Raúl Alfonsín, Padre de la Democracia Argentina |
Hoy, 31 de marzo, se cumple el noveno aniversario de la
partida del doctor Raúl Alfonsín, el
primer presidente de la Democracia reconquistada por los argentinos.
Su nombre está indisolublemente identificado con la
recuperación de la Democracia, después de la peor y más sangrienta de las
dictaduras que padeció el pueblo argentino.
Durante el proceso militar, Alfonsín puso gratuitamente su
servicio de abogado para defender opositores y presentar hábeas corpus por los
detenidos-desaparecidos.
El Dr. Alfonsín fue un político batallador, esforzado, a
todas luces honesto, respetuoso de la división de poderes y defensor a ultranza
de las Instituciones.
Imprimió en la Argentina, un cambio ético que renovó no sólo
a la UCR, sino que, además generó un clima que se extendió a otros partidos
políticos.
Durante su gestión, recuperó al país del contexto
internacional en el que había caído y buscó la integración con los países de la
región, principalmente con Brasil, con cuyo presidente, José Sarney, firmaron
en Iguazú los 40 protocolos, que fueron la piedra basal del Mercosur. Con Chile
se firmó el Tratado de Paz y Amistad, terminando una incomprensible enemistad
de dos países hermanos, con un origen y un futuro común.
En su gobierno se realizó el Congreso Pedagógico Nacional
(1984), buscando corregir las deficiencias del sistema educativo y se
instrumentó el Plan Nacional de Alfabetización.
Fue autocrítico al decir que había cosas que no se pudieron
y otras que no se supieron hacer. Pero de todos los temas que caracterizaron su
gestión, el que más se destaca es la ruptura con un largo pasado de impunidades
y amnistías, frente a las violaciones del estado de derecho, que marcaron 50
años de la historia argentina, poniendo en marcha una política de derechos
humanos que fuera ejemplificadora hacia el pasado y al mismo tiempo,
responsable de sus consecuencias hacia el futuro. Creó la Conadep, que en su libro "Nunca más",
certificó las personas desaparecidas durante la dictadura. Fue el valiente que
solicitó juicio y castigo a las Juntas Militares que dejaban el poder pero que
aún mantenían la fuerza, el mando y el control de las armas y batallones
militares.
El respeto por la Democracia, los derechos humanos y civiles
y los valores morales, constituyen su legado.
Es nuestro deber, fundamentalmente de quienes ahora nos
gobiernan, honrar sus acciones, poniendo
en práctica día a día sus valiosas enseñanzas.
Su muerte hizo abrazar a todos los argentinos. Carlos S. La
Rosa escribió ese día: "Raúl Alfonsín es el primer mito de la democracia”.
A él debemos volver cuando nos gane la confusión. En su ejemplo debemos
inspirarnos.
Descanse en paz el padre de la Democracia argentina. Que
haya calles, parques, paseos, instituciones que lleven su nombre, será una manera
de rendirle justo homenaje.
En las escuelas del mañana, los alumnos aprenderán la vida
de este abogado, infatigable defensor de la democracia, de la paz y la
justicia, un hombre honesto que gobernó con la Constitución en la mano.
En las escuelas del mañana repetirán todos los días al igual
que él, como un rezo laico, el preámbulo de la Constitución Nacional.
© Los Andes
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