Por Gustavo González |
Lo
de que nadie piensa en invertir, tiene una salvedad: “Bueno… nadie no,
el sector energético sí se está moviendo”.
El mismo día de la semana que pasó en que este hombre de negocios
planteaba tal escenario económico, en la Casa Rosada se conocía una encuesta
de Poliarquía que
indicaba lo contrario: ocho de cada diez consultados de Wall Street ya
descuentan que el macrismo será reelecto. Solo el 1% cree que
regresará Cristina. En principio, para ellos tal temor no existiría.
Las dos miradas pueden ser contrapuestas, pero no necesariamente
contradictorias.
Temores financieros. La encuesta de Poliarquía fue realizada entre
ochenta altos ejecutivos de fondos, bancos de inversión y compañías locales y
extranjeras del sector financiero que operan en mercados emergentes (el 60% con
base en Estados Unidos).
Profundizando en sus resultados se observa que la mayoría le
asigna el 77% de probabilidades a que Cristina sea candidata. Y si
bien solo el 1% tiene la certeza de que ganará, cuando se
pregunta sobre qué probabilidades tiene, el porcentaje de respuestas positivas
asciende al 22%, promedio.
El fantasma del default sobrevuela el sondeo. Estos directivos
estiman que, si la ex presidenta es electa, existe un 74% de probabilidades de
que incumpla los pagos de la deuda. Ese porcentaje se vuelve mínimo si
es Macriquien continúa en el poder.
Las personas suelen creer en lo que desean. Cuando los que responden
encuestas son ejecutivos de fondos y bancos de inversión, no habría que
descartar una relación entre ese terror al default de Cristina y la creencia de
que ella no regresará.
Este estudio de Poliarquía que recibió el Gobierno, confirma los propios
deseos del oficialismo. Y también sus miedos. Como los voceros de Wall Street,
el macrismo está tan convencido de que ella se presentará como de que va a
perder. Porque si ganara, habría default, el país se haría invivible y ellos
volverían a ser oposición.
En cambio, el Gobierno no cree (y quizás no desee) que otra alternativa
que no sea Cristina tenga posibilidades de hacerle frente. Sus estrategas
entienden que la grieta social está demasiado instalada como para que surja una
tercera opción.
Por eso descartan que un Massa, un Urtubey o algún
"tapado" vinculado con la flamante Alternativa Federal,
tenga chances de ocupar el lugar que ellos hoy ocupan.
¿Deseo o realidad?
Temores oficialistas. Es cierto que la mayoría de las encuestas
serias hasta ahora ubican a Macri y a Cristina en el primero y segundo lugar en
intención de voto, muy cerca uno del otro. Y que el resto de los
candidatos aparece lejos.
También es cierto que la casi totalidad de esos sondeos termina
dando vencedor al actual mandatario en un hipotético ballottage. La imagen
negativa de la ex presidenta parecería determinante en su contra.
Días atrás, en un panel de debate en la Facultad de Ciencias Sociales de
la UBA, Lucas Romero presentó el último informe de la
encuestadora Synopsis. A la pregunta de "si las
elecciones fueran hoy ¿a qué fuerza votaría?", un 32,9% respondió que
lo haría por el kirchnerismo y un idéntico 32,9% que votaría a Cambiemos. Cualquier
otro candidato peronista no K, aparece muy por debajo.
Sin embargo, en los escenarios de ballottage, en el único en el
que Macri gana es justamente en el que compite con Cristina.
Contra Massa perdería 54 a 45 y contra Urtubey, 53 a 46, según esta
presentación que proyecta indecisos en todo el territorio nacional.
¿El Gobierno tendrá sondeos que muestren eso? ¿Su temor a lo que
significaría un regreso de Cristina, podría esconder el temor mayor de perder
en un ballottage contra un candidato que no cargue con una imagen tan negativa
como la de ella?
Temores opositores. Con la campaña electoral ya en marcha y con
Cristina como espada de Damocles de cualquier candidato, todos tienen algo por
qué temer.
En el caso del peronismo no K, el miedo es a que un candidato de ese
espacio no llegue a la segunda vuelta. Y para muchos hay un terror superior,
que quien finalmente gane sea ella. Ese es el motivo por el que gobernadores,
intendentes y legisladores peronistas no terminan de despegarse del
pasado: están convencidos de que, si vuelve, su venganza con los
"traidores" será terrible.
Pero también Cristina tiene sobrados motivos para temer. Detrás de los
grandes temerarios suelen existir grandes temores.
Ella está dispuesta a ser candidata, cree que puede ganar y que así se
solucionarían los males del país y, de paso, sus problemas judiciales.
Pero teme que si pierde y Macri es reelecto, los tiempos de sus
causas judiciales la hagan ir presa antes de 2023. En cambio, supone
que si el vencedor fuera un peronista, aunque se tratara de un no K, las
chances de libertad de ella y los suyos, serían mayores.
¿Ser o no ser candidata? Esa es su cuestión.
Si no juega, queda en manos de los jueces. Si juega y gana, se
lleva todo. Si juega para que gane otro, quién sabe. Pero si juega y pierde, se
queda con nada.
Temor en el círculo rojo. Además de inversores y políticos, existen otros
cuya preocupación excluyente gira en torno a que Cristina vuelva a la Casa
Rosada.
Son empresarios, jueces, periodistas. Círculo rojo en general. Creen
que lo que mantiene vivo el deseo político de Cristina no es solo su instinto
de supervivencia, sino su sed de venganza.
Los empresarios sufren imaginando el regreso de una manu militari
recargada, con un Guillermo Moreno o
alguien peor.
En el mientras tanto, estiman que el factor CFK complicará más la
complicada economía 2019. Citan a uno de sus consultores de cabecera, quien
dice que si dos meses antes de las PASO se instalara la idea de que ella puede
ganar, sobrevendría una debacle económica.
Los jueces que la tienen como protagonista de sus causas, no saben qué
podría pasar con esos procesos, pero sí están seguros de que sus carreras
judiciales llegarían a su fin.
También hay periodistas que sufren a cuenta.
Señalan planes de La Cámpora que hablan de una reforma constitucional,
ruptura con el FMI, liberación de los “presos políticos” y aplicación
definitiva de una ley que termine con los “medios hegemónicos”.
Uno de los principales columnistas del país explica en la intimidad que
si Cristina regresa, él se va: “No soy solo yo, otros periodistas pensamos así. Y ustedes
en Perfil también deberían evaluarlo”.
Unos y otros participan de esta extraña película, cuya protagonista para
una parte de la sociedad es un fantasma aterrador; y para la otra, una heroína
salvadora.
Sería una película de risa, si no diera miedo.
© Perfil.com
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