La cadena de supermercados
presentó el Procedimiento Preventivo de Crisis, a pedido del gremio de Comercio.
Economía - Los
ecos de la reestructuración iniciada por Carrefour a nivel global empezaron a
llegar a la Argentina. La posibilidad de que la principal cadena y uno de los
mayores empleadores del país realice un fuerte ajuste genera inquietud en los
despachos oficiales, en momentos que el Gobierno busca mostrar crecimiento del
empleo, baja de la conflictividad y expansión de las inversiones.
Por ello, en las últimas semanas, los gerentes de la
compañía -encabezados por el CEO Rami Baithie- fueron recibidos en el
Ministerio de Trabajo para analizar la situación de la actividad y de la
multinacional, que registra pérdidas por la caída del consumo.
"Le planteamos la realidad del sector y la de
Carrefour, fueron tres años complicados, pero no hubo ninguna propuesta",
explicaron a iProfesional fuentes de la cadena francesa.
El jueves se comunicó oficialmente que la firma ingresó en
un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC). La ley de empleo 24.013 establece
en su artículo 98 que una empresa de más de 1.000 trabajadores debe iniciar ese
trámite antes de recortar más del 5% de su personal por causas económicas o
tecnológicas (en el caso de Carrefour sería un 15% de su plantilla). Para ello,
el empleador tiene que presentar pruebas, como los tres últimos balances, datos
de la compañía y la nómina de empleados, con ingresos, categorías y convenio.
Antes de que se desencadenara esta crisis, la cadena había
lanzado el 23 de enero pasado un "plan de transformación" para
achicar su estructura a nivel mundial en cinco años, que contempla 2.400
retiros voluntarios en su sede central de París.
Con 600 locales y 20.000 empleados en Argentina, la firma
busca reconvertir 16 hipermercados en maximercados. El plan se conoció luego
del reemplazo ese mismo mes de la cúpula directiva, que ahora es liderada por
Baithie, de origen francés.
El cambio de formato apunta al comercio mayorista con una
menor superficie, reducido nivel de reposición y menor cantidad de
dependientes.
Las cadenas de retail intensificaron sus estrategias
comerciales, con promociones, cierre de locales y la apuesta por el comercio
online, ante la caída de las ventas -que el año pasado fue del 1% en promedio-
y la creciente competencia de otros establecimientos, como almacenes,
supermercados chinos y mayoristas, el único rubro que logró mantener su clientela.
Las medidas corporativas, sin embargo, pusieron en alerta al
Sindicato de Comercio, liderado por Armando Cavalieri. De buen diálogo con el
Gobierno, el sindicalista le hizo llegar en los últimos días su preocupación al
ministro de Trabajo, Jorge Triaca, a quien le pidió que analizara la
posibilidad de otorgar subsidios Repro (para mantener las fuentes de trabajo) o
algún alivio fiscal a la firma.
Cerca del líder mercantil reconocen que "puede haber
cimbronazos", pero se muestran confiados en que el Gobierno evitará una
situación de fuerte conflictividad cuando falta un año y medio para las
elecciones presidenciales. Por caso, la reestructuración ya generó protestas en
Madrid, Bélgica y Francia, donde la semana pasada los trabajadores ocuparon una
treintena de locales en medio de la reforma laboral impulsada por Emmanuel
Macron.
"El Gobierno está preocupado como nosotros. Seguramente
se va achicar la empresa, pero Cavalieri no va a permitir que les sea
fácil", dijeron en su entorno.
Guerra de gigantes
El CEO global de Carrefour, Alexandre Bomparde, presentó su
plan de reestructuración tan solo seis meses después de asumir el mando en
julio pasado y de que la cadena registrara pérdidas de 531 millones de euros en
2017.
Su objetivo es disminuir costos en 2.000 millones de euros y
apostar por las actividades más rentables, junto con un aumento de la
productividad e inversiones de 2.800 millones en comercio electrónico hasta
2022.
Los balances de la compañía consolidados del 2017,
difundidos en febrero, reflejan una fuerte presión competitiva, sobre todo en
Francia, un incremento de los costos del grupo en los principales mercados, una
disminución de su valuación después de un período de inversiones significativas
y una situación "más complicada en Argentina".
Bomparde fue uno de los empresarios que estuvo reunido con
Macri durante su gira por Francia en enero, donde los hombres de negocios le
pidieron que avance en reformas y en la baja de la inflación.
En sus balances, la firma registró un incremento en los
gastos de distribución de 575 millones de euros en América Latina,
principalmente por la suba de precios en Argentina.
Así, la sólida performance de Brasil se vio empañada por los
resultados negativos en el plano local donde, pese al aumento interanual de las
ventas netas de 2.735 a 2.795 millones de euros en 2017, se registraron
pérdidas operativas, motivadas por un "consumo débil" vinculado a
condiciones económicas "desfavorables", según cifras de la compañía.
La estrategia de Carrefour no es un fenómeno aislado sino
que coincide con cambios de fondo en la actividad a nivel global, donde las
cadenas abandonaron en la última década el modelo del hipermercado creado en
los años 60, que apuntaba a ofrecer una gran variedad de productos en grandes
superficies y con precios bajos, en una época signada por el consumo de masas.
Desde fines del 2000 a esta parte, las economías
desarrolladas ya no experimentan un crecimiento exponencial del consumo y las
grandes superficies dejaron de ser el formato más rentable. En su lugar,
aparecieron los espacios de proximidad o minimercados con un deterioro de las
condiciones laborales, las tiendas especializadas y el comercio online,
liderado por Amazon.
En busca de mantener su rentabilidad, los gigantes del
retail pusieron en marcha planes de reestructuración. Ese es el caso de
Delhaize y Makro (Bélgica), Auchan (Francia) y Walmart (EE.UU.), la cadena más
grande del mundo que anunció en enero recortes y el cierre de 63 tiendas,
mientras que Tesco (Inglaterra) va por su tercer programa de achique, según un
informe del Observatorio de multinacionales de Bélgica.
En el caso de Carrefour, las medidas de ajuste están
enfocadas en Francia y en Bélgica, donde se eliminarían 1.233 puestos de
trabajo. Pero en la lista también figura Italia, España y China, que cerrará
locales, así como Argentina.
Si bien la empresa no precisó los recortes, se estima que
podrían desaparecer 10.000 empleos en sus 10.100 sucursales distribuidas en 34
países.
Los líderes de la distribución adoptaron esas medidas en
respuesta a la creciente competencia, donde emerge el comercio virtual como el
principal contendiente, con precios más bajos gracias a la fuerte
automatización de la logística, una organización del trabajo flexibilizada, y
tiempos más eficientes.
Como parte de la racionalización, las cadenas se
concentraron mediante procesos de fusión y adquisiciones y el desprendimiento
de los negocios menos rentables.
Así, Carrefour pasó de tener 495.000 empleados en 2008 a
364.000 en la actualidad.
Comité de crisis
Las gestiones de la empresa y el gremio mercantil con Triaca
tomaron impulso en medio de las presiones de un sector interno de Comercio que
hace dos semanas realizó una virtual toma de la sucursal de La Paternal para
denunciar el cierre de dos locales y la supuesta inacción de la cúpula del
gremio, a la que acusan de no enfrentar el programa de reconversión definido
por la cadena.
Según los delegados alineados con el secretario de
organización Ramón Muerza, potencial rival de Cavalieri en las próximas elecciones,
Carrefour tiene un plan para despedir a 3.000 dependientes, reducir el salario
y cerrar 11 locales. En este marco, la empresa emitió un comunicado para
desmentir que tuviera en mente cerrar la sucursal ubicada en la calle Warnes,
donde trabajan 300 personas.
La protesta tuvo lugar luego de la conformación de un
"comité de crisis". El gremio y la empresa acordaron mantener un
espacio de negociación en una reunión en la Federación de Empleados de Comercio
(Faecys), encabezada por su titular, quien estuvo acompañado por el
subsecretario de organización, José González, el de asuntos laborales, Jorge
Bence, y el de finanzas, Marcelo Raimondi. Mientras que por la parte empresaria
asistió Baithie junto a gerentes de la compañía.
Durante el encuentro, que transcurrió en un clima de
tensión, la cadena explicó que tiene sus números en rojo desde hace tres años y
propuso implementar 3.000 retiros voluntarios, junto con el cierre de bocas de
expendio. Pero el gremialista les exigió que demuestren su situación de crisis
mediante un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) ante la cartera laboral.
Eso fue, finalmente, lo que ocurrió en la noche del jueves.
La empresa emitió un comunicado en el que anunció el inicio del PPC.
Informe: iProfesional
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