Por Carlos Gabetta (*) |
Así, los países ex socialistas son hoy el paraíso soñado de
la producción capitalista: alto desarrollo tecnológico y científico, un ansioso
gran mercado interno y una clase obrera y profesional competente y domesticada;
de buen grado o por fuerza. Algo así como las dictaduras, democracias de
opereta o populismos capitalistas, pero en cambio con gran organización interna
y alto nivel competitivo a nivel internacional. La “guerra comercial”
EE.UU./China resume el grado de enfrentamiento a escala mundial que la
aparición de estos poderosos competidores ha provocado.
De modo que conviene distinguir entre lo que queda del
fracaso del “socialismo real” y el de los populismos latinoamericanos. Comparar
lo que quedará después del chavismo en Venezuela, un país riquísimo que no ha
sufrido invasiones ni bloqueos económicos, con lo que quede en Cuba cuando de
un modo u otro acabe el centralismo democrático. En Venezuela no hay
medicamentos; Cuba exporta médicos.
Y puesto que en nuestra región hoy se discute el apoyo chino
y ruso al régimen de Maduro, conviene tener en cuenta que “en los últimos cinco
años, el gigante asiático firmó amplios acuerdos de asociación estratégica con
Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, México, Perú y Venezuela (…). Desde 2017,
China es el principal socio de Sudamérica, un año en el que las exportaciones e
importaciones latinoamericanas hacia y desde China aumentaron 23% y 30%,
respectivamente, en parte porque las medidas proteccionistas en ese país son
muy inferiores a las de EE.UU. En la última década, las inversiones chinas en
la región aumentaron en US$ 25 mil millones, para alcanzar un total de 241 mil
millones. Según lo anunciado por el presidente Xi Jinping, en los próximos años
se sumarán otros 250 mil millones (…) en cuanto a las inversiones directas, las
tasas de crecimiento chinas superan con holgura las de la Unión Europea y
EE.UU” (http://bit.ly/elcomercio-404).
Algo semejante puede decirse de Rusia. “Uno de los
instrumentos más eficaces que emplea la administración rusa en su estrategia
comercial es el Comité Nacional para la Colaboración Económica con los Países
de América Latina. Creado el 10-2-1998, trabaja codo a codo con el Ministerio
de Desarrollo Económico de Rusia en proyectos con mucho futuro como, por
ejemplo, la promoción de la industria minera rusa en Argentina, Bolivia, Perú y
Chile (…). La industria petrolera y siderúrgica ha hecho inversiones millonarias
de Zarubezhneft en Cuba, de Severstal (acero) en Brasil, de Rosneft en
Venezuela, o de Rusal (aluminio) en Guyana. (…) Y dentro de poco a Argentina
llegará Gazprom, la empresa que más gas produce de todo el mundo. Será de la
mano de YPF (http://bit.ly/sputnik-404).
Parece evidente que tanto a China como a Rusia no les
interesa exportar su modelo de organización política y social, sino la
competencia geoestratégica; son grandes potencias mundiales. Hoy apoyan a
Maduro, pero a menos que la guerra comercial mundial vire hacia el
enfrentamiento militar, campo en el que también tienen intereses en la región,
lo previsible es que seguirán negociando con cualquier tipo de gobierno.
Otra historia es saber cómo evolucionarán ante la crisis
estructural del capitalismo, que ahora comparten y de la que aún no se sabe si
acabará en un salto adelante o en el abismo.
(*) Escritor y periodista
©
Perfil.com
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