Por Carlos Ares (*) |
El video institucional que la AFA difundió a propósito de los partidos por la Copa Libertadores de América, valora con cierto orgullo “inexplicable” el carácter supuestamente excepcional que tiene ser argentino. Sobre jugadas de Maradona y Messi, –ignora a Alfredo Di Stéfano– el locutor se pregunta: “¿Qué posibilidades hay de que los dos mejores jugadores de la historia del fútbol sean argentinos?”. Sobre fotos y caras de Bergoglio: “¿Qué posibilidades hay de ver humo blanco y que el Papa sea argentino?”. Sobre escenas en el Congreso donde se ve jurar a Ramón Puerta, a Rodríguez Saá y a Duhalde, insiste; “¿Qué posibilidades hay de tener cinco presidentes en una semana y sobrevivir a todo?”.
Sobrevivir, dice, como si la cicatriz de aquella fractura social del 2001 ya hubiera cerrado. Como si el tendal de millones de personas que quedó en la miseria, los que se suicidaron, padecieron enfermedades psicosomáticas, perdieron ahorros, salud, bienes, hijos que se fueron del país por decisiones que tomaron, entre otros, Cavallo, De la Rúa, Adolfo Rodríguez Saá, Duhalde, no siguieran pagando todavía dolor y deudas con años de vida.
“Juez, no me explique nada”–reclama la voz que se escucha sobre tribunas festejando un gol– “lo inexplicable somos nosotros”. Aparecen nuevamente Martínez y Benedetto para sugerir qué hacer ante la instancia final: “discutila”, “festejala”, “compartila”. El video se cierra con el presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia sonriente, en primer plano: “No trates de entenderla, disfrutala”. El volumen del sonido, saturado de tambores, cuerdas y metales, aumenta como en un trailer de película americana. La cámara sobrevuela los estadios de Boca y River. De pronto, se corta. La voz del locutor lee lo que se va escribiendo debajo del escudo: “AFA, Amantes del Fútbol Argentino”.
Inexplicable, Chiqui Tapia, es que vos seas presidente de la AFA después de una elección entre 75 delegados que resultó 38 a 38, que nadie de tus opositores con ambiciones políticas –D’Onofrio, Lammens, Tinelli– te haya pedido explicaciones ahora por este video y antes por tus declaraciones cuando suspendiste el partido en Israel “para contribuir a la paz mundial”, ni por el irracional contrato de Sampaoli, “el mejor técnico del mundo”, al que la AFA debe pagarle una indemnización millonaria, ni que te exijan rendir cuentas por los dirigentes que fueron a Rusia –los que te votan, los que te apoyan– con cargo a la AFA como en la época de tu “padrino”, Julio Grondona. Inexplicable es, Chiqui, que el predio de la AFA en Ezeiza siga llevando el nombre de un dirigente –Grondona–, que de no estar muerto estaría preso y nadie repare en el simbólico detalle.
Inexplicable es que, además de presidente de la AFA con estadías y viáticos pagados a reuniones de FIFA o Conmebol, seas vicepresidente de una empresa pública, el Ceamse, con un sueldo superior a 200 mil pesos, que beneficies con cargos a dirigentes del fútbol que te bancan y nadie del Gobierno ni de la Oficina Anticorrupción se pregunte si hay conflicto de intereses por tu relación con alguna empresa, o con los Moyano, ni investigue cómo es posible que te concedan tanto tiempo de licencia para tus viajes con la Selección.
Inexplicable es que también cobres del sindicato de Camioneros que controlan los Moyano –tu suegro Hugo y tu cuñado Pablo–, acusados por delitos en Independiente. Inexplicable es que las redes de pedófilos abusen de pibes de inferiores y no tengas nada qué decir. Hay tantas cosas inexplicables en el fútbol argentino. “No trates de entender”, dirás, “es magia”. Es mafia, Chiqui. Pero todo llega, “capo”. También el tiempo de dar explicaciones.
(*) Periodista
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