Por Carlos Gabetta (*) |
Para muestra, basta el último botón: esta
semana, el fiscal general de Pensilvania, Josh Shapiro, afirmó tener “pruebas
de que el Vaticano tenía conocimiento del encubrimiento” de los abusos
–incluyendo abortos forzados– cometidos en las últimas siete décadas por unos
trescientos sacerdotes sobre unos mil niños y niñas de esa arquidiócesis (http://www.perfil.com/noticias/sociedad/acusan-al-vaticano-de-encubrir-cientos-de-abusos-sexuales-en-la-iglesia-de-eeuu.phtml).
La gran mayoría de estos crímenes ha prescrito gracias, precisamente, al encubrimiento. Leer los siete puntos del Manual de jugadas de encubrimiento eclesiástico detallado por el FBI en Pensilvania, provoca horror y delicia. El punto 7 dice: “Sobre todo, ‘no se lo digan a la policía’. El abuso sexual infantil, incluso sin alcanzar la penetración real, es y ha sido un crimen. Pero manéjenlo como un asunto personal, ‘de la casa’…” (https://www.infobae.com/america/mundo/2018/08/15/el-fbi-detalla-el-manual-de-jugadas-de-la-iglesia-catolica-para-encubrir-abusos-sexuales-de-300-sacerdotes-en-pensilvania/).
En 2007, la arquidiócesis de Los Angeles “aceptó pagar 660 millones de dólares a 508 víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes de ese arzobispado”. Por entonces, la Iglesia de Estados Unidos llevaba ya pagados 2.100 millones de dólares (https://www.lanacion.com.ar/926105-millonario-acuerdo-de-la-iglesia-catolica-por-casos-de-abuso). Hoy se calcula que el monto ronda los 4 mil millones de dólares. En otros varios países ha habido arreglos extrajudiciales y compensaciones similares.
¿De dónde sale tanto dinero? “El Vaticano posee un cuarto de los edificios en el centro de Roma. Solo en 2006, añadió a su inventario 8 mil propiedades heredadas. (…) el valor de los inmuebles que posee la Iglesia supera los 6 mil millones de dólares. Sin embargo, sus propiedades en la capital italiana valen apenas unos pocos millones de dólares, porque la última vez que se valuaron fue en 1929. (…)”.
Trate el lector de hacerse una idea del valor de las propiedades de la Iglesia en el mundo –y en Argentina– por no hablar de sus bancos, hoteles de lujo y andamais (http://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/09/130912_cultura_propiedades_millonarias_iglesias_papa_francisco).
En cuanto a sus “métodos” en lo económico-financiero, basta asomarse al probable asesinato del papa Juan Pablo I, el 28-9-78, a 33 días de su nombramiento, supuestamente a causa de su afán por investigar las finanzas del Vaticano. Entre otros, “el sacerdote y teólogo Jesús López Sáez sostiene la tesis de que Luciani sufrió un homicidio” (https://es.wikipedia.org/wiki/Muerte_de_Juan_Pablo_I).
O rememorar el affaire Roberto Calvi, el “banquero de Dios”, ex presidente del Banco Ambrosiano, cuyo cuerpo apareció colgado de un puente de Londres en 1982. Semanas antes, Calvi, de probados contactos con la mafia, había escrito una carta al papa Juan Pablo II, indicando que “un evento futuro podría provocar una catástrofe de proporciones inimaginables, en la que la Iglesia va a sufrir el más grave daño”. En 1984, el Banco del Vaticano aceptó pagar 224 millones de dólares a los 120 acreedores del quebrado banco Ambrosiano como “reconocimiento de la implicación moral” en el colapso (https://es.wikipedia.org/wiki/Roberto_Calvi).
Entonces la Iglesia; como tal, como altamente sospechada de delito organizado, ¿no debería ser investigada, local e internacionalmente? En países como el nuestro, ¿no debería al menos ser separada del Estado?
(*) Periodista y escritor
©
Perfil.com
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