Por Isabel Coixet |
Escuchando a Father John Misty, pienso en todas las
veces que me han roto el corazón y en todas las veces que yo se lo he roto a
alguien. Y sé, con una seguridad que desconozco en mí, que la gran diferencia
entre esas dos cosas es que, con el corazón –magullado y doliente– en la mano,
cada vez que yo le he roto el corazón a alguien, él me lo había machacado
doscientas veces antes, y cuando a mí me lo han roto, yo no había hecho nada
para merecerlo, si descartamos una predisposición absurda a la confianza ciega,
al respeto a quien no se lo merece y a creerme a pies juntillas esa leyenda
urbana de que la gente sólo dice «te quiero» cuando lo siente de verdad.
Seguramente me engaño y recuerdo sólo la imagen heroica y vagamente victimista
que quiero recordar y que ha permanecido fijada en mí, como una mancha en un
pantalón negro, que intentamos disimular porque está en un lugar que apenas se
ve y luego resulta que es lo primero que salta a la vista y te pasas el día
sintiendo cómo la mancha se apodera de tu ya escasa confianza en ti y acabas
siendo esa misma mancha. Pero eso es lo que he decidido creer de mí misma y a
estas alturas, ¿quién quiere cambiar de himno personal?
Escuchando a Father John Misty, veo por un momento
un camión cisterna de lágrimas derramadas por indeseables que nunca derramaron
una lágrima por nadie. Aunque da igual, porque cuando llora por alguien, lo
único que quiere es sentir que ese alguien algún día se golpeará la cabeza
contra la pared y se hará sangre, pensando en lo burro que fue, dejando escapar
a la persona que le quiso, que le quiso de verdad. Pero ya es demasiado tarde y
no hay bastantes muros en el mundo para la letanía de lamentaciones que le
esperan a esa rata de dos patas.
Escuchando a Father John Misty, me veo más
vulnerable de lo que me creo, menos fuerte de lo que en realidad (¿en
realidad?) me siento, más pequeña, más tonta, menos resabiada. Querría
quemar todas esas fotos que me muestran inocente. Querría olvidar toda la
ingenuidad que me poseía. Querría borrar todas las señales que no vi, que
señalaban el precipicio, la caída libre, el peligro inminente, el abismo.
No sé qué quiere decir la letra de muchas de las
canciones de Father John Misty o no sé a qué se refería exactamente él cuando
las escribió, pero sé que me hablan a mí. Ahora. Ayer. O quizás le hablan a un
mí que ya no existe en mí, pero que, cuando existía, hizo que yo fuera quien
soy. Yo ya me entiendo.
© XLSemanal
0 comments :
Publicar un comentario