Por Claudio Jacquelin
Fue otra salvada sobre la línea, como en diciembre pasado
cuando la reforma jubilatoria parecía a punto de estallar por el aire. Y otra
vez fue una mujer la que terminó aportando una salida posible del laberinto en
el que el Gobierno se había metido con el aumento de tarifas.
Hace cuatro meses Elisa Carrió, junto con el presidente de
la Cámara baja, Emilio Monzó, y el líder del bloque radical, Mario Negri,
hicieron un aporte clave al Gobierno para evitar una derrota segura en el
Congreso. Ahora fue María Eugenia Vidal, otra vez con el aporte de los
legisladores de Cambiemos y el radicalismo en general, la que paró la pelota
antes de que se convirtiera en gol en contra.
Vidal cumplió tanto con su rol de ser la mejor alumna de
Cambiemos como con la necesidad urgente de aliviar el descontento que crecía
aceleradamente en su provincia por el doble golpe al bolsillo que implicaba la
suba de tarifas de los servicios sumada a la inflación.
De su gabinete surgió la iniciativa que llevó a Mauricio
Macri a vislumbrar una alternativa sin tener que bajar su bandera
(innegociable) de continuar con la reducción de los subsidios a los servicios
para ir hacia una normalización del cuadro tarifario, como le gusta definir al
Gobierno lo que la gente, y sobre todo la oposición, llama el tarifazo.
Aunque la analizaron durante el fin de semana, la propuesta
de la provincia de eliminar los tributos provinciales que se cargan en las
facturas de servicios fue recibida de inmediato en el gobierno nacional como un
tubo de oxígeno. La solución había sido pergeñada entre el jefe de Gabinete
provincial, Federico Salvai, y el ministro de Economía bonaerense, Hernán
Lacunza, y abrazada con entusiasmo y olfato por Vidal.
Coincidió con la idea de Macri y su jefe de Gabinete, Marcos
Peña, de compartir con los estados provinciales el prorrateo de la suba que
había sufrido la tarifa social a partir de diciembre. Ayer el Presidente fue
enfático en esa línea.
Socializar con los gobernadores el costo de los aumentos y,
al mismo tiempo, lograr un alivio para los usuarios parecía la ecuación
perfecta. Habrá que ver cómo responden los mandatarios provinciales no
oficialistas. El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, llevó a la Casa
Rosada una perspectiva optimista, sobre todo respecto de lo que harán las
provincias grandes.
En la Jefatura de Gabinete destacan que en Córdoba ya se
habían eliminado cargos provinciales en uno de los servicios y que lo que
tendrían que poner todos los estados provinciales en conjunto para compartir el
prorrateo social no supera los 600.000 millones de pesos. En el Gobierno,
además, insisten en que nunca las provincias recibieron tanto de la Nación.
Quién paga el ticket
de salida
La provincia de Buenos Aires será la que afrontará el mayor
costo. La eliminación de impuestos que engordan las facturas implicará dejar de
percibir unos 3000 millones. No es tanto cuando se contempla que el presupuesto
provincial orilla los $650.000 millones, pero no es poco si se tiene en cuenta
que el conflicto docente está abierto por cuestiones de plata.
En las cercanías de Vidal están confiados en que podrán
compensarlo con la reasignación de algunas partidas y la resignación de ciertas
obras. Algunos conocedores de la provincia advierten que la administración
cuenta con otra herramienta: la bicicleta financiera. Pedalear pagos a
proveedores por algunos días y poner mientras tanto ese dinero a plazo fijo
puede ser una solución creativa y ya transitada por esta gestión. Parecen ser
problemas menores.
En el gabinete provincial urgía la necesidad de descomprimir
la situación que estaban generando los aumentos de tarifas, como se mencionó
ayer en estas páginas y como comprobaron todos los integrantes del oficialismo
que participaron el sábado del primer timbreo del año.
La presión, sin embargo, no provenía solo de los ciudadanos
comunes. Los intendentes, incluso los de Cambiemos, habían elevado su
preocupación, temerosos de que empezaran a caer los ingresos propios por el
impacto que tendrían los aumentos en los bolsillos de los contribuyentes
municipales. Está comprobado que en la Argentina cuando alguien tiene problemas
económicos o financieros, al primero que deja de pagarle es al Estado.
Otra urgencia tenía sede en la Legislatura bonaerense. La
semana pasada, el oficialismo había sorteado con esfuerzo un principio de
incendio en la Cámara de Diputados. No había certezas de que esta semana
lograran apaciguar los ánimos. Vidal y su equipo tenían suficientes incentivos
para buscar una solución. La necesidad puede volver muy creativos a algunos
políticos. En el gobierno nacional ayer lo agradecían.
Al caer la tarde, el alivio en la Casa Rosada era evidente.
"Se logró administrar bien la tensión política", fue la frase con la
que resumió lo ocurrido en las últimas 72 horas uno de los hombres más
escuchados por Macri. Otra vez el Gobierno había estado a punto de hacerse un
gol en contra y logró zafar sobre la línea. El juego de la prueba y el error no
pierde vigencia.
Por ahora Macri sostiene el empate, pero queda todavía mucho
por jugarse.
Se da por hecho que la oposición política tratará de
mantener todo lo alto que pueda el reclamo por los aumentos. No tiene muchas
ocasiones para golpear al unísono al Gobierno y no soltará esta oportunidad tan
mansamente.
© La Nación
0 comments :
Publicar un comentario