bajara y este recalentamiento de su candidatura les abre un escenario más complejo.

Incluso los medios y periodistas estamos al borde de un ataque de nervios.

Unos, porque no olvidan cómo el kirchnerismo los trató de silenciar: hay colegas de renombre que ya planean seguir con sus carreras en el exterior si ella vuelve.

Otros, porque dependen de que regrese para no cerrar o para volver a existir. El caso más extremo es el del grupo que integran C5N y Radio 10, cuyos dueños son Cristóbal López y Fabián de Sousa, quienes manejan desde la cárcel una empresa que atraviesa un concurso preventivo.

Maldita grieta. Cristina candidata es producto de sus anteriores gestiones, que para millones de argentinos fueron exitosas y para los cuales las denuncias en su contra no alcanzan a opacarlas.

Pero también es producto de un Gobierno que no intentó tender puentes con líderes peronistas que pudieran restarle protagonismo y representar posiciones más cercanas institucionalmente.

Sobre esta sociedad fragmentada será difícil generar confianza económica y sin confianza será difícil que cualquier nueva medida, por mejor que sea, logre efectos.

La grieta hace que hasta pasen desapercibidos ciertos datos económicos positivos, como los añorados superávits fiscal y comercial de los últimos meses, el inminente superávit energético y el reacomodamiento de los precios relativos.

Borges decía que había que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno se termina pareciendo a ellos.

Macri se equivocó al elegir a Cristina.

Incluso, aunque al final le gane.

© Perfil.com

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