El funcionario dijo
que los fondos no eran suyos. Los cinco millones de dólares de Jorge Sapag.
Valentín Díaz Gilligan, subsecretario general de la Presidencia. (Foto/EFE) |
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- El subsecretario general de Presidencia de Argentina, Valentín Díaz Gilligan,
ocultó 1,2 millones de dólares (980.000 euros) en Andorra, un país de 78.264
habitantes entre España y Francia donde hasta el pasado año regía el secreto
bancario. El dinero permaneció en una cuenta en la Banca Privada d’Andorra
(BPA) a nombre de una sociedad, según la documentación a la que ha tenido
acceso El País.
Díaz Gilligan, alto cargo del Ejecutivo argentino que
preside Mauricio Macri, figuró ante el banco como representante de la empresa y
accionista. Sin embargo, el mandatario indica que los fondos no eran suyos.
La cuenta se abrió en 2012, cuando Díaz Gilligan era asesor
del Ayuntamiento de Buenos Aires. Y mantuvo su actividad, al menos, hasta
diciembre de 2014, cuando el político llevaba un año como director general de
Promoción Turística del Consistorio bonaerense.
La cuenta estuvo a nombre de la empresa británica de
intermediación de jugadores de fútbol Line Action. El cien por cien de esta
firma pertenecía a la mercantil panameña Nashville North Inc.
“Como consecuencia del nombramiento del accionista como
director general de Turismo de Argentina, este decide dejar la actividad
comercial que desarrollaba a través de Line Action y vende la sociedad el 3 de
noviembre de 2014”, recoge un acta confidencial de la BPA.
Díaz Gilligan sostiene que el dinero no era suyo y que fue
accionista y director de Line Action por hacerle un favor a un amigo.
“Francisco Casal tenía problemas en su país y me pidió el favor. Tenía un
juicio con el fisco que ganó y no podía figurar. Confiaba en él. La plata nunca
fue mía. Además, yo no ejercía entonces cargo público. Era asesor y facturaba
como autónomo”, indica el subsecretario de Mauricio Macri en conversación
telefónica.
El dirigente explica así porqué salió de la empresa en 2014:
“Pedí que me sacaran. No me parecía bien continuar, ya ocupaba un cargo
político. Tenía una exposición pública, no quería estar en una sociedad donde
no tenía ningún control. No había incompatibilidad, no era ilegal, pero era una
actividad que, además, no me generaba ningún ingreso”.
Díaz Gilligan vendió Line Action el 3 de noviembre de 2014,
once meses después de desembarcar en el Ayuntamiento de Buenos Aires. “Creí que
había cesado en julio de 2014”, justifica. El dirigente abandonó entonces su
puesto de director de la mercantil, pero volvió a ocupar el mismo cargo horas
después, según el registro mercantil de Reino Unido.
El subsecretario de Macri afirma desconocer este detalle. Y
niega que supiera que el cien por cien de esta sociedad pertenecía a una
mercantil panameña, cuyos dueños son un misterio.
La Banca Privada d’Andorra (BPA) advirtió del perfil
político de Díaz Gilligan en diciembre de 2014. Y solicitó a su departamento de
prevención de blanqueo información adicional sobre el cliente. Las cautelas
llegaron después de que el actual subsecretario general de Presidencia de
Argentina se desvinculara de su empresa británica. “Hemos solicitado un informe
detallado del comprador y de las circunstancias de la venta de la sociedad para
valorar la continuidad”, requirió la BPA.
La cuenta de Line Action tenía en diciembre de 2014 un saldo
de 1,2 millones de dólares (980.000 euros). Y se nutría de transferencias de
Uruguay de “clubs de fútbol”, según el banco. Díaz Gilligan es vocal del River
Plate, de Primera División.
Sapag, el gobernador
de los cinco millones de dólares
Por otra parte, la Banca privada d’Andorra (BPA) se negó a
abrir en agosto de 2008 dos cuentas al entonces gobernador de la provincia
argentina de Neuquén (233.000 habitantes) Jorge Augusto Sapag, del Movimiento
Popular Neuquino.
El mandatario, que ocupó el cargo entre 2007 y 2015, planeó
ingresar en este banco cinco millones de dólares (cuatro millones de euros). Y
distribuir los fondos en dos depósitos vinculados a sociedades creadas en el
paraíso fiscal de Belice, según un acta confidencial de la BPA.
Como beneficiario de una de estas cuentas, Sapag quiso
incluir al exsecretario de Recursos Naturales y exministro de Energía de
Neuquén, Guillermo Coco.
El banco calificó a Sapag de Persona Políticamente Expuesta
(PEP), que es como se denominan en la jerga financiera a personalidades que,
por ocupar o haber ocupado un cargo público, deben someterse a un control para
prevenir el blanqueo.
La BPA rechazó a Sapag y Coco como clientes al sospechar que
su dinero procedía de sobornos. “Los fondos corresponden a comisiones y
regalías originadas por las intermediaciones en las renegociaciones de las
concesiones que se otorgan periódicamente a empresas reconocidas en la
explotación de petróleo en esa región”, recogió el banco en un informe interno
fechado el 6 de agosto de 2008.
Sapag preveía transferir inicialmente a cada depósito un
millón de dólares (819.700 euros) desde “una empresa off shore”. “Las cuentas
irán alimentándose anualmente dependiendo de los periodos de renegociación de
contratos”, comunicó el político a la BPA, según esta entidad.
“Coimas del petróleo
de los Kirchner”
La institución financiera zanjó así el expediente de Sapag y
Coco: “Coimas [sobornos] del petróleo de los Kirchner. Rechazada”.
Este periódico ha intentado sin éxito hablar con Sapag y
Coco. Un portavoz del primero asegura que el exgobernador de Neuquén
"nunca abrió ni intentó abrir una cuenta en Andorra ni en ningún lugar del
mundo. Ni por sí, ni por terceros"
Sapag y Coco desembarcaron en la entidad financiera del
pequeño país pirenaico por consejo de su abogado y especialista en “estructuras
jurídicas”, según el banco.
Andorra eliminó el secreto bancario el pasado año. Y sus
autoridades intervinieron en marzo de 2015 la Banca Privada d’Andorra (BPA) por
un presunto delito de blanqueo. Los dueños de esta entidad, que llegó a tener
9.000 clientes y un volumen de negocio de 8.000 millones de euros, niegan las
acusaciones.
Informe: El País
(España)
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