Por Fernando Laborda
Tras el advenimiento de la nueva agenda impulsada por el
presidente Mauricio Macri, con el debate sobre la legalización del aborto a la
cabeza, que ha desacomodado a buena parte de la oposición, el peronismo
comienza a ensayar respuestas.
Mientras la mayor parte del bloque de diputados
kirchneristas -al menos 38 de los aproximadamente 65 miembros del Frente para
la Victoria- han firmado el proyecto de ley presentado por 71 integrantes de la
Cámara baja para legalizar la interrupción voluntaria del embarazo,
representantes del justicialismo no kirchnerista se han pronunciado
mayoritariamente en contra de esta iniciativa, pero algunos de ellos podrían
impulsar una ley alternativa. Uno de los inspiradores de esta última idea es
Diego Bossio, quien ha rechazado tajantemente la legalización del aborto, pero
se ha manifestado en favor de la despenalización de la mujer que incurra en esa
práctica, aunque no la de los médicos que intervengan en ese proceso.
El escenario en la Cámara de Diputados da cuenta hasta ahora
de una proyección según la cual alrededor de un tercio de los legisladores
apoyaría el aborto voluntario "legal, seguro y gratuito" durante las
primeras 14 semanas del proceso gestacional; otro tercio rechazaría esa
alternativa, y un tercer tercio permanecería indeciso.
En el Senado, en cambio, los sondeos indican que una mayoría
de los legisladores rechazarían la iniciativa impulsada por los grupos que
defienden, a partir del derecho de la mujer a disponer de su cuerpo, la
posibilidad de interrumpir voluntariamente el embarazo.
De acuerdo con esta perspectiva, la iniciativa abortista
debería naufragar en el Congreso. Pero las dudas sobre su desenlace surgen
cuando se advierte que no pocos legisladores antiabortistas son partidarios de
soluciones basadas en proyectos más moderados.
Unos 15 diputados, entre los cuales hay siete de Cambiemos,
tres del Frente Renovador y hasta una kirchnerista, la santafesina Silvina
Frana, han presentado un proyecto de protección integral de los derechos de las
mujeres embarazadas y de los niños por nacer que defiende la vida desde la
concepción, al tiempo que propone crear centros de asistencia a la mujer embarazada
en los hospitales públicos y una asignación universal por hijo por nacer que se
otorgará, durante todo el curso del embarazo, a la mujer que no estuviera
empleada, emancipada ni perciba otra asignación familiar.
Diputados justicialistas alejados del kirchnerismo se ubican
cerca de esa posición, aunque barajan -como Bossio- la posibilidad de la
despenalización de la mujer que decida interrumpir su embarazo, pero no su
legalización.
Más allá de esta alternativa, para muchos discutible, en
círculos cercanos a este grupo legislativo, que reúne a más de veinte
diputados, se trabaja en una visión alternativa sobre el tema, a partir de
distintos estudios sobre las muertes maternas. Tras desechar cifras sin mayor
fundamento que han hablado de hasta 500.000 abortos clandestinos por año en la
Argentina y un número de muertes que no tiene un correlato en estadísticas
confiables, esos trabajos señalan que en 2016 hubo 254 muertes maternas, de las
cuales 43 (el 17,5%) fueron por abortos y el 82,5% restante, por causas
obstétricas, directas e indirectas, tales como diabetes, hipertensión, otras
enfermedades previas y complicaciones del embarazo o el parto.
En ese mismo año se produjeron en la Argentina 525 muertes
de mujeres por deficiencias de la nutrición y anemias nutricionales. También se
registraron 233 muertes por tuberculosis, 194 por Chagas y tres por tétanos,
según datos del Ministerio de Salud de la Nación. De allí que legisladores
peronistas que cuestionan la instalación del debate sobre el aborto señalen que
la verdadera urgencia sanitaria no pasa por esta cuestión, sino por las mujeres
que mueren por enfermedades propias de la pobreza.
Y repiten una frase señalada por el especialista en salud
pública y decano de Ciencias Médicas de la UCA Miguel Ángel Schiavone:
"Las evidencias demuestran que la pobreza es el mayor factor de riesgo de
mortalidad materna y el aborto es solo un factor de confusión".
© La Nación
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