La iniciativa recibió
133 votos afirmativos y 94 negativos.
Se definirá en el Senado la aprobación de
la ley.
Nacionales - La
oposición unida ganó este miércoles el primer round parlamentario de la
discusión sobre tarifas. Con 133 votos afirmativos contra 94 negativos, el arco
peronista y el kirchnerismo consiguieron aprobar el proyecto de ley para
ponerle un freno a los aumentos, en una sesión de alto voltaje atravesada por
las incipientes negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El interbloque Cambiemos hizo esfuerzos discursivos por
calificar a la iniciativa de “irresponsable” y culpó a la gestión anterior por
la herencia recibida en materia de política energética. Pero no alcanzó: el
oficialismo vio pasar ante sus ojos el triunfo de la oposición y ahora deberá
afrontar el debate en el Senado. De repetirse el resultado, la ley va camino al
veto presidencial.
El Frente Renovador, liderado por Graciela Camaño, y el
interbloque Argentina Federal, conducido por Pablo Kosiner, garantizaron el
grueso de los votos para avalar el proyecto. El Frente para la Victoria-PJ, al
mando de Agustín Rossi, dejó de lado sus diferencias -proponía retrotraer
tarifas a diciembre de 2017 y suspender los aumentos en 2018- y acompañó al
espectro peronista.
A la hora de votar también hubo tres abstenciones, del
bloque de Martín Lousteau (Evolución), quien defendió su propio proyecto. Y se
destacó la banca vacía de Elisa Carrió. Diputados del Movimiento Evita
colocaron una gigantografía de la líder de la Coalición Cívica a modo de burla,
pero Emilio Monzó, molesto, los mandó a sacarla.
El corazón del proyecto aprobado consiste en que la
actualización de las tarifas no supere a la variación salarial para los
usuarios residenciales, y en el caso de las pymes a la variación del índice de
precios mayoristas -sólo para las de consumos medios y bajos-. La futura ley
sólo alcanzaría a los servicios de concesión nacional, y las provincias podrían
adherir.
Los mentores del proyecto -el justicialista Diego Bossio y
el massista Marco Lavagna- tuvieron que dar marcha atrás con la rebaja del IVA
en las facturas del 21% al 10,5%. Por tratarse de un impuesto coparticipable,
esa reducción había sido muy cuestionada por gobernadores. Y en el radicalismo
advertían sobre un costo fiscal de 49.300 millones de pesos sumando 2018 y
2019.
Esa no fue la única modificación que sufrió el texto
aprobado en comisiones. También se amplió el espectro de beneficiarios de la
tarifa social -se incluyó, por ejemplo, a los clubes de barrio-, y se eliminó
el tope de aumentos para el transporte automotor (colectivos) y peajes.
“Esto no es un proyecto de ley de desestabilizadores, de
demagogos, ni de irresponsables: es un proyecto que trae la solución que está
exigiendo la sociedad argentina”, afirmó el presidente de la Comisión de Obras
Públicas, Sergio Ziliotto, al abrir el debate, que se extendió durante 12
horas.
El pampeano, hombre del gobernador Carlos Verna, le recordó
a Cambiemos que no habría conseguido ninguna ley sin los votos del bloque
Justicialista. “Somos los mismos que fuimos partícipes de la mayoría de los
consensos en esta Cámara”, planteó, minutos después de que su bancada
acompañara la sanción de las leyes de Financiamiento Productivo y Defensa de la
Competencia.
Diego Bossio aclaró que “no estamos discutiendo
gobernabilidad, sino lo que le ocurre a miles de argentinos”. “No queremos
generar pronósticos catástrofe, pero la verdad es que lo que está pasando
requiere mucho diálogo y grandeza; no se soluciona con adjetivos”, advirtió el
bonaerense.
La jefa del bloque del Frente Renovador, Graciela Camaño,
coincidió: “No digan que somos demagogos. No vamos atrás de nadie. Lo que
hacemos es con absoluta responsabilidad, desde el minuto uno. Se limpian la
boca hablando de la República, pero República es división de poderes”.
El encargado de arremeter contra el proyecto de la oposición
fue el macrista Luciano Laspina, titular de la Comisión de Presupuesto y
Hacienda, quien señaló que “los autores ideológicos del proyecto son los que
nos llevaron a esta situación catastrófica”.
Además, comparó la propuesta con otra similar presentada por
Cristina Kirchner en el Senado y disparó: “La presidenta que nos dejó en esta
situación y que ahora nos propone una solución, es la que logra unificar a toda
la oposición detrás de esa idea renovadora”.
Laspina insistió que el gobierno anterior dejó al país “sin
energía para poder crecer, sin dólares en la balanza comercial, sin reservas” y
con “una bola de subsidios” que significaron “150 mil millones de dólares
durante el gobierno kirchnerista”. “Los subsidios fueron un descontrol”,
continuó y detalló que “sólo en gas implicaron 64 mil millones de dólares”.
Pero Axel Kicillof, exministro de Economía, buscó rebatir
las críticas e ironizó que el Gobierno tiene “el mejor equipo en echarle la
culpa a otro y no hacerse responsable de nada”. “Lo que pasa hoy en la
Argentina es pura y exclusiva responsabilidad de un mal plan económico, que ha
sido además mal aplicado, con impericias, con problemas, con contradicciones,
idas y vueltas, internas”, analizó y enfatizó: “No hay que profundizar este
programa económico, hay que cambiarlo”.
En nombre del Frente para la Victoria-PJ también tomó la
palabra Máximo Kirchner, quien consideró que “demagogia es ir a un debate
presidencial y decir que no va a haber ‘tarifazos’ y después hacerlos”.
El hijo de la expresidenta llevó al recinto distintas tapas
del diario Clarín, sobre la crisis internacional de 2008 y el aumento del 200%
en las boletas de gas en 2009. “Este Congreso no puede ser la cara del ajuste
de (Marcelo) Mindlin y (Juan José) Aranguren”, lanzó el camporista.
Por parte de la Coalición Cívica, el “lilito” Juan Manuel
López acusó a la oposición de “prometer soluciones” sobre tarifas que
“legalmente no se pueden cumplir” y aseguró que, si tuviera que fallar, la
Corte declararía inconstitucional la ley sobre tarifas.
Asimismo, el discípulo de Elisa Carrió defendió el pedido de
informes de su bloque al Poder Ejecutivo -que fue el origen del debate- al
aclarar que perseguía el objetivo de “poder controlar a las empresas, saber si
facturan de la manera correcta, si se están cometiendo abusos”.
Hombre del riñón del gobernador cordobés Juan Schiaretti,
Martín Llaryora (Justicialista) habló de una pérdida de credibilidad por parte
del Gobierno, y le reclamó a Cambiemos “que dejen de lado la soberbia”. “Tal
vez sea el momento de convocar a un acuerdo nacional para poder aplicar medidas
con más consenso –opinó-. Solos, con esta soberbia pos electoral, están
conduciendo a la Argentina con un grave perjuicio para todos”.
En nombre del mandatario tucumano, Juan Manzur, habló el
diputado Pablo Yedlin, quien sostuvo: “No venimos a hacer demagogia ni a
mentir. No es nuestra intención cogobernar. Pero hemos intentado una y mil
veces que el Gobierno revea y resuelva esta problemática, y esta es la única
manera que hemos encontrado frente a un gobierno que ha hecho de la grieta una
política de Estado”.
Autor de su propio proyecto, Lousteau apuntó a ambos lados
de la grieta: señaló que “los que plantean la solución crearon el problema”, y
a su vez “el Gobierno se cierra”, en un contexto donde “no es solamente el
nivel de las tarifas lo que genera preocupación y angustia, sino también qué va
a pasar en el futuro”.
“En nuestro proyecto damos cierta previsibilidad y somos
responsables con el costo fiscal”, aseguró, al explicar que se propone
modificar las tarifas gradualmente en ocho años, “sin tanto impacto
inflacionario y en el nivel de actividad”.
Desde el Frente de Izquierda, Nicolás Del Caño (PTS) se
quejó: “Macri ya anunció que va a vetar esta ley, que es parcial, que mitiga
los ‘tarifazos’, pero no va a una salida de fondo. ¡No podemos permitir que
utilice ese recurso monárquico!”.
Ese bloque fue al recinto con carteles que rezaban “Fuera el
FMI” y “Paro nacional activo”. “Metieron los ‘tarifazos’ pero no lograron
resolver el déficit fiscal. Todo el plan económico fracasó. Ante ello, el
Gobierno recurre al FMI”, lamentó Romina Del Plá, del Partido Obrero.
Felipe Solá levantó la temperatura del recinto al cierre del
debate. “¿Quién es más demagogo, el que defiende a la mayoría que no quiere que
sigan estas tarifas, o el que promete que van a llegar los brotes verdes, el
que habla de una lluvia de inversiones, el que dice que la inflación no va a
ser un problema? ¡El demagogo es el que le miente a la gente, no nosotros!”,
reprochó el massista.
A continuación fue el turno de Kosiner, quien defendió el
desempeño de su bancada. “Ni antes éramos lo mejor, porque no cogobernamos, ni
hoy somos lo peor, porque no queremos ningún 'club del helicóptero'”, aclaró, y
sugirió a Macri “que no piense tanto en el veto” de la futura ley.
Agustín Rossi fue durísimo con el regreso del país a los
designios del FMI. “Díganme un caso de un país que acordó un crédito stand by
con el FMI y fue exitoso. Jamaica, Irak y Kenya son los tres países que tienen
créditos stand by... ¡Volvimos al mundo, muchachos!”, ironizó, repitiendo una y
otra vez “adónde nos quieren llevar”.
Cerró el debate Mario Negri, jefe del interbloque Cambiemos,
le endilgó al kirchnerismo: “Si cuando ustedes asumieron no hubieran dilapidado
130 mil millones de dólares en subsidios energéticos, si no hubieran dilapidado
40 mil millones de las reservas, si no hubieran gastado 70 mil millones en
importar energía o no hubieran dejado que se fuguen 100 mil millones, a lo
mejor hoy no estábamos con este problema”.
Respecto a las negociaciones con el FMI, el radical también
refutó las declaraciones de la oposición. “Hay que terminar con el mensaje
ridículo de que hacen antiimperialismo. ¿O acaso no le pagaron al Club de París
para volver a los organismos multilaterales? Les pido responsabilidad. No
tengan miedo de hablar del Fondo. No sé cómo será el acuerdo, lo vamos a
discutir, no tenemos problemas. Quédense tranquilos. Pero tampoco tenemos
prejuicios”.
Informe:
Parlamentario.com
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