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domingo, 24 de junio de 2018

Dudas sobre la reelección: cinco requisitos para volver a alinear planetas

Por Giselle Rumeau
Hay pocas estrategias que desnuden tanta debilidad de un presidente como la de salir a instalar de manera anticipada la idea de su propia reelección. Es la pura confirmación de que el panorama político y económico se presenta tan desolador que es necesario salir a conjurar con palabras esa pérdida de apoyo y poder típica de las crisis. Sea por el síndrome de pato rengo o por cierta miopía para leer la realidad, lo cierto es que Cambiemos ratificó hace casi dos semanas que la prioridad para el 2019 será la reelección del Presidente. 

Lo hizo en una reunión de la Mesa Nacional de la fuerza en la Casa Rosada, encabezada por el jefe de Gabinete Marcos Peña, con la certeza de que aún pueden seguir encarnando la idea de cambio que persiste en la sociedad. Es cierto. Una gran mayoría de la población sigue demandando que la historia de fracasos sufrida por el país de manera recurrente desde hace más de 70 años quede en el olvido de una vez por todas. Pero la gran incógnita es quién será esta vez el dueño del cambio.

Cambiemos ya no tiene la vaca atada. Todos los analistas consultados por 3Días sostienen que el sueño de un segundo mandato entró en terapia intensiva para Mauricio Macri. Nadie se anima aún a sepultarlo; en la Argentina un año político es una cantidad inmensa de tiempo. Basta con recordar que hace apenas ocho meses, cuando el frente oficialista arrasó a nivel nacional en las elecciones legislativas, los analistas daban por hecho la reelección del mandatario el año que viene, e incluso, como dice con ironía el politólogo Luis Tonelli, "se hablaba de Antonia 2029".

Hoy sólo queda un consuelo: nadie, por ahora, capitaliza la caída de imagen que padece el Gobierno. La dispersión del peronismo lo sigue beneficiando. Y si bien Cristina Kirchner sigue siendo la opositora mejor posicionada, no logra sumar votos por fuera de sus seguidores duros. Una encuesta realizada por la firma Observatorio Electoral, de Julio Burdman, destaca que si las elecciones presidenciales fueran hoy, Macri obtendría el 29,2% de los votos, contra el 23,1 de CFK y el 15,5% de otro peronista. Lo que no es garantía de nada. En el sondeo, ganan los indecisos con el 27,4%. De mantenerse este resultado en 2019, la madre de todas las dudas será si Macri logrará imponerse en una segunda vuelta, que sería inevitable.

La lista de malas noticias para el Gobierno se completa con la pérdida de confianza y la caída de las expectativas de los electores ante la magnitud de la crisis, que obligó al Presidente a pedirle la renuncia al titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, y realizar varios cambios en el Gabinete en los últimos días. Incluso, eso se nota en la percepción sobre quienes serán los futuros candidatos. Un sondeo realizado en la Ciudad a principios de junio por el Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano revela que el 42% de los consultados cree que Macri no buscará la reelección. Sólo el 38% cree que sí irá por otro mandato. En cambio, el 50% considera que la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, se postulará a la Presidencia en el futuro, aunque no necesariamente en las próximas elecciones.

En cuanto a la oposición, el 52% analiza que Cristina Kirchner será candidata presidencial, mientras que el 28% entiende que no lo hará. Y un 47% asegura que el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, se pondrá el traje de candidato el año próximo. El mismo porcentaje de encuestados cree que no hará uso de esa opción.

Se sabe. Mauricio Macri ha sido hasta ahora un hombre de suerte. "Boca ganó casi todo por penales cuando él era Presidente del club. Y en 2015 se le alinearon los planetas al ganarle a Daniel Scioli", le dice el politólogo Sergio Berensztein a 3Días, cuando se le pregunta si el mandatario aún está a tiempo de soñar con la reelección. Por ahora -señala- deberá trabajar para volver a ser un candidato competitivo.

Así las cosas, ¿qué condiciones políticas y económicas deberían darse para que Mauricio Macri vuelva a estar en carrera? Tanto Berensztein como los politólogos y economistas consultados por El Cronista coinciden en que la condición sine qua non será la estabilidad de la economía. Y mencionan otras variables, algunas que dependerán de sí mismo, y otras que estarán atadas a la estrategia de la oposición.

Control de la economía y cambio de discurso

El sociólogo Marcos Novaro asegura que debe haber gobernabilidad económica si el Presidente quiere llegar con chances al 2019. "El Gobierno debe tener el control de la economía. Hoy está en problemas, en gran medida, por la pérdida de confianza en el control económico, más allá de si la economía funciona bien o mal. Si hay o no crecimiento, inflación, consumo o empleo es un tema secundario cuando hay una fuerte inestabilidad", considera.

El economista Rodrigo Alvarez, socio y director de la consultora Analytica, coincide. "El Gobierno debe tomar las riendas de la economía y cambiar el eje del discurso. El ajuste no es un valor social. No se seduce a un inversor diciendo que se va a ajustar, y mucho menos se levanta la confianza de los consumidores diciendo que hay que ahorrar. El consumidor tiene que consumir para mantener la economía empujando. Esta es la condición claramente necesaria", afirma el especialista.

El analista político Eduardo Fidanza también pone el eje en el discurso del Gobierno. "La experiencia indica que la verdad del ajuste que el Presidente enfatiza- no alcanzará para retener adhesiones sino más bien para perderlas. Una vez que pase el punto crítico, Macri deberá retomar su proyecto de reelección y para eso necesita comunicarle a la sociedad un programa atractivo, que le permita recuperar las expectativas, remarca.
Para Berensztein, lo más impotante es que la situación económica se ordene y se estabilice rápidamente. Como hemos visto estos días, luego del acuerdo con el FMI sigue habiendo un deterioro, sigue habiendo desconfianza. Es fundamental que el daño sea esto y no más. Que la hemorragia se frene. El torniquete del FMI no está funcionando tan bien. Claramente, algo tienen que hacer, dice.

Cumplir con el FMI sin subir la tensión social

La gran pregunta por estas horas es cómo hará el Gobierno para realizar el ajuste que pide el mercado y cumplir con el programa acordado con el Fondo Monetario Internacional sin deteriorar el tejido social que lleve a mayores protestas. Fidanza considera que será difícil. Las expectativas del oficialismo están puestas en el FMI. Si la ayuda de éste es de una magnitud que satisface a los mercados, como se presume, la situación económica y financiera puede tender a calmarse. Sin embargo, debe preverse un incremento de la protesta social, con consecuencias difíciles de estimar. Y ante ese hecho, el Gobierno deberá repensar su discurso y sopesar bien sus acciones, insiste.

Berensztein destaca, por su parte, la importancia de que el Gobierno logre cumplir el acuerdo con el Fondo de reducción del gasto público. Sería algo inédito. Si uno se pregunta cuando fue la última vez que la Argentina logró reducir del 1,4% del producto en un año, la respuesta es nunca, recuerda. Ahora bien, también cree que esas metas deben cumplirse tratando de tener el menor costo político posible. No sé cómo se hace eso, pero es otro desafío fundamental. El Gobierno debe ser capaz de contener la protesta social. De prevenirla y desarticularla. Hasta ahora no necesitó hacerlo porque con el gradualismo estuvo repartiendo guita a lo pavote y había poca protesta. Ahora va a ser distinto y es fundamental que el Gobierno maneje la agenda mediática, política y social. Que dé la sensación de que está a cargo y la gobernabilidad está asegurada, detalla.

Consumo y salarios que le ganen a la inflación en 2019

A esta altura de los acontecimientos, creer que los salarios le ganen a la inflación en 2019 parece una utopía. Alvarez lo considera crucial y cree que no es imposible. El Gobierno lo entiende. Si el consumo no reacciona el año que viene, va a ser otro año muy malo en términos de actividad. Ni hablar en el plano político. Hoy la confianza del consumidor está por el piso, porque sabe que el salto del tipo de cambio siempre se traslada al supermercado y va a perder poder de compra. Pasó en años anteriore y pasó en 2016, cuando hubo una caída del salario real. En 2017 lo recuperó y se llegó con una economía calentita a las elecciones.

Novaro también menciona una mejora del consumo. Si hasta acá el Gobierno no perdió más apoyos es porque la gente aún cree que puede controlar la situación. Pero eso se puede deteriorar si el descontrol se prolonga. Si controla la economía, el Gobierno puede atravesar una recesión breve.

Que el peronismo siga disperso

La última variable que mencionan todos los especialistas consultados está relacionada con la suerte del peronismo.

 Novaro afirma que aún con cierto crecimiento, Macri está debilitado y no va a recuperar la opinión pública favorable que tuvo en la segunda mitad del año pasado. El futuro del Gobierno va a depender también en mayor medida de la persistente división del peronismo, dice.

Según Fidanza, la crisis llevó a un debilitamiento político severo del Gobierno que, sin embargo, la oposición no está capitalizando. La continuidad del Gobierno dependerá de la evolución de la situación económica y de la capacidad de los dirigentes opositores para presentar un programa atractivo y una unidad de fuerzas que aún está en duda. La figura de CFK incide particularmente en este punto: ella es una dirigente que conserva liderazgo, pero éste no es suficiente para encolumnar tras de sí al peronismo, que aspira a una renovación, subraya.

Alvarez también se refiere a la dinámica política. Ahí ya no depende 100% del Gobierno sino de la alineación de los jugadores. Si el peronismo logra una oferta competitiva, y captura al peronista no kirchnerista más al independiente, el Gobierno estaría complicado en un escenario de ballotage, asegura. Según el economista, el antagonismo con el pasado sigue siendo la ecuación que le conviene al Gobierno: Hasta que no se genera otra oferta, Cambiemos tiene un activo ahí.

Con todo, Berensztein insiste en que la grieta ya no resulta tan buen negocio para el oficialismo. Pues bien, ¿cuán lejos está Macri de lograr volver a ser un candidato competitivo?

Según Rodrigo Álvarez, la lógica del Gobierno es hacer el ajuste este año para que la economía llegue a 2019 con un poco más de oxígeno. Claramente no va a llegar traccionando fuerte como en 2017. Sólo con algo más de aire. A su favor, hay que destacar que la situación, desde el punto de vista social, no es la de 2001. El desempleo está a un dígito, la pobreza es alta pero existen muchos paliativos y programas sociales que no van a tener recorte. Creo que objetivamente no hay un escenario de crisis social ni de caos pero la dinámica de corto plazo está en un escenario más tenso, concluye.

La lista de tareas que tiene por delante el presidente Macri para volver a estar en carrera en 2019 es monumental: tomar el control de la economía, cambiar el eje del discurso con la palabra ajuste, cumplir con el FMI sin deteriorar aún más el tejido social, mejorar consumo y salarios, y rogar que en el peronismo no aparezca un candidato con la capacidad de aglutinar a la mayoría. O, como dice, Berensztein, esperar a que los planetas vuelvan a alinearse.

© El Cronista

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