Franco Macri |
Franco y Gianfranco Macri y Eduardo Eurnekian tendrán una
cita impensada, al menos para ellos. El juez Claudio Bonadio los tendrá sentados
en el mismo asiento por el que pasó gran parte del poder económico y político
desde el 1° de agosto, cuando se conoció la causa de los cuadernos de las
coimas.
"Piense y luego hable", dice una de las frases que
decoran el despacho del magistrado. Será clave que el padre y el hermano del
Presidente, al igual que una docena de empresarios, reflexionen sobre ese lema.
De lo contrario, las chances de que sean procesados son muy altas.
Bonadio llegó a ellos por una declaración de hace tiempo de
Claudio Uberti. "Yo tenía que retirar 150.000 dólares por mes de cada una
de las concesionarias", dijo el hombre que, justamente, estaba al mando
del Órgano de Contralor de Concesiones Viales (Occovi) entre 2003 y 2007.
Aclaró que siempre era en moneda extranjera y que lo dejaba en el despacho
presidencial, en la Casa Rosada. Desde agosto, esa declaración esperaba que
llegara el tiempo en que el juez se detuviera en esas líneas para que convocara
a todas las empresas que manejaban las rutas nacionales o los accesos a la
Ciudad de Buenos Aires que tienen cabinas de peajes. Pues ahora, después de
empezar a cerrar algunos capítulos, le llegó el turno.
La citación fue a todos los empresarios que eran parte de
aquellos consorcios que fueron desarticulados en 2005, cuando Néstor Kirchner
renovó las concesiones y las empresas terminaron como gerenciadoras de aquellas
trazas. Entre ellas, esperaban el llamado. Pero claro, cuando llega, hay que
digerirlo.
Ahora, aquellas compañías tienen un problema. En realidad,
lo tienen sus principales ejecutivos. El paradigma con el que se mueve el juez
Claudio Bonadio es relativamente simple. Considera que no fue posible encontrar
en aquellos años negocios con el Estado, especialmente en los mercados
regulados, sin que haya habido favores mutuos entre funcionarios y empresarios.
Por lo tanto, y de acuerdo a cómo actuó en casos similares, no les cree
demasiado a los que dicen que no tuvieron nada que ver con aquellos bolsos
millonarios.
Macri padre era uno de ellos, dueño por entonces de una
porción de Autopistas del Sol, la empresa que creó en los noventa para
construir y explotar el Acceso Norte. Hasta 2001 mantuvo alrededor de 18% de
las acciones y luego esa cifra se redujo al 7 por ciento. Fue Gianfranco, el
hermano presidencial, la cabeza de Sideco, la empresa familiar, quien manejó
los intereses de ese conglomerado de acciones.
Eurnekian también tenía una constructora que explotaba esas
rutas y por eso su comparecencia en Comodoro Py.
Los constructores volvieron a sentir el golpe. Algunas de
las principales empresas ya estaban en la causa y varias ya contaron cómo
pagaron. Volverán a Tribunales. Otras, debutarán.
Todas deberán pensar muy claramente y luego hablar, como
dice el refrán que se lee en el despacho del juez. Y esa disyuntiva los
carcome. Varios de los que negaron los hechos terminaron presos y sólo después
de pasar por Marcos Paz recobraron su memoria. Y para colmo, algo más. Bonadio
trabaja con una hipótesis: los número uno de las firmas no podían desconocer
estos pagos.
© La Nación
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