viernes, 19 de octubre de 2018

El Gobierno cree que Elisa Carrió es necesaria para ganar en 2019


Por Fernando Laborda

Mientras sigue procesando el conflicto que desató Elisa Carrió, la Casa Rosada evalúa el escenario que ofrece el peronismo, con sus múltiples actos por el 17 de Octubre y sus peculiares criterios para entender el alcance de la lealtad. La foto de Tucumán es para hombres de Mauricio Macri una buena y una mala noticia al mismo tiempo.

Es buena en términos electorales porque, a juicio de ellos, muestra un peronismo anclado en el pasado, con figuras que han perdido la sensibilidad para interpretar la renovación que reclama la sociedad. Y mala desde el punto de vista institucional, dado que, a juzgar por la dureza de los discursos y la combatividad evidenciada por los dirigentes sindicales allí presentes, será cada vez más difícil imaginar mecanismos de cooperación política para llevar adelante reformas estructurales que el Gobierno crea indispensables.

El peronismo debate qué hacer con Cristina Kirchner, mientras la expresidenta avanza más sigilosamente con la conformación de su agrupación Unidad Ciudadana en el orden nacional. Voceros del peronismo no kirchnerista, como Julio Bárbaro, afirman que "es absurdo unirnos con quienes tenemos ideas distintas" y que "resultaría impensable concurrir a una elección interna contra quienes no estaríamos dispuestos a votar en una elección general". Se trata de un criterio que comparten gobernadores justicialistas como el salteño Juan Manuel Urtubey y el senador Miguel Angel Pichetto, quienes han expresado sus deseos de ser candidatos presidenciales en 2019.

Del otro lado, hay dirigentes como Alberto Fernández o Felipe Solá , que pese a no ser considerados parte del riñón cristinista, entienden que no se puede dejar fuera de cualquier proceso de reconstrucción del peronismo a la figura que actualmente reúne la mayor intención de voto entre todos los dirigentes de la oposición, en referencia a la exjefa del Estado procesada en varias causas por corrupción.

En el medio, hay un nutrido grupo de intendentes bonaerenses que probablemente no comulgan con el cristinismo, pero que, a la hora de cuidar su quinta, entienden que si el año próximo concurren a las elecciones por fuera del kirchnerismo y Cristina Kirchner les abre otra lista en sus distritos, podrían quedarse sin el pan y sin la torta.

Aunque nadie en la Casa Rosada lo enuncie de manera abierta, cerca del Presidente hay coincidencia en que, como expresó ayer en el Coloquio de IDEA el politólogo Andrés Malamud, Cristina Kirchner es la mejor garantía de supervivencia de Cambiemos en el poder.
"Nosotros no fomentamos la polarización. Pero sabemos que la gente tiene en la cabeza que la opción para el año próximo es entre Cristina y Cambiemos. No vemos que la ciudadanía demande una tercera pata electoral", evalúa un alto funcionario de Balcarce 50.

La misma fuente gubernamental admite la existencia de un sector del electorado indefinido, que expresa desencanto con el gobierno nacional. Aunque se cuida de hablar de "desilusión" y prefiere emplear otro término para caracterizarlo: "Enojo".

Frente a ese porcentaje de electores "enojados", que hoy se advierte en el 58% de ciudadanos que reprueban la gestión gubernamental según encuestas que maneja el propio Gobierno, existe coincidencia en la mesa chica del macrismo en que Cambiemos tendrá chances de ganar las próximas elecciones si la coalición se mantiene unida. "Para ese sector del electorado, es importante que Lilita Carrió esté. Y si no fuera puteando, mejor", se sostiene en la Casa Rosada, más allá de la insistencia en que "el garante de que haya Justicia independiente es el Presidente".

© La Nación

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