Un debate pendiente
bajo la lupa de especialistas
Sesiones que terminan de madrugada. Diputados corriendo de
un lado a otro para poder cumplir con las comisiones. Reuniones que se
superponen y sucesiones eternas de discursos en el recinto. Son escenas que se
naturalizaron en los últimos años, pero que reflejan las numerosas e
importantes trabas en el funcionamiento de la Cámara baja.
La reforma del reglamento es un debate que los diputados
vienen postergando desde el fin del bipartidismo. Mientras tanto, las prácticas
que tienden a obstruir el curso parlamentario se profundizan: el recinto está
cada vez más fragmentado, las sesiones ordinarias quedaron en desuso y la
actividad se concentra en dos días de la semana, martes y miércoles.
Con ese diagnóstico negativo sobre la mesa, el CIPPEC
(Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el
Crecimiento) elaboró un puntilloso informe al que accedió parlamentario.com,
donde plasmó una serie de propuestas para modernizar y agilizar las reglas de
Diputados.
“Este informe es parte de un trabajo conjunto que venimos
realizando con las autoridades de la Cámara y de la Comisión de Peticiones,
Poderes y Reglamento, para que principalmente se adopten medidas para evitar la
fragmentación”, explicó a este medio Marcelo Leiras, director del programa de
Instituciones Políticas del CIPPEC.
El documento fue redactado por Alejandro Bonvecchi, Nicolás
Cherny y Lautaro Cella. Los especialistas sostienen que “modernizar el Congreso
argentino requiere reformas que incentiven la cooperación entre los diputados y
fortalezcan la efectividad y productividad legislativa, sin perder la capacidad
para reflejar la pluralidad política”.
Entre las principales iniciativas, figuran las de aumentar
el número mínimo de miembros requerido para la integración de un bloque;
formalizar los interbloques; reagrupar las comisiones; poner un límite más
estricto a las cuestiones de privilegio; y hasta instituir sesiones que, en
lugar de tratar leyes, se destinen exclusivamente a los discursos políticos.
Las propuestas del
CIPPEC
Menos fragmentación
Obtener una banca por
una misma boleta no siempre deriva en la pertenencia a un mismo bloque. Según
el CIPPEC, la Cámara de Diputados argentina es una de las legislaturas con
mayor cantidad de bloques pequeños en América Latina: en 2017, 29 de los 40
bloques contaban con tres o menos integrantes. Con la composición actual, hay
nada menos que seis monobloques.
La institución propone
que los bloques tengan "un mínimo razonable" de integrantes. Hoy el
piso es de tres, y el CIPPEC quiere llevarlo a cinco. No sólo eso: sugiere
"premiar" con mayor tiempo en el uso de la palabra a las fuerzas que
cumplan con esa exigencia. Para las que no, instan a reducir el tiempo y
también el presupuesto.
Otra opción es
formalizar los interbloques, una modalidad que se hizo muy popular en los
últimos años, donde los bloques pueden generar alianzas entre ellos sin perder
la identidad. El CIPPEC propone un mínimo de 20 diputados; dotar a sus líderes
de recursos para una secretaria técnica donde surjan proyectos de consenso; y
obviamente, minutos adicionales para el uso de la palabra en el recinto.
Comisiones más efectivas
Entre 1983 y 2017 la
cantidad de comisiones aumentó de 26 a 45. Hoy ocurre que, mientras algunas
concentran los giros y registran hiperactividad, otras se reúnen escasas veces
-o nunca- durante el año. El CIPPEC puja por volver al número original de comisiones
y fusionar las que abordan temáticas afines -por ejemplo, hoy hay ¡tres! que se
abocan a la economía-.
Los martes caóticos de
comisiones ya son moneda corriente. Por la superposición de reuniones, los
diputados deben correr de una a otra para dar quórum y participar de los
debates. Por eso se propone que cada uno pueda integrar un máximo de cinco.
Otro punto adicional
es que los dictámenes de minoría deben tener como mínimo tres firmas de
legisladores. Sucede que varios diputados -según confiesan fuera de micrófono-
firman despachos unipersonales con el sólo fin de disponer de tiempo para
hablar en el recinto. Otro factor que tiende a alargar las sesiones.
Mejor uso del tiempo en el recinto
En el último tiempo,
una herramienta de excepción se volvió una constante. Se trata de las
“cuestiones de privilegio”, esto es, planteos que pueden formular los
legisladores cuando se creen afectados en su honor. Lejos de ese objetivo, los
diputados recurren a ese tipo de mociones para pronunciar discursos políticos
que, uno tras otro, insumen buena parte de la sesión y desvirtúan el debate
parlamentario.
“Las autoridades de la
Cámara están interesadas en poner un límite. Debemos generar mejores
condiciones para legislar”, sostuvo Leiras. Las propuestas del CIPPEC en ese
sentido son concretas: restringir las cuestiones de privilegio a una por
bloque, y trasladarlas al final de la sesión.
Otra sugerencia es la
de instituir sesiones específicamente dedicadas a las declaraciones expresivas,
o bien destinarles un tiempo durante los informes del jefe de Gabinete. Y por
último, se propone una reforma aún más audaz: aplicar un sistema automático
para cortar el uso de la palabra cuando termina el tiempo del orador.
Refuerzo de Labor Parlamentaria
Es la comisión integrada
por los jefes de bloque, donde se “cocina” el temario de las sesiones. El año
pasado, las reuniones de la CLP escasearon por la ausencia total de sesiones
ordinarias en pos de las especiales. De esa forma, el oficialismo evita tener
que acordar con la oposición los proyectos a tratar.
Para reforzar la
construcción de consensos, el CIPPEC insta a que la CLP esté integrada por
bloques con un mínimo de cinco miembros, y alienta a que se integren los
líderes de los interbloques con más de 20 legisladores, de modo de premiar la
agregación.
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