"La escuela
pública perdió uno de cada 10 alumnos en los últimos 15 años"
Mariano Narodowski: "Los argentinos perdemos uno de los instrumentos centrales de la excelencia, la equidad y la cohesión social: la escuela pública". |
Por Giselle Rumeau
Con una larga trayectoria en la investigación docente -que
incluye su experiencia como maestro de escuela primaria durante varios años-,
Mariano Narodowski no se casa con nadie. En su libro, El Colapso de la educación, que acaba de publicar Editorial Paidos,
asegura que la clase dirigente de cualquier índole o pelaje es responsable del
vaciamiento de la escuela pública, situación que se viene dando desde hace 60
años y que se profundizó a partir del 2003, durante los gobiernos de Néstor y Cristina
Kirchner. Incluso, asegura que el PRO, por el que tuvo un paso fugaz cuando fue
ministro de Educación porteño, entre 2007 y 2009, tampoco logró revertir la
tendencia.
Prefiere no hablar aquí sobre su balance en la gestión
pública. "En el libro cuento varias anécdotas de mi escueto y olvidable paso
por el Ministerio. Prefiero no spoilearlas", explica. Pero confiesa
sentirse un tanto decepcionado con el abandono de la escuela pública, que
"es funcional a todos los sectores", dice. "Ya no quiero
escribir más libros sobre el tema. Este será el último y lamentablemente, no
creo que se me escuche", dice con resignación.
En diálogo con 3Días,
afirma que la única manera de salir de la situación de colapso es que toda la
dirigencia reconozca que "los argentinos estamos frente a un suicidio
colectivo y hay que actuar de inmediato".
-En el Colapso de la Educación, usted habla del vaciamiento de la
escuela pública. ¿Quién es el responsable de esa situación?
-Son varios los responsables, sin distinción partidaria.
Durante los últimos 60 años de historia argentina, la privatización de la educación
fue la política educativa más lamentablemente exitosa. Una verdadera política
de Estado que nadie reivindica, pero atravesó gobiernos militares y civiles de
todos los partidos y en todas las provincias.
-¿Por qué dice que el gobierno kirchnerista, que siempre alentó la
educación pública, terminó produciendo un gran efecto privatizador?
-Porque desde 2003 se verifica no sólo que crece el número
de alumnos en escuelas privadas -cosa que ya pasaba desde 1960-, sino que
comienza a decrecer el número de alumnos en escuelas públicas. Las primarias públicas
perdieron uno de cada 10 alumnos en los últimos 15 años. Estamos perdiendo a la
escuela pública.
-¿A qué se debe? ¿A la falta de calidad o a los constantes paros de los
gremios docentes?
-Hay múltiples explicaciones que convergen: a esas que
mencionás, se le suma una clase media que quiere autosegregarse y a la mala
imagen que se construye sobre las escuelas públicas. Pero esa convergencia no
tiene oposición: los gobiernos que decían defender lo público jamás mencionaron
esto como un problema a solucionar: naturalizaron la escuela pública para pobres
y eso permitió (y permite) degradar más a la escuela pública.
-En el libro dice que este proceso privatizador de la educación le
resulta funcional a todos los sectores, pese a la indignación que muestran
algunos por el abandono de la escuela pública. ¿Cómo se explica?
-En la medida en que los sectores medios y altos pagan por
educación, los gobiernos tienen relativamente más recursos para la educación de
los más pobres. El problema es que el costo social de éste es el aumento de la
grieta, una mayor segregación socioeconómica en el sistema escolar. Y para
colmo, los argentinos perdemos uno de los instrumentos centrales de la excelencia,
la equidad y la cohesión social: la escuela pública.
-Habla de 40% de colegios privados en la provincia de Buenos Aires. ¿En
qué otras ciudades hay números semejantes?
-Es un tema generalizado en todas las provincias aunque en
algunas localidades es alarmante: en Vicente López, el 65% va a privado; en San
Isidro, el 60%; en Yerba Buena -en el Gran Tucumán-, el 60%, y en la Comuna 13
de la CABA (Nuñez), el 70%. El paisaje sarmientino de la escuela pública
argentina está desapareciendo.
-¿Está de acuerdo con el proyecto que crea una universidad docente
porteña y elimina 29 profesorados?
-Estoy de acuerdo con estrategias como las de la ministra de
Educación porteña, Soledad Acuña -y de algunos ministros/as como los de
Córdoba, Rio Negro o Mendoza- de retomar la iniciativa de la política educativa
después de años y años de parálisis. Respecto de cada iniciativa concreta,
tengo mis dudas y especialmente en la factibilidad de la UNICABA así como está
planteado el proyecto. Pero es saludable que algunos funcionarios vuelvan al
debate sobre la mejora, aunque todavía son pocos.
-¿No debería formarse a los docentes con grado universitario, como
cualquier otro profesional?
-En el mundo hay experiencias exitosas de todo tipo. En la
Argentina también, de hecho hay formación en terciarios muy buenas y
universitarios con muchos déficits. Hay que tomar lo mejor de cada uno.
-¿Por qué los maestros perdieron autoridad frente a los alumnos?
-Hoy es muy difícil ser docente. Mucho más fácil lo era hace
50 años, con sociedades más jerárquicas y porque el conocimiento era solo
accesible en la escuela; hoy está en todos lados. Por eso, debemos fortalecer
más el trabajo y la responsabilidades de los educadores.
-Diversos estudios arrojan que los adolescentes terminan el colegio sin
saber leer bien y comprender textos. ¿Cómo se cambia esto?
-Esto es muy relativo y yo lo debato con precisión en El
colapso de la educación. No nos dejemos llevar por frases altisonantes y alarmistas:
estamos muy mal, pero un diagnóstico preciso es fundamental.
-Algunos expertos creen que uno de los problemas de la crisis de la
educación es que hay más de 1200 institutos docentes, con 400 planes de estudio
en el país...
-Discrepo desde hace años con esa idea, que me parece muy
simplista. La cantidad y la heterogeneidad no son necesariamente un escollo.
Muchos funcionarios no entienden que esa diversidad está para ser gobernada y,
como no pueden gobernarla, la quieren eliminar. El problema es que también
colapsó el viejo modelo de gobierno en el que un ministro de educación manejaba
una escuela a control remoto. Hoy las escuelas necesitan recursos, autonomía
para implementarlos y reglas claras para educar más y mejor.
-¿Cómo se revierte este colapso de la educación? ¿Por dónde se empieza?
-La clase dirigente -no solamente la política, también los
empresarios, las centrales obreras los medios, etc.- debe entender que estamos
frente a un suicidio colectivo y debe actuar de inmediato revalorizando la
educación, no desde el discurso, sino desde acciones concretas. Se empieza por
reconocer la situación de colapso y empoderar a los educadores y a las escuelas
con más recursos y más responsabilidad por los resultados.
-¿Cree que la dirigencia política argentina está a la altura de las
circunstancias?
-No lo sé. Pero se puede. Le doy en ejemplo: el presidente
de Uruguay, Tabaré Vazquez, entendió la importancia de que cada chico uruguayo
tuviera una computadora. Era el año 2007 y el tema no era tan aceptado, ni
siquiera en los países desarrollados. Vázquez tenía la oposición de todos,
incluso de parte del oficialismo y sus aliados. Pero siguió con el Plan Ceibal
y hoy es un baluarte de la política educativa latinoamericana. Ahí hay un
ejemplo de lucidez en la dirigencia.
© 3Días
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