Por Sergio Suppo
Un día después de la derrota de la selección de César
Menotti frente a Bélgica, el 14 de junio de 1982, las tropas argentinas se
rindieron en Malvinas. Sin que importara una de las mayores desgracias del
siglo pasado en nuestro país, la selección siguió jugando el Mundial de España
hasta ser eliminada.
Cuatro años después, Raúl Alfonsín cedió el balcón de la
Casa Rosada a los campeones en México, con Diego Maradona a la cabeza. No salió
con ellos a saludar a la multitud en la Plaza de Mayo. Ese año la inflación
sumó un 81,9%.
En 1990, otra multitud se agolpó en el mismo lugar para
recibir a los subcampeones. En el segundo año de Menem, la inflación alcanzó el
2314%, un índice que se sumó al 3079% en el último tramo de Alfonsín y el
comienzo del presidente peronista.
En 2002, el país esperaba celebrar algo para sacarse la
amargura del derrumbe de la Alianza, una inflación de 40,9%, una caída de PBI
de casi 11 puntos y un estallido de pobreza que llegó a casi el 50%. Pero el
equipo de Marcelo Bielsa fue eliminado en primera ronda, un resultado solo
equiparable al de Suecia, en 1958.
Mauricio Macri anunció que irá a Moscú al primer partido del
Mundial.
Antes de esta crisis, después de Rusia 2018 esperaba poner
en marcha su reelección. La pelota quedó picando.
© La Nación
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