Hubo 38 votos en
contra, 31 a favor y dos abstenciones.
La iniciativa no podrá volver a ser
tratada este año.
Nacionales – Con
la presencia de 71 legisladores, el Senado de la Nación rechazó este jueves a
la madrugada, por 38 en contra, 31 a favor y dos abstenciones, el proyecto de
ley de interrupción voluntaria del embarazo aprobado por la Cámara de Diputados
en la histórica sesión del 14 de junio último, cerrando así la puerta a la
posibilidad de que la Argentina ingrese al grupo de países en los que rige la
legalización del aborto.
Después de más de dieciséis horas de debate, la fuerte
resistencia a la iniciativa no hizo más que consolidarse. La primera señal en
ese sentido la dio José Alperovich (PJ-Tucumán), uno de los últimos senadores
que quedaban sin revelar su voto, al anunciar que se sumaba a la oposición al
proyecto.
El pronunciamiento de la Cámara alta implica un duro golpe
para el colectivo de organizaciones de la Campaña Nacional por el Derecho al
Aborto Legal, Seguro y Gratuito, ya que la iniciativa no podrá volver a
discutirse hasta el 1 de marzo del año próximo.
Como miembro informante, el presidente de la Comisión de
Salud, Mario Fiad, expuso en primer lugar su postura contraria al proyecto,
respecto del cual señaló que “el derecho a la vida está por convertirse en el
más débil de los derechos”. Sostuvo que este tema “nos atraviesa horizontal y
verticalmente como sociedad, nos interpela desde la tragedia que significa el
aborto y que pone en tensión derechos que son fundamentales”.
El senador radical, quien fue encargado de conducir los
debates en comisión, afirmó que el proyecto “es claramente violatorio de la
Constitución Nacional” y de los tratados internacionales “suscriptos por
nuestro país; también de las normas legales sancionadas”. En este sentido, dijo
que en dichas normas se reconoce “a la persona por nacer como sujeto de
derecho” y al “derecho a la vida desde la concepción”.
Posteriormente, el titular de la Comisión de Justicia y
Asuntos Penales, Pedro Guastavino, aclaró que inicialmente él estaba en contra
del aborto legal, pero al cabo del debate que se dio en ambas cámaras
comprendió que “la única forma de entender esto es desde el lado de la salud
pública”.
El entrerriano cuestionó la clandestinidad “que pone en
riesgo la vida”, para señalar luego en cuanto a los costos que deben absorberse
por el sistema de salud, “disminuyen drásticamente en un escenario de aborto
legal, seguro y gratuito”. Asimismo, dijo, “prácticamente se eliminan las
internaciones por abortos con complicaciones y con ello los recursos destinados
a este supuesto”.
Guastavino remarcó que “por sobre todo se eliminan las
muertes maternas por complicaciones”, algo que puso como “horizonte de todos
los que apoyamos este proyecto”.
A su turno, el presidente de la Comisión de Asuntos
Constitucionales, Dalmacio Mera, aseguró que la ley de interrupción voluntaria
del embarazo “no resuelve el problema de la clandestinidad” de esta práctica.
Además, el senador del bloque Justicialista puso en duda la constitucionalidad
de la ley.
Mera enfatizó que durante los debates en comisión “no pudo
escuchar qué sustancia mágica, qué proceso biológico se produce en la semana 12
o 14 para que una vida valga más o menos a partir de ese momento preciso”.
“No hay forma de decirle a un médico que hasta el día de la
semana 14 tiene que practicar la eliminación de ese feto, y el día después va
preso”, cuestionó el senador del bloque Justicialista, y se preguntó “cómo se
le explica” a un médico que “un día es un servidor público y al otro un
asesino”.
Otra de las oradoras fue Inés Blas, quien puso a disposición
su renuncia a la Banca de la Mujer, pero ratificó su rechazo al proyecto
aprobado en la Cámara de Diputados, al advertir que “se vulnera el derecho a la
vida”.
“Desde mi condición de militante siempre trabajé en defensa
de los derechos de la mujer, y lo seguiré haciendo. Sin embargo, y a efectos de
despojarme de las presiones que intentan ejercer para que cambie el sentido mi
voto, pongo a disposición mi renuncia a la comisión”, anunció Blas, del bloque
Justicialista.
El tono del debate -chato y alejado del ruido y la multitud
de las calles- solo subió con algunos pocos discursos, como el de la tucumana
Beatriz Mirkin, que se quejó a los gritos: “¡Acá todo es no! ¡No al proyecto,
no a las modificaciones!”.
La legisladora confesó que le “duele horrorosamente” este
tema. “Se habla de tenerlos (a los hijos) y entregarlos en adopción. Miren: si
hay algo que me pone la conciencia ya sacada es que planteemos eso… he estado
en el Poder Ejecutivo de mi provincia y he visto a los chicos que no se aceptan
en adopción, y no es porque la Justicia los demore, ¡es porque no los quieren a
los chicos si son negritos!”, exclamó, mientras la vicepresidenta Gabriela
Michetti intentaba tranquilizarla.
Otra intervención que dejó tela para cortar fue la de
Rodolfo Urtubey. Al referirse a los casos de aborto no punible por violación,
señaló: “Realmente habría que ver aquellos casos, porque hay algunos en que la
violación no tiene esa configuración clásica de la violencia sobre la mujer,
sino que a veces la violación es un acto no voluntario con una persona que
tiene una inferioridad absoluta de poder frente al abusador, por ejemplo en el
abuso intrafamiliar, donde no se puede hablar de violencia, pero tampoco de
consentimiento, sino de una subordinación”.
Discurso de Cristina
Kirchner
Uno de los discursos más esperados del debate por el aborto
legal era el de Cristina Kirchner, que habló minutos después de la 1 de la
madrugada del jueves. La expresidenta ratificó su voto a favor y reveló por qué
cambió de opinión, si bien aclaró: “Yo siempre he votado por la vida, y he
gobernado por y para la vida”.
“Voté por la vida cuando votamos la nulidad de las leyes de
obediencia debida y punto final; cuando votamos el parto humanizado en 2004; la
protección integral de niños, niñas y adolescentes; la educación sexual
integral”, enumeró la senadora del Frente para la Victoria-PJ.
También repasó como logros de la era K “la votación sobre
los derechos del paciente; la ley integral de protección contra la violencia
hacia la mujer; el matrimonio igualitario; la identidad de género; y la
modificación del Código Penal para incluir la figura del femicidio”.
Fue entonces cuando se refirió puntualmente –y por primera
vez desde que se lanzó el debate parlamentario- al proyecto de aborto legal:
“Se puede estar de acuerdo o no, pero estamos rechazando un proyecto sin
proponer nada alternativo, y la situación va a seguir siendo la misma”.
“Si tuviera la certeza de que rechazando la media sanción no
hay más abortos en Argentina, no tendría dudas en levantar la mano, pero los
abortos van a seguir produciéndose en Argentina”, avizoró la exmandataria, y
añadió: “No es una cuestión de convicciones o de creencias, sino de dar
respuestas como legisladores a un problema que existe”.
Cristina confesó que no fue su hija Florencia quien la hizo
cambiar su posición sobre la ley de aborto: “Las que me hicieron cambiar de
opinión fueron las miles y miles de chicas que se volcaron a la calle. Verlas
criticar pero también describir la realidad de una sociedad patriarcal nos debe
colocar a todos en un lugar distinto”.
También les dejó un mensaje a las manifestantes: “No se
enojen con las religiones, las Iglesias o los sacerdotes. Sigan construyendo
esa fuerza que yo pude advertir el 8 de marzo”.
Palabras de Pichetto
El presidente del bloque Justicialista del Senado, Miguel
Pichetto, reconoció el presidente Mauricio Macri haber habilitado el debate
sobre el aborto en el Congreso, pero cuestionó: “La opinión del presidente no
puede ser abierta frente a una decisión de esta naturaleza. Debería haberse
comprometido a que esta ley saliera, así la Argentina sería un poquito más
justa”.
Tras el discurso de la expresidenta Cristina Kirchner,
Pichetto consideró al siglo XXI como el siglo de la mujer. “Y el que no
comprenda esto va a quedar fuera de la historia”, estimó.
“Aquellos que sientan, piensen y asuman la religión,
seguramente no van a realizar ningún tipo de acción que vulnere las normas
religiosas. Pero la religión no puede imponerle al conjunto del país y del
Estado, el pensamiento, la visión religiosa sobre normas que son de naturaleza
civil del Estado laico. Ese es el verdadero corazón del debate”, puntualizó el
rionegrino, lamentando no haberlo abordado antes. “Creo que hubiera completado
un círculo de derechos humanos, de derechos fundamentales, de reconocimientos
importantes en términos de debates ciudadanos que se dieron en el gobierno
anterior”, expresó.
Pichetto señaló que el del aborto es un tema que
“fundamentalmente implica la libertad y el derecho de la mujer como un nuevo
reconocimiento social, pero también, en un país como el nuestro, con profundas
desigualdades, con grandes asimetrías sociales”. A su juicio, eso es lo que hay
que reparar; “es una cuestión de políticas de salud pública”.
El cierre de la ronda de oradores estuvo a cargo de la
tucumana Silvia Elías de Pérez y del formoseño Luis Naidenoff, por el rechazo y
a favor, respectivamente.
Informe: LN,
Parlamentario.com y Agensur.info
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