Por Giselle Rumeau |
Es una ley fundamental de la realidad mediática. El
escándalo por la causa de las coimas millonarias en la era K, generada por una
investigación del diario La Nación, desvió en las últimas horas la atención de
la crisis económica y de la polémica por los aportantes truchos que Cambiemos
utilizó en su última campaña. Los cuadernos en los que Oscar Centeno -ex chofer
de Roberto Baratta, hombre de confianza de Julio De Vido- detalló el circuito
de los bolsos repletos de dólares volvieron a poner sobre la mesa la magnitud
de la estafa y la corrupción que se dio con la obra pública en la década
ganada, y dieron lugar a una catarata de detenciones de ex funcionarios y
empresarios, allanamientos y citaciones judiciales, entre ellas la de Cristina
Kirchner, ordenadas por el juez Claudio Bonadio. Es por eso que -ahogado en su
propia agua turbia- el kirchnerismo salió a desmentir la denuncia y sembrar
suspicacias sobre la oportunidad de la movida judicial, en momentos en que la
ex Presidenta planeaba salir de su silencio táctico para participar hoy de un acto
en Smata, el gremio de los mecánicos que conduce Ricardo Pignanelli, con miras
a su candidatura presidencial.
Es cierto que el impacto por el escándalo le da aire al
Gobierno, sencillamente porque sus errores siempre son opacados y superados con
creces por los del kirchnerismo. Aunque aún es prematuro saber si la nueva
denuncia tendrá incidencia electoral. Un año es una eternidad en la política
argentina. Lo que sí está claro es que la citación a declaración indagatoria de
Cristina -prevista para el 13 de agosto- no evitará el mal humor social por la
ola de aumentos que llegaron con este mes. La dura realidad del bolsillo ya no
se puede tapar con nada. Ni siquiera con la podredumbre del kirchnerismo. Quizá
por eso, esta semana Mauricio Macri abandonó la dialéctica optimista de Jaime
Duran Barba para cambiar radicalmente su relato. Eso que hasta hace algunas
horas se reconocía sólo en voz baja, se convirtió ahora en parte del discurso
oficial. Así, el Presidente dejó de decir que "lo peor ya pasó" para
reconocer en Córdoba que la economía entró en una etapa de recesión. Y eso no
fue todo. Macri también admitió por primera vez que la inflación cerrará esta
año en "alrededor del 30%". Claro que lo hizo amortiguando las
palabras. Remarcó que el parate en la economía "no es de las dimensiones
de los anteriores" que sufrió la Argentina, y vaticinó que desde este mes
la inflación "comenzará a bajar y en dos o tres años será de un
dígito". Pero, en definitiva, habló lisa y llanamente de recesión en el
país.
En la Casa Rosada admitieron el cambio de estrategia.
"Ya no podíamos dejar de lado la realidad. Creemos que hasta fin de año
vamos a tener malas noticias sobre la economía y el empleo. Habrá pérdida del
poder adquisitivo que resentirá el consumo y un parate en la construcción y la
obra pública. El discurso del Presidente será más crudo durante los próximos
meses. No hay más lugar para plantear lo de los brotes verdes. Hay que cumplir
con la meta fiscal", le dijo a 3Días uno de los funcionarios que siguen de
cerca los vaivenes de la economía.
Agosto llega con subas de naftas de entre el 4 y el 7% por
el alza que tuvo el dólar. La suba regirá desde la semana que viene, y se
sumará al 27% de aumento que acumulan los combustibles este año.
A partir del miércoles, arrancó un nuevo cuadro tarifario
para la electricidad, con subas de entre 25% promedio para los usuarios
residenciales y de 40% para las grandes empresas. Y los aumentos del gas,
cercanos al 25%, se implementarán a partir del 1 de octubre.
La lista de malas noticias continúa con el aumento en las
prepagas en un 7,5% y la suba del boleto del subterráneo a 12,50 pesos. Y había
arrancado el viernes pasado, cuando el ministro de Transporte Guillermo
Dietrich anunció aumentos en los boletos de colectivos y trenes del Área
Metropolitana de Buenos Aires de 30% en tres tramos.
Como si fuera poco, la inflación del mes de julio no bajaría
del 2,8% según las mediciones de las consultoras privadas. Para el año, las
proyecciones estiman que la inflación terminará en 32%.
Sobre el impacto que tendrán las tarifas en los hogares, en
el Gobierno creen que algunos sectores podrán amortiguarlo con la reapertura de
paritarias que se dará en septiembre. Aunque reconocen que no alcanzará para
empatar con la inflación. Según las proyecciones que se manejan en la Casa
Rosada, recién después del primer trimestre del año que viene podría haber una
recuperación.
"Habrá una buena cosecha de trigo este año que va a
impactar positivamente a partir del los primeros meses de 2019. Y si llegamos a
buen puerto en- las negociaciones con los gobernadores para el Presupuesto, eso
va a incidir de manera positiva en la imagen del país en el exterior, que
demuestre responsabilidad y esfuerzo compartido entre oficialismo y
oposición", remarca el funcionario.
En el Gobierno esperan que esa mejora les permita llegar a
la recta final de la campaña presidencial con un repunte del optimismo social.
"Si logramos llegar a 2019 demostrando que tuvimos las capacidad para
pilotear la tormenta, podríamos llegar bien a las elecciones. Las expectativas
son tan bajas que eso nos favorece, en especial si el peronismo sigue
dividido", remarca el vocero.
Habrá que pasar el invierno, la primavera y el verano para
saber si el Presidente tendrá la misma suerte que en 2017, cuando tras
atravesar un 2016 para el olvido, se alinearon todos los planetas a favor de
Cambiemos apenas dos meses antes de las elecciones.
Hasta aquí la visión oficial. Pero qué dicen los economistas
sobre las proyecciones de la economía. Concretamente: ¿hasta cuándo durará la
recesión? ¿El efecto de la sequía y las turbulencias cambiarias dejarán
registros negativos para este año? ¿Habrá crecimiento en 2019? ¿Será genuino o
sólo un efecto rebote de este año calamitoso?
Pronósticos moderados
La mayoría de los economistas consultados por 3Días
consideran que la cosecha de trigo podría generar una mejora en el último
trimestre pero avizora un crecimiento negativo para este año. Lo que podría
complicar la meta de crecimiento de 0,4% que está en la Carta de Intención con
el Fondo Monetario Internacional. Recién en 2019, dicen, comenzaría a gestarse
una recuperación si se mantiene la estabilidad cambiaria y no vuelven los
sacudones externos.
El economista Gabriel Rubinstein, ex representante del Banco
Central durante el paso de Roberto Lavagna por el ministerio de Economía,
asegura que es difícil saber bien hasta cuando durará la recesión. "Pero
en la medida en que se siga estabilizando el mercado cambiario y no haya nuevos
shocks externos involutivos complicados uno debería pensar que hacia fines de
año debería comenzar a mejorar la actividad, en parte de la mano de la cosecha
de trigo que dará un envión positivo", remarca.
Fausto Spotorno, director de Centro de Estudios Económicos
de la consultora Orlando J. Ferreres & Asociados, estima que la recesión va
a durar básicamente hasta el 2019. "Creemos que la economía mostrará
recién un crecimiento a partir del segundo trimestre del año que viene. Sin
embargo puede ser que hacia fin de este año empecemos a notar las primera
recuperaciones, de algunos sectores, como el agro -por la cosecha de trigo- o
el turismo, hoteles y restaurantes, así como en algunos productos
exportables", afirma.
Mariano Kestelboim, economista, consultor de empresas y
Cámaras empresariales, coincide. "Estimo que la recesión se extenderá, por
lo menos, hasta el primer trimestre de 2019 inclusive. En el segundo trimestre,
debido a la baja base de comparación de 2018 y posiblemente con una cosecha
mucho mejor que la de este año, la economía pueda comenzar a exhibir una
parcial recuperación, pero será suave y no generalizada", dice.
El director del Estudio EcoGo, Federico Furiase, tiene una
visión más optimista. "Después de un segundo trimestre con una tormenta
perfecta por la sequía, la devaluación, la caída del salario real por la
aceleración de la inflación y las altas tasa para contener el dólar, recién en
el tercer trimestre se moderaría la caída aunque el golpe sobre el salario real
y el torniquete monetario seguirán impactando", explica. Y agrega:
"En este contexto creo que en el cuarto trimestre la economía podría
estabilizar y arrancar en el margen si el Banco Central encuentra espacio para
bajar las tasas desde el lado de las expectativas de inflación, con los dólares
del trigo y alguna reapertura de paritarias que modere el impacto sobre el
salario real. En este contexto la película del 2018 la vemos con una caída de
-0,5% anual dejando un arrastre negativo de 1,4 puntos para 2019".
Sobre las previsiones de crecimiento, los economistas
consideran poco probable que el 2018 termine con un PBI positivo. Pero las
proyecciones para 2019 van del 1,5 al 3%, incluso por encima de la estimación
oficial, que es del 1,9%.
El único de los consultados que no ve un crecimiento genuino
es Kestelboim. "Es posible que la economía registre una muy moderada
recuperación en relación al mal 2018. Más allá de la mejor cosecha esperada, no
habrá más factores que puedan dinamizar la actividad bajo las políticas
acordadas con el FMI", asegura el ex director de la Fundación Pro Tejer.
Según su visión, "se profundizará la incertidumbre por la escasez de
dólares, la fuga de capitales seguirá siendo muy alta agravada por la previa de
las elecciones y eso implicará que el Gobierno no pueda bajar la tasa de
interés sustancialmente". "A su vez, los compromisos de ajuste fiscal
con el FMI, restringirán significativamente el margen para que el gobierno
pueda ejecutar planes de obra pública o de estímulo al consumo. Y el contexto
internacional seguirá siendo hostil por el recrudecimiento de la guerra
comercial y la suba de la tasa de interés en Estados Unidos", agrega.
Spotorno hace otro análisis. "Creemos que en 2019 se va
a crecer. Mayormente será por rebote pero algo de crecimiento genuino puede
haber porque, más allá de la baja performance en la actividad económica, la
inversión viene creciendo", subraya. Si bien el economista reconoce que el
último dato de inversión dio resultados negativos, algo natural por la
recesión, detalla que en términos generales la inversión está en orden del 21%
del PBI, 2 puntos más de lo que solía haber en la época del kirchnerismo.
"Con lo cual algo de crecimiento genuino hay. Con todo, estamos hablando
de crecimiento relativamente bajo del orden del 3%", remarca.
Rubinstein, titular de la consultora que lleva su nombre,
también avizora un crecimiento para 2019, siempre y cuando el envión positivo
que tomaría la actividad a fin de año no sea interrumpido. "La economía
puede crecer en parte por la buena cosecha en general, si hay buen clima
meteorológico y un buen clima económico, es decir, que pase esta turbulencia y
no se generen nuevas. Estimo que puede ser arriba del 2,5% el crecimiento en
2019", proyecta el especialista. Y considera que si "se crece 2,5 y
este año se baja cerca de 1, una parte será rebote y otra crecimeinto propio
del año".
Furiase habla de recuperación tras la tormenta. "Con
dólares de las exportaciones luego de la sequía para financiar aumento de
importaciones, dólares del FMI para cancelar vencimientos de deuda y dólares
del mercado para mantener el dólar tranquilo y que el salario le gane a la
inflación en un contexto de baja del riesgo país, la economía podría crecer 1,5
en promedio en 2019 consistente con un crecimiento del 4% anual en el último
trimestre", asegura el economista de Eco Go. Pero aclara que para esto
será necesrio que el Gobierno convenza al mercado de que tiene viabilidad
política para hacer el ajuste y que tiene margen para recuperar la economía y
ganar las elecciones".
Como una condición recurrente, aparece así una vez más el
reclamo de un liderazgo político fuerte para poder pilotear con éxito la crisis
de la economía.
© 3Días
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