Creen en la crisis
cambiaria y las tarifas como factor
de unidad. El eje Buenos Aires-Córdoba.
de unidad. El eje Buenos Aires-Córdoba.
Al peronismo lo entusiasma la ilusión de su unidad promovida
con el rechazo a la política energética del Gobierno. Los efectos del
encantamiento son modestos: no despierta interés en la ciudadanía y está limitado
a sus dirigencias. De allí que el éxito del conjuro sea la principal amenaza
para que se desvanezca. Si el día 9 el Congreso sanciona la ley que ancla el
ajuste tarifario a la evolución salarial, podrían reanudarse las disputas por
las candidaturas presidenciales de 2019 entre Unidad Ciudadana, el peronismo
federal y el Frente Renovador.
Tensiones que replican el eco de las provincias de Buenos
Aires y Córdoba. La mayor concentración de electores y de conglomerados
industriales y agropecuarios, afectados por el alto costo fiscal que encarece
la producción. No es extraña la similitud entre las iniciativas de María
Eugenia Vidal y Juan Schiaretti para atenuar el impacto del reajuste en el
valor de los servicios, como solicitó a las provincias Mauricio Macri. Un baño
de realidad a los dogmas. El desarrollo económico no está sujeto a signos
partidarios.
¿Todos unidos? Parece lógico que Schiaretti procure liderar
una variable racional del peronismo desde la reunión del 26 de abril en su
provincia. Miguel Angel Pichetto habría abdicado a ese podio en su favor. El
experimento será testeado la semana que viene. No solo con el debate del cuadro
tarifario propuesto por el peronismo y criticado por el cordobés y otros
gobernadores PJ, al avanzar en una potestad del Ejecutivo. El mismo día
Cambiemos intentará sancionar la Ley de Mercados de Capitales, requisito
indispensable para el ingreso de la Argentina a la OCDE.
Pichetto le deja pendiente a Schiaretti otra tarea. El
peronismo federal no logra ingresar en territorio bonaerense. Pese a los esfuerzos
del senador por instalar a Sergio Massa y Florencio Randazzo, predomina el PJ
de los intendentes del Conurbano, alineados con Cristina Fernández de Kirchner.
En la reunión del peronismo federal, Schiaretti insistió en dar por superada la
etapa de la ex presidenta.
Pero los diarios de Córdoba recordaron el entendimiento
alcanzado con sus expresiones locales para los comicios de 2017. Tal vez se vea
obligado a repetir la experiencia el año que viene. Más que por el avance de
Cambiemos, por el declive del PJ, donde gobierna desde hace veinte años. El
fenómeno es común a administraciones provinciales y municipales. El contrapunto
entre el gobernador y el intendente de Córdoba es ilustrativo.
A la derogación de tasas municipales en las boletas de la
estatal eléctrica EPEC resuelta por Schiaretti, Ramón Mestre respondió
eliminándolas a los beneficiarios de tarifas sociales. El gobernador replicó
con la supresión del 5% de Ingresos Brutos a ese mismo grupo en las boletas de
electricidad. El intendente de Córdoba reclamó al Ministerio del Interior que
interceda ante el gobernador y acelere el reparto de la coparticipación.
Schiaretti precisa reelegir y el radical parece consolidarse como su competidor
por Cambiemos.
Refractarios. Los intendentes del PJ pretenden sustraerse a
ese debate. Como en el orden nacional, Cambiemos lo dará el 9 en el recinto con
la estrategia de perder por el mínimo de votos en el Congreso. Pero en la
Legislatura bonaerense hará valer otra aritmética. Aprobará en diez días en el
Senado la eliminación de tasas municipales que resiste el peronismo. Lo hará
por holgada mayoría simple y lo girará a Diputados, donde está a tres votos de
conseguirla (47 sobre 92). Si logra imponerse, la reducción del 10% y 3% en
tarifas de luz y agua será de 5 y 3 puntos más.
Las miradas se posan en Gustavo Britos, reciente creador del
monobloque Integrar, escisión del Frente Renovador de Sergio Massa. Gustavo es
hermano de Guillermo, intendente de Chivilcoy. Como los de Las Heras,
Chascomús, Miramar y Necochea, intentaron tramitar su pase a Cambiemos pero
desistieron por los requisitos: disputar su reelección en una PASO con los
candidatos del oficialismo. Cambiemos está seguro de vencer en esos municipios
en 2019.
No es el único problema para Massa, que depende de esa ancla
territorial para lo que desea. Repetir una candidatura presidencial que compita
con la de Juan Manuel Urtubey en el peronismo. Siete de los 12 miembros de su
bancada finalizan mandato el año que viene.
Las dificultades del bloque de los intendentes PJ (8)
involucran a las dos bancadas disidentes que atraviesan esa misma situación:
Convicción Peronista (2) y Peronismo K (2). Pero también hay deficiencias
propias. Martín Insaurralde y Fernando Gray propusieron a CFK que vuelva a ser
candidata presidencial para evitar eventuales sobresaltos a sus reelecciones en
Lomas de Zamora y Esteban Echeverría. Un argumento poco cautivante para
legisladores que finalizan sus mandatos.
Cristina les confirmó que no lo hará. Hay al menos tres
dirigentes de su espacio trabajando en esa postulación: Agustín Rossi, Jorge
Capitanich y Axel Kicillof. Tampoco les dijo todo lo que piensa. Como la
necesidad de un candidato capaz de atraer votos desencantados del peronismo y
de Cambiemos.
Cuestión de imagen. Aun con la controversia de las tarifas,
la imagen de Mauricio Macri (41/44%) y María Eugenia Vidal (56/59%) le
permitiría a Cambiemos ganar las elecciones del año próximo en primera vuelta.
La combinación de agitación cambiaria y reajuste tarifario
de estas horas despierta una contenida algarabía peronista, con los errores de
Cambiemos frente a la repercusión de esos eventos. Parece poco para convertirlo
en una alternativa electoral. El último sondeo de Sinopsys advierte que el
núcleo duro de adhesiones al oficialismo (36%) compite contra la voluntad de
inclinarse por otra nueva fuerza política (36%). Siempre y cuando apareciera.
Un dato que debería llamar la atención del peronismo si es que aspira a dar
certezas al porvenir de su ilusión.
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