Entre los mayores de
60 años es del 7%. La política
previsional de la última década benefició a los
mayores
a costa de niños y jóvenes.
Nacionales - La
población bajo la línea de la pobreza, según los últimos datos del INDEC,
correspondientes al 2017 y a la espera de la actualización de este indicador
con más pobres, es 25,7%. Según la franja de edades, en la población con entre
20 y 60 años de edad la pobreza es del 23% y 7% entre la población mayor a 60
años. En cambio, entre la población
menor de 20 años de edad la pobreza alcanza al 38%.
Estos datos muestran que los niños y los jóvenes sufren
cinco veces más pobreza que los mayores. Semejante brecha está asociada al
hecho de que la política previsional aplicada en la última década fue eficaz en
reducir la pobreza entre los mayores pero, debido a su rudimentario diseño, lo
hizo a costa del resto de la población y, en especial, de los niños y jóvenes.
Esto es así porque el acelerado crecimiento del gasto
previsional obliga a sacrificar otras erogaciones del Estado de alto impacto en
la niñez y la adolescencia (como las asignaciones familiares) y a aplicar
impuestos de muy mala calidad (incluyendo el inflacionario) que cercenan la
generación de empleos.
Dejar que el gasto previsional continúe con esta dinámica no
solo es un factor de desestabilización macroeconómica sino que profundiza la
desigualdad y la exclusión social.
Además, evaluado en una perspectiva de largo plazo, erosiona
la propia sustentabilidad del sistema previsional.
Los niños y jóvenes que hoy sufren la pobreza no están
desarrollando capacidades laborales apropiadas para ser los futuros sostenedores
del sistema.
Si en la actualidad sólo un tercio de los ocupados tiene un
empleo asalariado registrado en el sector privado -es decir, es un sostén
genuino del sistema previsional- con las tendencias actuales en el futuro esa
proporción tenderá a empeorar.
Este análisis, hecho por la consultora IDESA, sostiene que la
política previsional de la última década se caracterizó por el oportunismo y la
irresponsabilidad. La más dañina y perdurable de sus consecuencias es que
quitó espacios para asistir mejor a los 4 de cada 10 menores que viven en la
pobreza. Se trata de un drama presente y una hipoteca pesada a futuro.
Por eso, la reforma previsional es necesaria para el
ordenamiento de las finanzas públicas e imprescindible para generar los
espacios fiscales que permitan atender la pobreza entre los niños y los
jóvenes.
Gasto previsional y
gasto público
El principal componente del gasto público nacional son las
jubilaciones y pensiones. Representan aproximadamente 40% del total de las
erogaciones. Más importante aún es que crece a una tasa sustancialmente más
alta que el resto de los gastos e ingresos. Por ejemplo, en lo que va del año
el pago a jubilados aumentó a una tasa del 30% interanual cuando los recursos
tributarios lo hicieron al 22%. Esta dinámica convierte al sistema previsional
en el principal factor desestabilizador de las finanzas públicas.
Esta acelerada expansión del gasto previsional no solo
explica el insostenible nivel de déficit fiscal sino que además limita y
cercena otras actividades del Estado. Incluso en otros componentes del sistema
de protección social. Por ejemplo, el gasto en asignaciones familiares -que es
el segundo en importancia luego de las jubilaciones dentro de las prestaciones
sociales- viene creciendo a una tasa del 22% interanual, es decir, más en línea
con la evolución de los recursos tributarios que con el gasto previsional.
Informe: MDZ
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