Por Carlos Gabetta (*) |
Cuando se alega que el kirchnerismo
hacía cosas peores en materia de medios de comunicación, no lo desmiente, pero
tampoco entra en detalles y pasa rápido a otra cosa. Es el tipo más
generalizado de negador peronista; esos honestos militantes doloridos,
descoyuntados entre la aceptación de los hechos y la esperanza de un nuevo y
honesto liderazgo; que por cierto nunca existió.
Pero el grupo más activo está compuesto por “izquierdistas” de diverso pelaje, adscriptos a la religión populista desde que implosionó la del “socialismo real” soviético y la China maoísta empezó a jugar el juego del capital. Están los que hacen circular panfletos que dicen “Cristina escondió la guita que se robó en hospitales, universidades, asignaciones universales por hijo…”, etc. O sea, irónica negación del robo y/o justificación del “roban, pero hacen”, sin importar cuánto roban ni cómo lo hacen, tal las muchas obras mal hechas y/o inconclusas; o los “Sueños Compartidos” con Hebe de Bonafini.
O los que, como un viejo conocido que respondiendo a comentarios sobre la situación venezolana, se limitó a hacerme llegar un documento en inglés sobre las “operaciones encubiertas” de Estados Unidos en América Latina. Nadie podría negar esas “operaciones”, pero ¿es esa la razón de la crisis bolivariana? A pesar de las frecuentes amenazas de suspensión, EE.UU. es el principal comprador de petróleo venezolano… (https://elpais.com/internacional/2017/05/29/estados_unidos/1496017333_399364.html).
En estas dos versiones, esos personajes devienen feroces denunciantes al menor indicio de corrupción liberal; igual que los fieles católicos que ningunean los escándalos de pedofilia y dan lecciones de moral sobre la legalización del aborto. Y luego tenemos la última, absolutamente inexcusable versión: los ex funcionarios y altos dirigentes que, al menos hasta ahora, no aparecen imputados. Es el caso de Alberto Fernández, ex jefe de Gabinete de Néstor y Cristina Kirchner, quien le manifestó a Luis Novaresio “haberse enterado hace un mes y medio de la denuncia por presuntos pagos de sobornos (…) y que la intervención del chofer Oscar Centeno en el caso suena a una operación de los servicios de inteligencia” (https://www.lacapital.com.ar/politica/alberto-fernandez-los-cuadernos-centeno-suenan-operacion-los-servicios-n1658152.html).
El video de esa entrevista es imperdible, porque allí vemos balbucear ignorancia a un abogado que manejaba o estaba al tanto de todas las operaciones del gobierno, pero nunca se enteró de nada; no vio, escuchó ni leyó denuncias o rumores; no hizo preguntas ni averiguó nada durante los años de su mandato (2003/2008), ni en los que siguieron. Igual que los papas, obispos y sacerdotes católicos que nunca se enteraron de las miles de violaciones en iglesias y conventos de medio mundo.
No se trata de absolver al liberalismo o ignorar las injerencias del gran capital, sino de analizar concretamente situaciones concretas: tanto el chavismo como el kirchnerismo desperdiciaron una situación política y económica muy favorable (apoyo social; altos precios del las materias primas), dejando a sus países, ineficacia y corrupción masiva mediante, en gravísima situación económica, política y social.
Entonces, si aquello fue Guatemala y esto apunta a Guatepeor, ¿por qué el progresismo no discute otra salida? Preguntar a los socialdemócratas, aquí y allá devenidos en populistas o liberales.
(*) Escritor y periodista
©
Perfil.com
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