Por Manuel Vicent |
Estar dispuestos a matarse para imponer el significado de la palabra
libertad, Constitución, democracia, pueblo, nación, independencia, España,
Cataluña, interpretadas por cada bando a su conveniencia, en esto consiste el
castigo de Babel, la trágica ceguera de la historia.
Si las unidades de medida, un litro, un metro, un kilo, una
yarda, una libra, un galón, cada uno las entendiera y aplicara a su antojo de
forma distinta, sin duda la catástrofe económica y social sería inenarrable.
Por fortuna, en esto no hay discusión, cosa que no sucede con las palabras
confusas, ambivalentes que lanzan los políticos, algunas llenas de mesura destinadas
al cerebro y otras cargadas de odio y fanatismo que van a parar a los
intestinos.
Por desgracia, entre España y Cataluña ya solo rige la
tercera ley de Newton: por cada acción se produce una reacción igual y opuesta,
en este caso impulsada por las palabras intestinales que lanzan por la boca los
radicales de ambos bandos, y, en ellas, la palabra guerra se emite ya sin pudor
para sustituir a las formas enmascaradas de sacrificio, conflicto o
confrontación eslovena.
Según la copla lorquiana, primero jaleo, después alboroto y
finalmente vamos al tiroteo, o sea, vamos alegremente con la forma estúpida de
búfalos ciegos a la guerra civil como si se tratara de un evento deportivo.
© El País (España)
0 comments :
Publicar un comentario