Gustavo Lopetegui |
Minutos antes de anunciar los aumentos de la luz y horas
antes de dejar el Gobierno, Javier Iguacel tuvo una última reunión. Fue en
Balcarce 50, en el despacho de quien, horas después, sería su sucesor: Gustavo
Lopetegui. El por entonces secretario de Energía jugó de visitante en ese encuentro
ayer, cerca de las 15. Inmediatamente después cruzó al Ministerio de Hacienda y
le puso el rostro a los incrementos en las tarifas energéticas. Sin luces, ni
conferencias de prensa, solo en una charla con periodistas.
Iguacel anunció los aumentos de las tarifas con su renuncia
sobre la mesa. Asumió el último trago amargo antes de partir. Su desvinculación
de la gestión de Mauricio Macri se venía masticando desde hace más de tres
meses y tomó forma antes de Navidad. Así lo terminó de definir con su jefe, el
ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, antes de que este se fuera de vacaciones
al sur. Iguacel puso entonces su dimisión a disposición del Presidente. Fue el
viernes pasado a Olivos.
Se barajaba oficializar su salida después de Año Nuevo, pero
el Gobierno decidió precipitar todos los anuncios con Dujovne lejos de la
escena, para empezar de cero en enero, con Lopetegui en funciones.
El principal motivo de la salida de Iguacel fue la difícil
convivencia con el propio Dujovne. El secretario de Energía tomaba muchas
decisiones sin consultar. Ambos mostraban permanentes diferencias por sus
distintas concepciones en torno a la política energética. Mientras que Iguacel
pretendía sostener una mayor regulación del Estado sobre el mercado energético,
su jefe abonaba por el laissez faire.
Su mayor discusión por estos días -aseguran fuentes del
sector- pasaba por los incentivos a las productoras de gas. Iguacel quería
sostener los estímulos, a diferencia de Dujovne.
"Con el cambio del Gabinete, Dujovne heredó a Iguacel
como secretario de Energía, no lo eligió para trabajar. Nunca tuvieron buena
relación", relató un colaborador que conoce de cerca la relación de ambos.
Más de un funcionario que trata con el equipo económico, hoy en Balcarce 50,
reconoció la imposibilidad de lograr una buena convivencia entre ambos.
En el Gobierno nunca le terminaron de perdonar a Iguacel el
traspié de la resolución que le ordenó a los consumidores el pago adicional en
cuotas en la factura del gas para compensar a las petroleras por el aumento del
dólar. También el secretario de Energía había había tomado la medida y hecho el
anuncio en solitario. Y después de una fuerte controversia pública, debió
volver sobre sus pasos.
La salida de Iguacel le dará más comodidad para trabajar
Dujovne. El ministro pudo apartar a un secretario que lo incomodaba y deberá
tratar con Lopetegui, con quien siempre tuvo una buena relación. Incluso cuando
Lopetegui era vicejefe de Gabinete y oficiaba de controller del área económica.
El equipo de Dujovne se completa con Miguel Braun como
virtual viceministro de Hacienda, otro de los funcionarios con
"seniority" del riñón de Pro, que tiene buen vínculo con el ministro.
También le dará más poder a la Jefatura de Gabinete, con un
Marcos Peña que expande su terreno político. Por ahora nadie reemplazará en la
Casa Rosada a Lopetegui, devenido en asesor presidencial en septiembre, cuando
Macri "compactó" su equipo y desvinculó a Mario Quintana.
Lopetegui, de hecho, no tiene previsto dejar su despacho en
el primer piso de la Casa Rosada. Es probable que algunas tareas que tenía
asignadas las absorba el resto de la Jefatura de Gabinete. Su nombre, sin
embargo, tiene un peso específico que le permite actuar como "hombre del
Presidente". Por ejemplo, ante los empresarios. Ese rol continuará y no
será suplido por nadie.
© La Nación
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